Cap Ducal : tranquilo y rico lugar

Aunque de partir por mencionar que me encanta la versión de este restorán en Viña del Mar, el local en Santiasco es un disfrutable oasis en la bullente Providencia.

Había invitado a una gran amiga que por estos días recibió la chocante noticia del descubrimiento de cáncer en su padre. Esta era una ocasión propicia para transmitirle energía positiva y conversar con un plato de comida enfrente es especialmente beneficioso.

Partimos con unos bien preparador kir royale mientras avanzaba nuestra conversación. Añadimos para compartir unas machas parmesanas que nos dio un delicioso comienzo del evento. Destaco  la temperatura del lugar, ideal para días calurosos. Se agradece.

Para los fondos, mi amiga eligió un plato especial de la casa, un congrio Cap Ducal, esto es, un congrio a la plancha con una salsa con base de erizos y vino blanco en donde se mezclaba un extraordinario surtido de mariscos. En mi caso, pedí un congrio con salsa de alcaparras, también filete a la plancha con alcaparras y tomillo mezclados en crema natural. Francamente delicioso!!

El vino que no podía faltar, un pinot noir de Caliterra, que a pesar que hubo que enfriarlo apresuradamente en una cubeta con mucho hielo y agua, le vino increíble a los platos.

Con tanta conversación y disfrute se nos pasó la hora y tuvimos que cerrar con una tazas de café negro y salir corriendo al mundo real.

Amaranto : almuerzo gourmet que no falla

Esta es una opción imperdible del centro de Santiasco, no solo por la calidad de sus platos sino porque hay cierto arte para hacer que la experiencia del cliente sea agradable. Lo he visitado en muchas oportunidades y la nota siempre ha sido alta.

En esta ocasión acompañado de una buena amiga, llegamos a disfrutar el lugar para un almuerzo de media semana. Como siempre, existe la posibilidad de un rico menú con al menos dos opciones para cada plato, sin embargo, preferimos revisar la carta.

Mi amiga prefirió algo bastante estándar, un bife de chorizo y ensalada, pero yo necesitaba algo bastante más apetitoso y provocador. Me incliné rapidamente por un tapenade de salmón, (tapenade típicamente es  una pasta de aceitunas, alcaparras y anchoas) un filete de salmón cubierto con puré de aceitunas, ajo y perejil acompañado de unas papas con semillas salteadas. Un plato fantástico!!!.

Como beber vino era solo mi opción, decidí pedir una copa de pinot noir. El problema es que no era parte de la oferta en copas. En ese momento vino la magia, el mozo diligentemente me indica que no me preocupe, que él lo soluciona. Y así fue, llegó con mi copa de un buen pinot noir a la temperatura correcta. Eso es servicio!!!

En fin, un almuerzo rico, un lugar plenamente disfrutable.

Zully : lindo y rico como siempre

Salí a caminar en busca de un rico lugar y mágicamente los pasos me llevaron hacia el sector poniente, un imán que me decía que era hora de volver al Zully. Enmarcado en ese paraíso arquitectónico del barrio Concha y Toro y nada menos que en una casa de 4 niveles, monumento nacional, ya que según entiendo fue la casa del increíble poeta Vicente Huidobro. Una casa espectacular, un lujo de la arquitectura, el buen gusto y sobretodo de la belleza olvidada de Santiasco (en muchas visitas que anoto a este lugar, he visitado sus terrazas, su patio, la increíble cava subterránea, la pileta interior, es un espectáculo!!)

Un horario tardío, propio de mis jornadas laborales extensas y que compenso con un gran disfrute. Sin embargo, a pesar que era día de pago en Zully y que no había empleados, el gringo dueño en persona me atendió y me convenció en gracioso spanglish que mejor que la carta, estaba el menú del día y confieso, que tenía mucha razón. Fue exquisito!!!!

Para los comienzos, un quiche de champignones delicioso además de un refrescante jugo de mango. Luego un fetuccini con una salsa de mariscos, ostiones y camarones, adornados de queso y algo de crema, que me fascinaron el paladar. Solo agregué algo de pimienta fresca y sal, ya que tiendo a los extremos en sabores. Una copa de un merlot reserva fue el acompañamiento perfecto a esta incursión en la cocina fusión del lugar.

Considerando que a esta hora era el único cliente en el lugar, me sentí a mis anchas. Todos operaban para atender mis antojos y eso es mucho regaloneo!!! La música étnica fue variando hacia blues viejos que me mantuvieron el disfrute todo el tiempo.

