Más de un año había pasado desde mi última visita al Mesón Nerudiano, pero ya era hora de volver a disfrutar la poesía, el humor y el talento de Eduardo Peralta y sus invitados.
Han pasado 420 semanas desde que comenzó este ciclo de trova y canciones brassensianas en este lugar y la verdad que cada vez que lo visito, me divierto tanto como la anterior. Un verdadero mérito que va de la mano del encanto particular que Eduardo Peralta posee y del hecho que quienes visitan el Mesón Nerudiano comparten en general ciertos principios de apertura mental y de convivencia, todo lo cual lo hace especialmente disfrutable.
Esta noche, llegamos algunos minutos antes del show para alcanzar a pedir las aguas minerales que inician la sesión de disfrute, seleccionar picoteos del mar y de la tierra e incluir un rico vino de ensamblaje, que nos acompañase en la aventura poética y a veces arrabalera que los trovadores nos hicieron disfrutar hasta pasada la medianoche.
No cabe duda que Georges Brassens es un ícono del lugar y Eduardo Peralta es un fantástico cultor del estilo del poeta francés, asimismo el iquiqueño Flopy pone la nota chispeante, graciosa e inteligente. Son un gran espectáculo!!