Squadritto : rica y tranquila cena

Es impresionante como pasan los días y los meses, sentía que hace tan poco que había estado en este lugar y ha pasado casi un año. Lo ventajoso de estar en una calle de bajo tránsito y en medio de un barrio con abundante oferta gastronómica, seguramente les ha dado un buen pasar.

Instalados en la terraza, partimos con agua mineral sin gas y mi partner con  coca light, mientras me esforzaba por leer a medialuz la carta. La ceguera nocturna me está haciendo pensar en llevar en el bolsillo mi linterna frontal cuando salga a cenar.

De la gran variedad de pizzas disponibles, nos tentamos con una pizza frutti di mare, un clásico sabroso, el cual acompañaríamos con una fría y deliciosa botella de pinot noir Tabali.

Una cena animada solo por el ritmo de la buena conversación y los sabores, fantástica tranquilidad!!

 

La Hacienda Gaucha : deliciosa cena

Por esas cosas curiosas que no tienen explicación, conocí primero la  sucursal de este restaurante en la Plaza Pedro de Valdivia antes que el local inicial en Vicuña Mackenna. Sin embargo, habiendo disfrutado la calidad de las carnes y el buen servicio, lo consideré una opción segura.

Llegué al lugar, dejando atrás una jornada de más de 12 horas de trabajo intenso pero contento con los resultados obtenidos. En ánimo de celebración, decidí que sería una cena lenta y sabrosa. Partí entonces con mi agua mineral sin gas, mientras repasaba las opciones de la carta. Claramente, la especialidad son las carnes y con preparaciones muy seductoras.

Tras confirmar el calibre de mi hambre, seleccioné un plato llamado Lomo Principado, un delicioso lomo bordeado con panceta, champignones, salsa de 4 quesos acompañado de papas rostik. Al paso, también solicité la carta de vinos que sorprende por su gran variedad de cepas, en donde encontré un Montes Classic Series Malbec.

Un plato abundante en cantidad y sabores, una verdadera delicia y que además quedó enaltecido con la delicia del malbec. Esta cena exquisita solo me permitió un cierre de café negro, definitivamente no era posible un postre.

Caminando de regreso a casa, terminé de despejar mi mente y completar el disfrute de esta noche de verano con algo de brisa.

 

5to Cheers : un café transformado en restaurante peruano

Dado que soy frecuente paseante en cleta por el Parque Bustamante, conocía este sitio por ser un café bastante llamativo. Sin embargo, esta noche en que buscaba una opción para cenar descubrí una rara transformación, ya que de café no quedaba nada, era simplemente un restaurante peruano y algo más, muy latinoamericano. Es posible que siempre haya sido lo mismo, pero no lo había notado.

Como soy proclive a la experimentación, me instalé en la rica terraza enfrente al parque y me dispuse a disfrutar. Partí con un pisco sour, bastante normal debo decir. El personal de servicio un poco distraído, lo cual impacienta al menos a mí.

En la carta bastantes opciones peruanas y mi selección fue un plato de Camarones Tropical, una delicia de camarones envueltos en pollo a la plancha y bañados en salsa de maracuyá sobre un puré cremoso. Lo fatal, es que el plato llegó frío y debí devolver. Vaya que son importantes los detalles!!! (regresó bien caliente y sabroso, por suerte)

Para acompañar mi plato, en la carta de vinos – bastante interesante-  descubrí un Tabalí reserva Syrah que vino de maravillas para esta exquisita cena.

Esta noche no estaba para postres, así es que cerré la incursión con un café negro.

La Bodeguita de Cristóbal : regreso a un clásico

Este sitio en Bellavista  debe tener unos 15 años de existencia pero cambio de dueño hace un par de años y esta noche en que caminábamos sin rumbo en busca de algo nuevo, apareció la oportunidad de probar.

Instalados en la terraza, el único lugar con una temperatura aceptable, partimos por pedir una jarra de sangría, una solución deliciosa para la sed y el calor.