Para los postres, una panacota de arroz, con miel y unas frutillas embebidas en chocolate me extasiaron mientras bebía ese café negro que es mi señal de fin del delirio gastronómico.

Este Zully, no termina de extasiarme!!!

Blue Jar : sigue siendo una gran opción

Hace varios años que no volvía a este bonito y por lo demás delicioso sitio.  Se encuentra en un pequeño oasis en el centro de Santiasco y por lo que he visto hoy, sigue teniendo una fiel y abundante clientela.

Logré encontrar una mesa de mi gusto, a pesar del alto nivel de ocupación. Lo primero, fue sacarme el sofoco del centro con una fresca botella de agua mineral y pasear mis ojos por la carta. Aunque ofrecen un menú ejecutivo de muy muy buen nivel, normalmente prefiero elegir platos que me provoquen un mayor placer.

Debo tener suerte, pues como casi siempre, me atendió directamente la «gringa», una inglesa que es la dueña y alma del lugar. Tras algunas consultas, me decidí claramente por unos raviolones de locos, aunque sospecho que una buena opción habría sido un filete a la parrilla con una pepperonatta (me encantan los pimientos), ricota horneada y limón. Aproveché de pedir una media botella de merlot reserva de  Santa Ema, para amplificar el placer gastronómico del día.

Contra todos mis pronósticos, el plato llegó con singular rapidez (la verdad es que había olvidado que es un plus del sitio) y sus aromas, solo acrecentaron mi hambre. El plato estaba divino, con unos toques de filitos de zanahoria que combinados con la pimienta fresca que rocié (pequeños trozos, no polvo) sobre los ravioles, maravilló mi paladar. Por cierto, una parte del goce lo proporcionó el delicado sabor del merlot.

Encantado, pedí un postre que me sedujo apenas lo vi en la carta. Un trifle de maracuyá, mascarpone y merengue en su punto. Ese tono ácido del maracuyá combina exquisitamente con el resto y hay que considerar que el bizcocho apenas se notaba, lo cual me gusta especialmente.

Mención especial, la música de piano deliciosa que acompañó mi rico almuerzo. En fin, solo quedaba tiempo para un buen café y el retorno a la realidad.

Doña Inés : rico lugar en Ñuñork

Arriba de mi cleta llegué a Plaza Ñuñoa en búsqueda de un buen sitio de almuerzos. Para mi sorpresa, muchos de los lugares que frecuento, estaban cerrados. Desconozco si cerraron porque era bastante tarde para un almuerzo o simplemente no abrieron, esperando quizás, hacerlo solo por la noche.

Mi instinto y sobretodo el hambre, me llevó a explorar un poco más y así encontré abierto y con varios comensales todavía almorzando, al restaurant Doña Inés. Qué fortuna, no soy el único que almuerza tarde hoy.

Si bien ya he estado antes en este lugar, incluso también cuando era otro restaurant (el rico Madras), siempre mantengo abierta la posibilidad del asombro.

Ingresé a la terraza con mi linda cleta, elegí una mesa y pedí una indispensable botella de agua mineral. Uff, estaba sediento. La música lounge y algo de chillout estaba de miedo. De la carta, lo primero que me llamó la atención fue un inserto con platos típicos chilenos aunque preparados a la manera especial que tiene este sitio. Sin embargo, mi hambre buscaba carne. Mis ojos se ensartaron en un filete de res recubierto con una pasta de aceitunas y acompañado de un pastel de plenta al queso de cabra. Fascinante!!!

Para acompañar la delicia seleccionada, nada mejor que una botella de un reserva cabernet sauvignon de De Martino. Sabroso y corpulento, por lo cual atinaba genialmente con mi plato. Comí lentamente, saboreanmdo cada trozo de carne y solo alterando un poco el sabor del pastel con pimienta fresca, uno de mis vicios en la cocina.

Terminado mi filete, me entusiasmé con un postre que me guiñaba un ojo desde la carta. Una tarta de chancaca al queso crema sobre una fantástica salsa de naranjas con un gratinado de chocolate. Maravillosa!!!

Para el cierre, nada mejor que una pequeña y concentrada taza de café negro. Solo restaba subirme nuevamente a mi cleta y regresar a casa. Excelente almuerzo!

Naturista : almorzando sanito

Hay ocasiones que mi habitual predilección por sabores potentes y hasta cierto punto desafiantes, me pasan la cuenta en mi sistema digestivo. En fin, para esas ocasiones, suelo ir por comida sana y el lugar sanito por antonomasia en el centro de Santiasco es El Naturista.

