TapasPassion : demasiado rico

Un día especial pues me juntaba con una gran amiga a quien no veía hace varios meses debido a mi especial sobrecarga laboral y también extra-laboral. Nos concertamos con una semana de anticipación para ir a comer algo rico juntos y dar rienda suelta a una puesta al día sin límites de tiempo.

A la hora prevista, pasé por ella a su lugar de trabajo y caminamos hacia un nuevo destino en la zona de Pedro de Valdivia. Un sitio que divisé varias semanas atrás en mis habituales paseos de reconocimiento en cleta. Por fuera, se veía interesante, marcado por la idea de españolas tapas, pero en su interior me llevé una sorpresa mayor.

Un local hermoso, bien diseñado, con un estilo muy moderno, algo muy evidente en el mobiliario delicadamente elegido, los colores, el minimalismo estético y la grata atención.

Elegí la terraza interior, tranquila, bastante espaciosa y moderada por el delicado sonido del agua cayendo por una pared y suficiente sombra para un buen estar.

Partimos encantados con unas copas de sangría tapaspassion, un fresco elixir ideal para los días de canícula excesiva de este Santiasco.

Revisada la carta, claramente el estilo es lo pequeño y sabroso. Así que salomónicamente propuse que cada cual eligiera 3 tapas y que compartiéramos los sabores seleccionados. La lista de delicias resultó en unas gambas con gabardina, unas exquisitas patatas bravas, las increíbles bombas de carne, unas potentes croquetas passion, los exóticos pintxos de hongos con jamón y un increíble arroz cremoso con setas, recomendación de la atenta moza.

Como era de esperar, busqué en la carta de vinos algo especial y me encontré un viejo conocido, un Pinot Noir William Cole Mirador, fantástico para acompañar el festín.

Considerando la increíble calidad del lugar, me sorprendí que no hubiese muchos comensales. Quizás, no era el día más típico, pero me asombré con la oferta. Delicioso!!!!

Al final de nuestra larga tertulia, no había espacio para postres pero si para un buen cafe negro, que disfrutamos lentamente mientras cerrábamos esta experiencia exquisita.

100% recomendable, TapasPassion es una maravilla.

 

Vista Cordillera : almorzando en cleta

Ya pasaron más de tres meses desde mi último biketrekking, pero en este día inexplicablemente llevaría a cabo otro a pesar de tener otros planes. Desperté relativamente temprano aunque no lo suficiente para ir a un paseo Malayo que hoy tenía por destino el lindo cerro Pintor. Sin embargo, como me precio de manejar más de un plan, decidí salir en cleta a pasear por senderos en el cerro San Cristóbal.

Antes de acometer el cerro, me dediqué a pasear un poco y rescatar algo de arte callejero tomando algunas fotografías. Ya con el cuerpo preparado, tomé aliento y subí tan rápido me fue posible hasta la cumbre del cerro. Qué delicia, a pesar del cansancio, el cuerpo se llena de placer y el premio de un jugo de mote con huesillos termina de gratificar el momento.

Bajé del cerro alrededor del mediodía y mientras disfrutaba la brisa del descenso, me puse a pensar que tenía rango de tiempo suficiente como para escaparme de Santiasco e ir a almorzar al Cajón del Maipo. No dejé tiempo para cambiar de opinión y me lancé a la aventura. Me fui por Pedro de Valdivia hasta la ciclovía en la misma calle y luego conecté con la ciclovía de Dublé Almeyda. Luego Macul y de ahí derecho hacia Avenida La Florida. En el camino compré una botella de hidratante y continué pedaleando.

Al comienzo del camino El Volcán hay una picada de mote con huesillos, lugar preciso para refrescarse, sentarse un rato y de paso llenar la botella con heladito jugo para el resto del viaje

Pasé por La Obra, luego Las Vertientes y más allá El Manzano. El rico restoran Calypso cerrado por vacaciones y de pronto, aunque he pasado unos 10 años por aquí, esta vez me si pareció buena idea detenerme en el Vista Cordillera. Un sitio sencillo, bastante concurrido y con una terraza que era mi mejor opción en ese momento.