Después nos dimos maña para elegir, entre la abundante oferta de opciones, las tapas que nos dieran fiera muestra de la capacidad del lugar. La selección resultó muy ecléctica, tapas de jamón serrano, tortilla de papas, gambas al ajillo, croquetas de la casa (pescado), todo acompañado de un ensamblaje con syrah, merlot y cabernet sauvignon.

Desde nuestra posición podíamos observar una próxima salsoteca en la que se asomaba una mujer gorda impresionante, reluciente en su vestido azul  de fiesta, invitaba a los paseantes, muchos extranjeros, a pasar al sitio de bailes. Una anécdota muy particular.

La delicia de las tapas la continuamos con los postres, donde  nada mejor encontramos que un tocino del cielo (un típico postre andaluz)  y helado de turrón.

Gran cena, divertida y llena de sabores.

 

Perú Mágico : sabor y mal servicio

Recorrer restoranes peruanos es casi un hobby y hace tiempo que escuchaba de este local en Pedro de Valdivia, así que acepté la oferta de cenar allí.

El lugar estaba muy lleno, pero había un par de mesas, el problema es que los mozos parecía que no se daban cuenta. Tomé la iniciativa y me instalé en la mesa que elegí y comencé a llamar a los mozos, claramente sordos o definitivamente hastiados de trabajar. Debo reconocer que tengo poca paciencia para esperar en un restaurante, por lo que me armé de paciencia y tras un rato fui atendido.

La partida como de costumbre con un buen par de pisco sours y para acompañar me pareció interesante probar la versión  del pulpo al olivo. Deliciosa!!

Ya concluida la entrada, otro esfuerzo para conseguir pedir los platos de fondo. Finalmente salió el pedido con una corvina Perú Magico, una corvina con un gratinado de queso mozarella, rellena de camarones, pulpo, jaiba y acompañada de un puré de papas al ají amarillo y un clásico lomo salteado, ambos platos excelentes y acompañados de un buena botella de vino.

Nada más que decir, el sabor notable, pero la experiencia mala, no me gustan los sitios con mal servicio.

Regreso al Epicúreo : descendiendo del ranking

Ya había pasado un buen tiempo desde mi última visita a este lugar. Siendo un poco tarde para los estándares santiasqueños, al notar que estaban atendiendo, no lo pensé más e ingresé.

Muy poca gente en el interior, fue fácil ubicar una buena mesa y me dispuse a solicitar a la chica de marcado acento argentino, una botella de agua mineral sin gas. Revisé con detalle la carta y ahí comenzó una insólita secuencia de platos con los que me tentaba seguida de la respuesta de la chica indicando que no había o no quedaba algún ingrediente esencial para mi selección. Estuve al punto de retirarme indignado, pero decidí hacer mi último intento.

Elegí un tentador fetuccini de la casa con camarones salteados al oliva y merkén, un sabroso plato que acompañé con un carmenere reserva de Tabalí.  Con posterioridad pedí un café y unos crepes a la naranja estupendos, con lo cual cerré esta extraña cena.

Habiendo tenido en el pasado ricas experiencias en este lugar, quedé algo choqueado con este trance y definitivamente, creo que no volveré por un largo periodo.

La Pescadería : un aporte al barrio Bellavista

Noche calurosa de verano y con ganas de cenar algo rico y de preferencia en un lugar desconocido. Por lo tanto, definí una ruta en dirección al barrio Bellavista y comencé a caminar.

En calle Mallinckrodt se acaba de instalar un restaurante que tiene presencia en Borderío,  con fama de gourmet y rico. Se trata del nuevo local de  La Pescadería de Walker. Un sitio tan nuevo que de no mediar mi curiosidad, no habría ingresado pues salvo una pareja, estaba vacío.

Un local grande, espacioso con mesas por la periferia y unos grandes mesones por el centro, una ambientación sencilla pero con estilo. Mientras me preparaba para conocer que sorpresa recibiría esta noche, pedí mi habitual  agua mineral sin gas y solicité las cartas.