Entre el mediodía y las 16 horas, es un bullir de gente repletando mesas y mesones, además de un contingente en paciente espera por conseguir una mesa. Ha sido así por décadas y la verdad que tiene bien ganado su prestigio.

La carta ha permanecido casi intacta  por mucho tiempo y no me costó encontrar un plato sabroso y muy conocido. Se trata del arroz hortelana. Saludablemente rico y contundente, que acompañé con esa vitamina de naranja y zanahoria que me gusta tanto.

Una cocina muy rápida y una gran cantidad de mozos, hace que finalmente sea un servicio bastante rápido y eficiente.

Naturista, rica comida para esos días como hoy.

Bar Unión : la tradicional Unión chica

Una picada bastante especial, con pretensiones de gran restaurant es un lugar que congrega a todo tipo de comensales en la calle Nueva York. Nadie espera que sea similar a su homónimo Club de la Unión y quizás ello la hace tan especial.

He visitado este lugar por más de 15 años y la verdad es que me sigue gustando, a pesar de la lentitud de la cocina, a la extraña parsimonia de sus eternos mozos y quizás esa sensación descuido que a veces te hace pensar en otras variantes de evaluación.

Lo concreto es que la comida es rica y se puede disfrutar ésta o bien el paisaje, desde esos matutinos alcohólicos en busca de su dosis alcohólica que detenga el delirium tremens, hasta ese turista emocionado por estar en un lugar genuinamente chileno y popular.

En esta ocasión, un almuerzo de trabajo con mi especial cómplice, amigo entrañable, con quien vamos venciendo paso a paso las vicisitudes del poder instalado en la burocracia que somete a mi lugar de trabajo (el formal) y de paso dibujar oportunidades en el espacio de las posibilidades del resto (lo no formal).

Claramente, no fuimos especialmente creativos, ya que dominó el apetito y los aromas que se adivinaban desde la cocina. Hoy fuimos derecho a los lomos a lo pobre. Grandísimos deleites!!!

Tras engullir marraquetas (también llamado pan francés) con mantequilla junto a una gaseosa, llegaron esos enormes platos de carne, cebolla y huevo frito y las infaltables papas fritas, olorosas y disfrutables componentes de este plato tradicional y que no tardamos en devorar. Ayy!!!, el hambre a veces es imposible.

En casi una hora de degustes, engullimos este plato pop y conversamos hasta el hartazgo. Buen disfrute para una reunión de trabajo.

En fin, solo puedo añadir que La Unión Chica es un sitio que se puede disfrutar mucho especialmente si se tiene tiempo para comer y apreciar el people watching delicioso que ofrece.

Epicúreo : delicioso y sensual almuerzo

Tras una deliciosa experiencia en cleta en el lindo cerro San Cristóbal, regrese a casa a darme una ducha caliente y prepararme para disfrutar una aventura gastronómica.

Tenía en mente varios lugares, pero me dominó la idea de ir al barrio Bellavista y probar alguno de los filetes que conozco. Un par de vueltas y me sedujo sin problemas, volver una vez más a ese increíble sitio de delicias llamado Epicúreo. Aunque lo he visitado ya varias veces (ver otra), siempre me resulta atractivo saber como estará.

Me ubiqué en una mesa aledaña a la pequeña terraza que da a un patio interior, así tendría la vista de una singular y pequeña cascada de agua que me gusta mucho. Como era relativamente temprano, decidí estimularme con unos de esos tragos deliciosos de la casa, en este caso un Afrodita, vodka naranja con zumo de zanahoria, algo de jenjibre y cointreau, un trago fresco y revitalizador. Mientras saboreaba este rico trago, llegó un par de parejas que se instalaron ruidosamente en el patio. No pude evitar fijarme en la hermosura de una de las chicas, realmente fascinante.

Mientras elucubraba acerca de cual plato me serviría, llegó un diminuto y exquisito appetizer, ceviche de atún con alcaparra y una papa crispy dulce además de una panera de trozos de baguette y aceite de oliva al eneldo. Que delicada atención!!