Partí pidiendo una vaina, mientras llegó pan caliente, mantequilla, pebre y una salsa verde al cilantro. Revisada la ca.rta, me pareció que el gasto calórico realizado hasta el momento, bien merecía algo contundente. Entonces, el plato elegido fue un enorme filete a lo pobre servido en un hirviente  plato de fierro rodeado de las papas fritas y coronado por la cebolla y los huevos fritos. Tremendo y delicioso plato!!!. Para que el disfrute fuera completo, pedí un carmenere reserva de Marqués de Casa Concha, un caldo tinto potente para engrandecer mi almuerzo.

Me hizo por un buen rato compañía un perro chico llamado Washington, quien se empinaba en dos patas para saber si me quedaba comida y luego colocaba su barbilla en mi pierna y gemía suavemente pidiendo. Me ganó la ternura y la técnica manipuladora del quiltro, así es que compartí mi filete con él.

Tras un merecido descanso, comenzó el retorno que tenía la ventaja de ser en gran medida de bajada, aunque con el terrible calor de igual manera era bastante el esfuerzo. Me detuve nuevamente en la picada del mote con huesillos cuando llegué al comienzo del camino y pude cargar mi botella con algo refrescante, para poder llegar a casa finalmente tras 90 kms en cleta.

Buen paseo!!!

 

Waldini Pizzería : rica opción

Buscando un nuevo lugar en donde almorzar tarde (en realidad muy tarde) tras un buen paseo en cleta, encontré una pizzería  muy estilosa a la entrada de calle Constitución. A mi llegada, solo se escuchaba al interior el monólogo incesante de un mozo argentino que parecía amar escucharse y las mozas no se aparecían por la terraza en la calle en donde me había instalado.

Una vez que logré llamar la atención, una atenta chica me trajo la carta en donde claramente dominaban las pizzas rojas (al pomodoro) y blancas (sin salsa), ricas combinaciones de ingredientes que me tentaron rápidamente. Sin embargo, recordé que tenía un compromiso de cena en poco rato más (era harto tarde mi almuerzo)  y por lo tanto, me fui por una que Focaccia Waldini, un exquisito pan con pasta de aceitunas, queso de cabra, salmón, ciboulette y berros.

El delicioso sandwich lo acompañé con un refrescante mojito, que me hicieron recuperar las calorías que gasté en 35 km de cleta disfrutados momentos antes.

Waldini es una delicia!!!, regreso prometido.

 

El Antojo de Gauguin : a pesar de todo me sigue gustando

Se me hizo tarde para almorzar  y tenía mucha hambre, por lo que salí a caminar buscando un sitio en donde saciarla. Por esas cosas inexplicables terminé una vez más revisando la oferta del Patio Bellavista, abundante pero de gustos que no siempre comparto. De pronto me encontré enfrente del restaurante de unos queridos amigos, me refiero al Antojo de Gauguin, que siempre me salva en estos trances.

A pesar que el cambio de mozos no siempre es afortunado, tengo la creencia que la calidad de la comida permanece. Tras conseguir que me atendieran, llegó a mi mesa en la terraza interior una Tabla de rellenitos mixtos y una porción de hummus, algo que me hace delirar de placer. Pedí también una botella de Palo Alto Ensamblaje de Cabernet Sauvignon, Syrah y Carmenere, una deliciosa compañía para mi tardío almuerzo.

Perdí la cuenta de los años que visito este lugar, pero debo reconocer que la calidad de la comida ha permanecido, no tanto el servicio, ya que al principio fueron los dueños quienes crearon la impronta que se ha ido perdiendo. Igual, me agrada volver de vez en cuando.

Este lugar me sigue gustando!!!

 

OlivaLimón : visita al Mirador

En esas raras ocasiones en que debo ir al palacio del consumismo, un mall, preferí hacerlo con alguien que disfruta estos sitios, mi madre y una hermana, regalándome así la oportunidad de un encuentro familiar.

Llegué con bastante ventaja en tiempo, por lo que rápidamente me fui a cumplir mi cometido y quedar liberado para dedicarme solo a conversar y disfrutar algo más. La hora pasó lentamente y mis tripas comenzaron a reclamar alimento, así que decidí darme un pequeño gusto sirviéndome un sándwich y un rico jugo natural, a modo de aperitivo.