Lo primero que llama la atención es la estupenda variedad de platos marinos y como me gusta averiguar más, conseguí saber que además, fuera de la carta, habían locos. Mmmmmhhh!!, irresistible y como no estaba claro como podía servírmelos, vino el mismo chef a negociar conmigo como sería mi entrada. Finalmente, resultó un conjunto de locos de mediano tamaño, delicadamente blandos reposando en una cama de lechugas y un set de 4 salsas para probar sabores. Maravillosos!!

Para los fondos, nuevamente en animada conversación con el chef, terminé por pedir una corvina a la plancha con una salsa roquefort y acompañada con papas hilo. A este plato agregué el delicioso acompañamiento de una botella de Montes Limited Selection pinot noir frío y mantenido en la cubeta de agua y hielo como me gusta.

Una delicia que disfruté lentamente en la tranquilidad sorprendente del lugar y que solo pude cerrar, cuando bebí mi café negro.

La Pescadería dará que hablar, está genial!!!

Santiago a Mil : recuento de mi primera semana

Enero es el mes más vertiginoso de mi existencia, cada año pone a prueba mi versatilidad y sobretodo mi paciencia pues concentra la mayor actividad cultural del año en  pocos días, haciendo imposible la ubicuidad. Ciertamente me da vértigo enfrentar este primer mes del año, a sabiendas que es imposible asistir a todas las actividades filete que ofrece la cartelera.

Armado de mucho valor y humildad para poder renunciar a algunas opciones mientras disfruto otras, partí el periplo con una obra imperdible.  Gladys, un drama sistémico  sostenido con las actuaciones increíbles de magnos actores (Catalina Saavedra, Sergio Hernández, Coca Guazzini, Ignacia Baeza, Antonia Santa María, Álvaro Viguera) y que a pesar del calor insoportable del Teatro El Puente, resultó ser una pieza magistral, intensa, deliciosa e inolvidable.

A la salida, pasamos a servirnos una exquisita tabla y vino a un lindo lugar, el Magno Club Lounge en Bellavista. Un sitio de delicioso diseño y estupendo servicio. Esta primera visita va a tener que repetirse para explorar mejor la carta de platos y la interesante carta de vinos que ofrece.

La siguiente obra, fue un monólogo protagonizado por Brontis Jodorowsky, hijo de Alejandro y que colaboran para crear El Gorila, una obra sorprendente con una reflexión profunda e intensa de la existencia humana. A la salida, decidimos probar el restaurante Mar Abierto, un decepcionante lugar por lo lento de la atención y la casi inexistencia de  lo ofertado en la carta. Prácticamente todo agotado y ni siquiera lo advierten. A pesar de todo, lo que probamos estaba sabroso. Tras el «incidente», nos dirigimos a una buena sesión de jazz en Thelonious, que tenía a Felipe Riveros Trío para nuestro deleite.

Una obra extraña y no por ello menos disfrutable fue Lo que es posible hacer con alguien, una suerte de reflexión acerca del poder del lenguaje y la educación como moldeadora del ser humano. A ratos inquietante por su rudeza, es una obra compleja y un poco agotadora. Para la hora de los comentarios, nos dirigimos a  Casa Lastarria, en esa deliciosa terraza que posee.

El siguiente filete fue una obra argentina, Estado de Ira, un sorprendente montaje lleno de humor e inteligencia y que muestra la complejidad de las relaciones humanas. Es tan rápida que hay que estar 100% atento para poder seguir la genial trama. Imperdible!!!

Para el cierre de esta semana, fui a ver Lo que puede un cuerpo, un impresionante montaje coreográfico individual de Claudia Vicuña con música de Carlos Cabezas y vídeos  del cineasta José Luis Torres Leiva. Extraordinaria pieza de arte escénico y extasiante  el dominio del cuerpo de la bailarina. Para un sabroso cierre, decidí pasar por la vieja Fuente Alemana y servirme mi sandwich preferido en ese lugar, una frica palta mayo con una deliciosa cerveza.

Santiago a mil, está realmente bueno!!!