Me entusiasmé con un plato de Mero marinado en maracuyá e hinojo montado en un puré de zapallo butternuts y acompañado con verduras salteadas que llegaron al dente, esparragos, tomates perla, habas, un  trozo de alcachofa, una porción de salsa de maracuyá. El trozo de mero, increíblemente turgente asomaba virtuoso sobre el amarillo y caliente puré, amenazando con sus sabores que pronto comencé a disfrutar. Para acompañar tanta delicia, encontré en la carta de vinos un Pinot Noir Reserva de Casas del Bosque 2009 que resultó una maravilla.

Mientras gozaba este plato delicioso, sentí la observación que emergía desde el ventanal que daba al patio, la chica hermosa me dirigía curiosas miradas. No se si el hecho que cuando tengo mucho placer me gusta cerrar los ojos y adentrarme en mi cuerpo, será muy notorio, pero sentí un poco de pudor.

Durante todo el episodio gastronómico de comer este maravilloso plato, crucé miradas con esa  chica lo que no me impidió proseguir con mi personal ritual. Casi al final de mi festín, cuando decidí por un postre de panqueques, naranjas y helados, noté que la chica me miraba casualmente  y se mordía los labios. Uffff, el postre muy rico y hora de marchar, aunque el detalle sensual me deja extasiado y que sumado a la rica música chillout conforman un ambiente de maravillosa sensualidad.

Gran sitio el Epicúreo, los sentidos lo agradecen!!!

Le Bistrot : cumpleaños con mucho estilo

Debe ser una práctica universal y multiespecie el disfrutar una y otra vez algo que nos es delicioso. En este caso, comer comida exquisita, en una rica terraza, muy bien atendida y resguardada del molesto ruido ambiente de Santiasco.

Le Bistrot nació hace muy poco tiempo (ver) con un local pequeñito y ahora ya tiene interesantes proporciones ya que se ha ampliado casi al doble. Mejor aún, el lugar se repleta y si no hubiese reservado (por suerte tengo ese buen hábito), habría que haber esperado por una mesa.

La carta con una diversidad de platos franceses (no todos), demasiado apetitosa. Bueno para partir,una deliciosa Terrine de foie gras maison, compotée d’oignons au vin rouge et toasts (que lindo suena). Nada más rico que untar una tostada con esa paté y poner unos hilillos de cebolla al vino tinto encima, un verdadero manjar que compartimos con gran placer, mientras bebía un suave kir royale.

Para los fondos, claramente la opción iba por las carnes. Para la cumpleañera, un enorme Entrecôte poivre noir, es decir, un rico trozo de lomo vetado con salsa de pimienta. Para mí, un Filet de boeuf sauce roquefort, o sea, un rico filete de vacuno con salsa roquefort. Ambos acompañamos con Pommes de terres confites et champignons (de verdad que me gusta como suena el francés). Esas papas confitadas mezcladas con champiñones estaban divinas. El vino, toda una sorpresa, pues aunque la carta era abundante en ricos exponentes del buen vino chileno, había la opción de un vino especial, algo que me interesó de inmediato. Se trataba de un reserva de carignan (una cepa que cada vez me gusta más) de una desconocida viña en la zona de Lolol y que había sacado una pequeña partida de este vino, con el nombre Villalobos. Fantástico, llegó bastante frío como claramente habría que tomarlo, pues este delgado vino de origen artesanal trajo a mi mente un increíble pinot noir, con un aroma endemoniadamente rico. Gran acierto, el vino era perfecto para nuestros platos.

No hubo tiempo para postres así que decidimos beber un buen café negro y concluir el festejo, retornando a la realidad.

Le Bistrot, una maravilla de lugar!!!

Django : celebrando una vuelta más alrededor del sol

Una gran idea de los creativos de mi gran equipo laboral nos llevó a esta picada céntrica a celebrar en conjunto que nuevamente se cumplió un ciclo y que bien vale la pena disfrutarlo.

Este restorán ya se ha merecido una nota anteriormente y no es precisamente por su gran diseño o la cuidada atención, sino por el ambiente, una especie de fonda permanente con clásicos de la comida chilena, perniles, chuletas, pichangas y otras delicias que requieren un sistema digestivo en buenas condiciones.

Con unas jarras del famoso terremoto y un par de pichangas grandes comenzó el viaje por los sabores pop, mientras reíamos y contábamos anécdotas de este último periodo. Posteriormente llegaron los platos de fondo, enormes y sabrosos. Varios de nosotros elegimos una suerte de plato del día, un Django, pernil y dos chuletas acompañadas con papas cocidas y ensalada chilena. Una delicia que involuntariamente recordaría el resto del día.

Es rico celebrar y mucho mejor cuando lo hace un gran equipo!!!.