Cuando llegó mi familia, ya había completado mi tentempié y estaba en condiciones para iniciar el recorrido en común. Tras un rato de caminata, tanteé si había hambre y como la respuesta fue positiva, encaminamos los pasos hacia El Mirador, en donde espera elegir algún rico restaurante para invitar el almuerzo.

Nos llamó la atención un sitio que no había conocido antes, un local de diseño moderno, oferta de comida mediterránea, con buena música y agitada atención. Instalados en la terraza, partimos por pedir unos pisco sours para degustar una tabla extraordinaria con causas, ceviches y ostiones.

Los platos de fondo fueron otra sorpresa, una pasta  papardelle al huevo con  palta, nueces, tomates perla, parmesano y albahaca. Una corvina sobre canelones rellenos con jaiba, queso azul y pomodoro y unos ravioles al aji amarillo rellenos con pollo y nuez. Notables platos que disfrutamos lentamente en conjunto con una botella de pinot noir Cartagena del rico valle de San Antonio.

Fue un almuerzo largo y conversado, coronado por la mezcla deliciosa de sabores que incluyeron unos ricos postres y café.

OlivaLimón me encantó, lo anoto para volver!!.

 

Krrtrekking en Valparaíso, una jornada deliciosa

Este debe ser el paseo que más quiero, no solo porque el puerto es adorable sino porque siempre hay muchos filetes para disfrutar. debíamos ir a Valparaíso porque era necesario recoger un server para alojar el sitio de una iniciativa que estamos trabajando, pero después de todo solo  era una excusa para poder salir a disfrutar

Visitar el puerto de Valparaíso siempre es grato y especialmente ir a sus cerros, llenos de sorpresas gastronómicas. Todo partió con un buen propósito, pasar a la casa de un amigo quién nos vendía un servidor pro para montar Bancoideas, que ya requería algo mejor que el tarro noventero en que lo teníamos montado. No obstante ello, teníamos claro que íbamos a pasar un buen día disfrutando la quinta región.

Nos acercamos al cerro Bellavista y comenzamos a caminar, la única forma de conocer de verdad un lugar, fotografiamos increíbles grafittis y pinturas famosas que adornan preciosamente los faldeos de este cerro.

Tras unas cuantas vueltas, el hambre comenzó a manifestarse y tratando de no terminar en los lugares conocidos, el instinto travieso nos condujo a un sitio que estaba inaugurando su primer día. Me encanta ser parte de la fiesta de un primer intento y mejor aún cuando hay tanta energía ´puesta en ello. El lugar anteriormente estaba ocupado por un restoran muy poco atractivo, pero ahora me di cuenta que había algo más y decidí invitar a mis acompañantes a pasar. Una grata intervención de la arquitectura original, privilegiando los espacios y sobretodo la increíble vista de la costa.

Se trataba del restaurante Confieso que he comido, (lindo nombre), un emprendimiento de un profesor de gastronomía del Inacap y varios alumnos que le acompañan en esta aventura.

Instalados en la mejor posición del lugar, nos relajamos y dispusimos a disfrutar. Chic@s nervios@s, quienes atendían, después de todo era su primer día, adornaron la mesa y tomaron el pedido. Iniciamos el disfrute con pisco sour con albahaca, y pronto llegó un appetizer con un cubito de congrio crudo con cebolla morada caramelizada y verduras al dente, una delicia increíble de regalo del chef.

Pedimos nuestros fondos, Penne con salsa de mariscos para dos de nosotros, también un congrio con pastelera de choclo, unas delicias que disfrutamos junto a un pinot noir Leyda 2010. Terminados esos platos recibimos el regalo de otro appetizer  con maracuyá, ideal para limpiar las mucosas.

Salí a fumar un cigarrillo y el dueño del sitio me siguió para conversar un rato. Profesor del Inacap, renunció para formar con un socio este lugar, de paso arrastró algunos alumnos, quienes muy nerviosos, fueron nuestros circunstanciales mozos.  Entusiasmado y comprometido con su proyecto, me dio la mejor impresión y le deseé lo mejor, disfruto mucho estos momentos.

Extasiados, nos abalanzamos sobre unos postres, tartaleta de nueces y arándanos, sobre la que no hubo discusión, solo placer y el respiro de un té de hierbas.

