En mi tradicional y frecuente dilema acerca de como combinar una sesión de trabajo con un buen disfrute, invité a un amigo a almorzar mientras poníamos en orden una gran cantidad de temas que requerían análisis y priorización.
Para ir a la segura, decidí el rico restoran Amaranto en el centro de Santiasco, que hasta la fecha siempre ha sido una selección afortunada y sobretodo exquisita.
Recién instalados en el lugar, me sorprendí al saber que ya no tenían el tradicional buffet, aparentemente no estaba resultando rentable. No obstante ello, igual ofrecen un menú de calidad y a un precio muy razonable.
Partimos con una crema de lentejas maravillosa, debe ser una de las mejores que he probado en hartos años y de verdad me habría repetido el plato. Para el fondo la selección fue evidente, una tilapia con crema de acelgas mientras mi partner la acompañaba con unas papas cocidas, tratando de darle un toque light.
Como el tiempo pasa implacable, pasamos al postre y café y luego con paso forzado de regreso al trabajo. Amaranto claramente marca la nota deliciosa en los restoranes de hoteles del centro.