Candil : un regreso de la mano del hambre

Hace mucho tiempo que no regresaba a este sitio que formó parte relevante de mis incursiones muy nocturnas en el pasado. Claramente no es un lugar de cenas sino de contención de ataques de hambre (que sufro a menudo) y esta noche se desató esa imperiosa necesidad que puedo apaciguar aquí.

Si bien han cambiado casi todos los mozos, la oferta del lugar sigue siendo la misma y es lo que esperaba. Elegí lo de siempre, un kebab Candil, mi favorito, un gran pan pita relleno con esos cortes de pollo asado en la espada, repollo, tomate, cebolla, palta y mayonesa. Qué delicia!!

Por supuesto que acompañado de un buen trago, un Havana Añejo mientras observaba una sorprendente selección de videos musicales de los 80. Tantos años que dejé de ver TV, pero una gran cantidad de video clips los reconocí al toque, lo que me sorprendió gratamente.

Candil, sigue siendo una gran solución al hambre urgente

Regreso al Candil : gran opción nocturna

Para esas noches de gran actividad, especialmente después de un buen recital de música en vivo, en que el hambre está desatada y nada parece calmarla, tengo una histórica solución. Ir al Candil.

Es un pequeño sitio en Providencia cuya especialidad son los kebabs, una versión bien especial de este antiguo plato persa (hay otras versiones). Un gran pan pita relleno con cortes de pollo intensamente adobado con especias, repollo, tomate, palta, cebolla y mayonesa. Mmmmmhhhh, exquisito.!!

Debo reconocer que no hay que ir muy seguido, porque es un bombardeo atómico al hígado, pero su sabor y tamaño hacen las delicias de quienes solemos andar en el sector en las nochas estivales (o casi).

Gracias Candil, una buena solución!!.

Aplicando Candil y lluvia

Ya que salí un poco tarde de mi trabajo, decidí darme un regalo y cenar afuera de casa. Hace bastante tiempo que no iba al Café Candil, un sitio sencillo, muy bien atendido y ofrece algo que me encanta. Se trata del Kebab Candil, un pan pita tostado, abierto y del tamaño de un gran plato. En su interior, pollo marinado con ricas especias, lechuga, cebolla, tomate, palta y mayonesa. Una delicia de sabores!!!

No fui capaz de comerlo todo, después de todo es una pequeña bomba. Pero se agradece la abundancia y los sabores.

Tras la cena, en que aproveché de leer algunos artículos pendientes, tuve que armarme de valor. Salí en medio de un temporal de lluvia y viento (Santiasco, al menos se podrá respirar buen aire por un rato), rumbo a casa. Caminar bajo la lluvia sigue siendo para mí, un delicioso placer.

Pequeños detalles pueden ser tan disfrutables.

Un viernes muy particular

Este viernes tenía tantas ganas de almorzar algo rico con mi compañera, pero el destino definió otra cosa. Fue un día triste.

Por la noche, decidí ir a disfrutar un filete musical en Sala Master. Se trató de la magnífica banda de fusión latinoamericana Entrama. Como siempre ha sido, extasié con un despliegue de virtuosismo en la ejecución de instrumentos y creaciones singulares. Delicioso espectáculo, aunque no suficiente para darme el ánimo. No es culpa de ustedes queridos amigos de Entrama.

Después de la música solo me quedaba iluminar mis tripas con un rico candil (en clave imperdible, General Salvo con Providencia) y eso hice.

Hay viernes que deberían ser lunes.

Un Candil para el hambre

Tras el emocionante recital de Patricio Manns, salimos con el hambre a cuestas y muchas ganas de conversar. Los pasos se dirigieron en control automático a ese pequeño local de Providencia con General Canto, El Candil.

Una botella de cabernet sauvignon fue acompañamiento obligado de esos Kebabs delirantes, casi lujuriosos por su sabor y los buenos recuerdos que evocan.

Buena música pop, poco gentío y mucha conversación dieron pauta a la cena. El cansancio de una semana pesada y las expectativas de un weekend disfrutable, trajeron aceleradamente el sueño como postre.

Una película a medio ver, me espera en casa.