Que rico lugar, aún partiendo hoy, promete ser un acierto en la oferta gastronómica de Valparaíso. Seguimos nuestro paeeo, fotografiando la increíble muestra pictórica que hace de del puerto un gran sitio, visitando la miriada de pequeños locales de artistas, muchos de ellos extranjeros enamorados de este territorio maravilloso.

Caminando por varias horas, cambiando de cerros, llegamos a un sitio para tomar onces, una práctica muy criolla, me refiero a La Colombina, un lugar tradicional del cerro Concepción, en donde bebimos café y pasteles, en mi cso un increíble café helado, sabores que fueron el preludio de nuestro final y verdadero objetivo, retirar nuestro nuevo servidor-

 

Fusión Peruana : nueva opción en Bilbao

Una noche de caminata tratando de refrescar mi mente y cuerpo, me llevó a conocer un sitio que lleva poco tiempo de recorrido y que por tratarse de comida peruana, imaginé de inmediato, que podría ser un disfrute.

Instalado en la terraza frente a  la ruidosa avenida Bilbao, pero con la brisa de la noche que prefiero, inicié el viaje con un pisco sour. Un tanto dulzón, pero razonable y con la oferta del peruano mozo de «arreglarlo». La verdad es que prefiero ser sorprendido con un buen resultado a la primera y no tener que corregir.

Un tanto inexpertos los mozos, todos peruanos con esa grata forma de pronunciar y buen vocabulario, pues me costó hacer entender que me gusta comer ceviche junto al aperitivo y que debía apurar mi pedido de ceviche fusión, un enorme plato con cubos de corvina, calamares, camarones y una interesante lluvia de cilantro. Muy rico, pero decidí dejar un tercio del plato para poder seguir comiendo otros sabores.

Revisé la carta completamente y finalmente la elección fue un salteado Mar y Tierra, sabroso trozo de filete montado sobre un risotto al ají amarillo y azafrán con camarones salteados al pisco, cebolla morada y tomate. Una maravilla que tuve que acompañar con una botella de cabernet sauvignon ya que después de tres intentos por otras cepas, no habían más opciones. Muy pobre la oferta de vinos y mucho desconocimiento del personal acerca de lo que existe disponible o lo que marida con un plato.

A pesar de los inconvenientes, confieso que la comida está muy sabrosa y espero que mejore mucho el servicio para constituirse en una buena opción en la competitiva oferta peruana.

 

Phone Box, almorzando con cleta

Estos domingos con demasiado calor, no he ido a la montaña pues me deshidrato con solo pensarlo. Sin embargo, no puedo dejar de considerar una buena dosis de ejercicio y disfrutes de un paseo en cleta.

Pasado el mediodía, tomé por la ciclovía de Antonio Varas hasta conectar la ciclovía de Simón Bolívar, la que hace pocos meses  fue extendida hasta Américo Vespucio. Tras darle una mirada a las películas que se exhiben en el cine del lugar, seguí pedaleando por Vespucio hasta que encontré el bandejón central con el lindo parque que se transforma en una ciclovía.  De ahí el paseo te lleva inevitablemente hasta La Pirámide, en donde se puede acceder al Parque Metropolitano rumbo al San Cristóbal.

Ya en la cumbre del San Cristóbal, bebiendo mi rico jugo de mote con huesillos (sin mote ni huesillos), comencé a buscar en mi mente, adonde habría  una buena opción para almorzar o al menos comer algo rico. Decidí salir a buscar en Providencia, tratando de demorar poco ya que claramente estaba fuera del horario de almuerzo y la gran mayoría de los pocos locales que abren el domingo, cierran temprano.

De pronto, me encuentro enfrente de la Galería El Patio y con un viejo local, tan viejo que lo recuerdo de mis tiempos universitarios. Me refiero al Phone Box Pub, reconocible por la linda caseta telefónica de color rojo que sirve de puerta de entrada. Años que no venía y considerando que tenía estacionamiento de bicicletas y una linda terraza bajo el parrón del patio, era mi esperada selección.