 

 

 

 

 

 

Le fournil, una cena de madrugada

Tuve un día extraordinariamente ocupado y cuando fui capaz de sentir mi cuerpo, constaté que estaba furiosamente hambriento. El problema era que pasaban la 1:30 horas, es decir una madrugada y yo con mi hambre galopante, extremo en todo sentido.

Una rápida revisión mental y aposté que en el Patio Bellavista debía haber algo operando por lo que rapidamente me desplacé hacia ese lugar. No me equivoqué, había una ebullición de gente, muchos sitios abiertos y me relajé para poder elegir algo rico.

Tras un par de vueltas, claramente mi mejor opción era Le Fournil, un lugar que incluso mejor habría aprovechado más temprano pues tuvo  una sesión de jazz. Sin embargo, tengo buenos recuerdos del sitio y no los dejaría de usar.

Me instalé en la terraza, con fresca brisa a pesar que la temperatura ambiente seguía siendo alta. Mientras bebía mi ritual agua sin gas, revisé la carta y me pareció atractivo un tournedo de filete de res a la pimienta con ratatouille, para el cual encargué, desde la carta de vinos un petit verdot de  Santa Carolina 2009.

Mientras esperaba, se acercó otro mozo, a quien conozco muy bien pues trabajaba en Ambrosía y siempre me dio una atención de primera. Conversamos acerca de su elección de abandonar su trabajo anterior y dedicarse a Le Fournil, no me cabe duda que será un gran aporte pues tengo los mejores recuerdos de su atención de calidad. Rara especie, profresionales del servicio en restaurantes hay pocos y este muchacho es notable.

Me divierte el hecho que él piensa que escribo para alguna revista, pues tomo notas mientras como algo rico, pero le comenté que simplemente soy un gozador amateur, que disfruto comer y que escribo para no olvidar lo que he disfrutado.

A pesar que pude desilusionarlo, me vino a ver un par de veces más para comentarme por ejemplo, que ya iba a estar la programación de jazz del lugar y que le estaba yendo bien en este nuevo trabajo. Me alegré con él, es delicioso poder trabajar en lo que nos gusta y además poder compartirlo con gente que lo aprecia.

Pasadas las 2:30 AM emprendí el regreso a mi hogar, tras una cena deliciosa a pesar de la ruidosa vecindad.

 

Volviendo a Pachamama por una buena cena

En uno de esos días en que comienza a sentirse cierto tedio por el calor y la sobrecarga laboral, necesita algún disfrute potente. Mi buena estrella me aseguró además compañía, por lo que esta vez la cena sería compartida.

Llegamos al Pachamama un poco después de las 22 horas y para mi sorpresa, estaba llenísimo. Es increíble como en poco tiempo, este lugar alcanzó la predilección de mucha gente. No obstante ello, muy rápidamente tuvimos nuestra mesa preparada y encargamos los pisco sours peruanos de rigor.

Para amenizar los preparativos nada mejor que un  pulpo al olivo, plato clásico de la exquisita gastronomía peruana, consta de blandas láminas de pulpo con aceite de olivas y una delicada salsa de aceitunas, qué maravilla!!!

Mientras acomodaba progresivamente la sensación térmica en mi cuerpo, pensaba como nadie más tiene esta terrible aversión al calor. En fin, normalmente tardo unos 10 minutos en ambientarme. En ese tiempo, hojeamos la carta para hacer una adecuada selección de platos.

Mi partner se fue por un tradicional ají de gallina y por mi parte, me tenté con un sudado Pachamama, pescado al vapor con vino blanco, cebolla, tomate, cilantro y las típicas especias peruanas. Un plato genial para cena, liviano y sabroso. Cómo es natural, busqué en la carta de vinos algo apropiado para acompañar el disfrute y el elegido fue un Pinot Noir Montes Selection del 2009, frío como corresponde. Igual solicité la cubeta de agua y hielo, para mantenerlo en la temperatura de servicio.

No cabe duda, este restaurante peruano es una delicia!!.