Ir por una sesión de Jazz y Bossa, fue una tentación irresistible para el día sábado. El destino, el club de jazz Miles de Bellavista.
Llegué sobre la hora anunciada de comienzo del show de Ana María Meza, un sitio bastante lleno con muchas parejas y pequeños grupos de amigos. Tras una espera superior a los 15 minutos, sin que se acercara ni se viera mozo alguno (aunque circulaba una gran cantidad de personas que parecían trabajar o pertenecer al lugar), me levanté y fui a pedir directo al bar mi trago jazzístico (un buen ron). No pude evitar reclamar por el mal servicio y la explicación fue doblemente triste, una chica se había accidentado y por lo tanto solo había un mozo para todo el local (además del barman), triste no, pero también triste que no tuviesen un plan B para atender el lugar.
Hace tiempo que no iba al Miles y la verdad que es un sitio bonito, bien ubicado, con buena amplificación e iluminación, pero en franco deterioro de su calidad de servicio. Que mal.
La voz dulce y bien formada de Ana María Meza y buenos músicos, salvaron la experiencia, ya que fue un delicado desfile estilístico de jazz tradicional y buen bossa nova.
Miles, tienen que mejorar.