Si bien mi plan A era ir a disfrutar música electrónica con Underworld, opté por mi plan B porque necesitaba algo más íntimo y quizás, con más contenido. Tras una cansada semana, bien me vendría escuchar buena música.
La cita, pasadas las 22:30 horas, parte con una guitarra furiosa y la voz inconfundible de Nano. Poderosa y clara, da paso a un tema clásico del Inti illimani, Sambalando, el cual deconstruye para permitir una personal versión, poco a poco se incorporan los músicos de la banda, para los toques de piano, percusión y bajo electrónico. Mientras toca un lindo tema, Cementerios, aparece entre el público Julio Zegers, años que no le veía y sorpresiva visita para la tocata de un cantor tan joven como Stern.
Daniel Navarrete en bajo electrónico, Rodrigo Bobadilla en flauta traversa, acordeón, Cuatro y saxo y Cristián Latorre en percusiones, generan la magia de un conjunto con gran ritmo y muy bien afiatado. Seguirán las conocidas canciones Camino Real, y Jaque Mate. Ritmos fuertes, la guitarra a punto de cortar las cuerdas, mucha pasión. Un espectáculo lleno de vida y folklore.
Entre el público, mucha familia y amigos, incluido un amigo escandinavo de Stern, Matías, quien está fascinado por el pan con palta (que buen gusto!!!).
En la segunda parte, aparece Claudia, hermana de Nano, compositora y dueña de una voz exquisita, ejecutan un tema muy personal y hermoso. Siguen con un tema que supuestamente es un plagio que Pat Metheny hizo a un desconocido brasileño y que es demasiado famoso, Last train Home. Sigue una improvisación de violín y acordeón, deliciosa. me sentí en medio de una fiesta familiar de una familia de músicos. El escandinavo Matías, es muy gracioso y talentoso. Luego, una seguidilla de temas de Nano con un ritmo excepcional.
Una sesión de música deliciosa, un reencuentro con la música morena y local.