Algo relajado el servicio, pero logré pedir una botella de agua sin gas y la carta, mientras me recuperaba bajo la sombra del terrible sol. Gastronomía del tipo inglés con mucha cerveza, pero lo que me llamó la atención fue un sandwich llamado Phone Box Hot, un delicioso churrasco con queso, tomate y tocino, un golpe sabroso y abundante  que acompañé con una media botella de vino (pocas opciones), un Casillero del Diablo cabernet sauvignon,

Repuesta mi energía, pude volver a mi cleta y seguir mi camino. Qué rico almuerzo!!!

Donde Landeo, un almuerzo que fue cena

Hoy fue unos de esos días intensos, tanto quehacer que ni siquiera tuve tiempo de almorzar. Tras concluir las reuniones y contestar algunas decenas de correos, decidí que era hora de compensar.

Con la mente sintonizada en el disfrute dejé que el azar decidiera adonde ir. Unas pocas vueltas en la zona de Bilbao y de pronto, tengo ante mí, un lugar que disfruté hace un par de años, cuando partía el restaurante peruano Donde Landeo.

Un cambio que aproveché de inmediato, es que habilitaron el antejardín de la casa con una pequeña pero sombreada terraza. Allí me instalé y pedí, por supuesto, un buen pisco sour peruano y minutos después, un chicharrón de calamares acompañados con salsa de mayo y verde y una salsa de rocoto. Excelente comienzo de este tardío almuerzo.

Claramente era el primer cliente de la  jornada vespertina del sitio, por lo que se apareció hasta el chef a saludar. Conversamos un rato acerca del restaurant y sus anteriores emprendimientos. este hombre conoce el oficio y le va muy bien. Incluso me comentó acerca del menú que tenía diseñado para la cena en las fiestas de fin de año.

Ya era hora de decidir por el plato de fondo y no tuve dudas, pedí un filete a la pimienta con spaguetti a la huancaína, adivinando los sabores que disfrutaría. de paso, añadí una botella de ensamblaje Trío (cabernet sauvignon, cabernet franc y syrah) del  2009, con lo cual aseguraría la plenitud.

Para los postres, nada mejor que un tradicional suspiro limeño y un café negro.

Cuando dejé el lugar, ya era de noche y mi almuerzo – cena seguía pegado en mi retina y en mi sonrisa placentera. Qué rico el restoran!!!

 

Celebrando cumpleaños a un amigo en Confitería Torres

Un gran amigo y además compañero de trabajo por muchísimos años tuvo la ocurrencia de completar una vuelta alrededor del sol y siendo además un cambio de folio importante, decidí invitarlo a celebrar en un lugar rico. Combinando las variables de distancia y tiempo disponible, las opciones en el centro de Santiasco se acotan bastante, pero nunca olvido un buen lugar y lo llevé entonces, a la Confitería Torres original.

Instalados en una mesa en ese estilo formal y elegante del lugar, mientras un pianista acompaña el  placer gastronómico con deliciosos acordes, llegó el mozo a atendernos. De pronto la sorpresa, el joven mozo me llama por mi nombre y tras unos segundos rastreando en mi mente, reconocí a un amigo montañista de mi querido Club Malayo. Gran alegría, pues hace mucho tiempo que no le veía, ya que siendo estudiante de hotelería, gastronomía, excursionismo y todo lo que tenga sabor a aventura, se ha paseado por todos lados trabajando y gozando. De hecho, hasta estuvo en la Antártida. Notable!!

En fin, volviendo a la celbración, partimos con unos kir royale como aperitivo mientras recorríamos la carta. Casi sin dudar, ambos dimos con el mismo plato, como si éste clamara por ser gozado. Se trató de un pescado a la griega,  un plato de filete de pescado, con camarones,  pulpo,  locos al peperoncino y acompañado con puré de palta. Mi invitado reemplazó el puré por unas papas salteadas, aunque en mi opinión la versión que yo elegí era superior.

Como es lógico, busqué un vino a la altura y me fasciné al ver en la carta un pinot noir Undurraga TH, una delicia  del valle de San Antonio. Doy fé que este almuerzo estuvo magnífico y rogué que no se acabara nunca mi plato, pero se acabó.

Al momento de los postres, nuevamente coincidimos en la elección, una porción de creme brulee más el café infaltable, intenso y amargo.

Una celebración fantástica en un restaurante exquisito.