La Ronde des Saveurs : cocina francesa de primera

Había pasado con mi cleta en varias ocasiones frente a este lugar, pero no se había dado la ocasión de visitarlo. Hoy era el día indicado para disfrutarlo.

Una hermosa casona en calle Manuel Montt, un sitio tranquilo a pesar de estar en medio de un barrio universitario. Llegamos con ganas de comer rico y nos instalamos en el comedor principal. Un mozo muy atareado pero no menos atento nos llevó las cartas, con lo cual nos entretuvimos un rato, mientras elegíamos cual sería la cena.

Partimos con una assioete de saumon fume par nos, un salmón ahumado artesanal en cortes generosos que constituyó una exquisita y abundante entrada compartida junto a los respectivos aperitivos.

Animados por el placer, pasamos a los platos de fondo y elegimos un Filet de boeuf suace vignerone, un plato de carnes delicioso y una Quenelle de poisson sauce au crabe et son gratin dauphinois, algo así como un panqueque de pesacado con salsa de cangrejos y gratin dauphinois. Exquisiteces que bien merecían una buena botella de vino. La elegida fue un Chateau Los Boldos syrah reserva estupenda.

Habiendo comprobado la buena mano en la cocina, fuimos por los postres, una tarte tratin y un tradicional creme braulee al amaretto, fantásticos.

La salida, a no dudar, dos tazas de buen café negro y que junto a la deliciosa música francesa completaban la rica experiencia. Realmente este lugar está buenísimo.

 

 

Cena en Caruso : evitando las multitudes

Tras una sesión de buen teatro nos dispusimos a buscar un sitio apropiado para cenar, sin embargo, parecía que hoy todo Santiago se había organizado para ocupar multitudinariamente todos los sitios agradables. Tras unos cuatro intentos fallidos, mucho más de lo que soporto, tomé una decisión «sabia», algo que ya he experimentado y que es una fórmula simple, elegir un lugar que a pocos se les ocurra o que se espanten de primera con sus precios. En este caso, sospecho que a pocos se les ocurre que una buena opción es un restaurante de hotel y eso lo aprovecho en muchas ocasiones.

Pues bien, nos dirigimos al hotel Crowne Plaza y su rico restaurante Caruso, en donde la paz reina y la buenas atención es una marca registrada.

Partimos solicitando aguas para lavar la boca y prepararnos para un buen disfrute. En la carta, un Congrio relleno y un Mero Tapenade, vendrían a ser las opciones de platos de cena y que acompañamos con un delicioso Pinot Noir Tabalí, probablemente uno de los mejores de esta cepa en Chile.

Tras el disfrute prolongado en grata conversación, nos enfrentamois a la posibilidad de los postres y eso produjo un gratin de frambuesa compartido y buen café.

Caruso, es un lugar sorprendentemente tranquilo, bien atendido y disfrutable, lo cual he comprobado en muchas ocasiones. Es la mejor opción para cenar tranquilo y bien atendido en la zona centro.

Levántate y corre : ICTUS en retrospección teatral

Una obra que había sido esquiva, varios intentos y recién hoy podríamos verla. Me atraía la idea del ICTUS porque es de las pocas, quizás la única compañía que puede contar más de 20 o 30 años de historia con sus mismos actores, vivencias e historias.

El personaje central, Jacinto Molina interpretado por el sólido Nissim Sharim, viejo y zorro actor, quién puede con mucha propiedad hace guiños a la historia y a la política y declararse, en último término, un desencantado de la modernidad. Es una obra muy típica del universo actoral de Ictus, con las claves de su crítica e ironía social y al mismo tiempo, capaces de crear  en los espectadores esa sensación de desencanto adquirido que nos genera (a mí por lo menos) un país estacionado en la vereda de las imposturas y de la política del mínimo común acuerdo como regla social.

Quedé con la sensación de despedida, un Nissim de repente cansado de mostrar su desencanto y que tras décadas, este país con esquina al mar, sigue siendo tan macondo como siempre.

Agradezco al Ictus su oferta de significados compartidos y espero poder ver a Sharim nuevamente, ya que quedé con sensación de despedida.

 

 

PezToro : disfrutando acompañado

Cómo ya había tenido la oportunidad de disfrutar este sitio, hoy que andaba acompañado fue una buena opción elegirlo para cenar.

Mi partner algo inapetente se decidió por una ensalada peztoro (con trozos de salmón y abundante lechuga). En cambio, yo me fui directo a algo sabroso y abundante y pedí una piadina dello chef con jamón crudo, queso y tomates.

Con propiedad puede decirse que es una cocina mediterránea y bastante creativa, además de su fantástico servicio y una cava de primera. De hecho, hoy había un sommelier atendiendo en la rica terraza, quien estuvo excepcional compartiendo con nosotros datos de vinos y comparando perspectivas acerca de la temperatura adecuada para nuestro pinot noir Casablanca Matetic Corralillo que habíamos elegido para nuestra cena.

PezToro se perfila como un lugar de buen comer a pesar de una carta orientada a la comida al paso, pero de una calidad extraordinaria.

 

El Tablao : cena y buen flamenco a la chilena

Llegamos a este sitio un poco antes de que comenzara el show, ya que el plus es la música flamenca en vivo, algo que obviamente queríamos disfrutar.

Para partir pedimos un Almogrote, un delicioso paté de queso, con una buena porción de turradas para acompañar nuestros kir royales.

Seguidamente, de la carta seleccionamos unas berenjenas gratinadas para mi partner y una merluza austral tablao para mí. Dos platos de delicados aromas y que bien hicimos acompañar con un William Cole Columbine pinot noir.

Una cena que comenzamos casi en sincronía con el grupo que haría la presentación en vivo. Una curiosa mezcla de lírica chilena con acordes de flamenco, lo que bien podría llamarse flamenco a la chilena. Un espectáculo con buena ejecución y virtuosos  zapateos, que fueron la delicia de todos quienes estábamos en el lugar cenando.

La cena, abundante por cierto, merecía un buen postre y fue elección obligada la crema catalana junto a un buen café

Entretenido el Tablao!!

Un Niño : teatro del bueno

Una obra de teatro que me llamó la atención porque reúne a dos viejos actores, ambos notables y de reconocida trayectoria dando vida a un texto escrito por la hija de uno de ellos, Emilia Noguera.

Un escenario minimalista en extremo, toda la obra se sustenta en el talento de Hector Noguera y Eduardo Barril. 30 años de prisión para uno, 30 años de carcelero para el otro, ambos atrapados en la historia que los une y desune, una historia que no pueden pronunciar y que poco a poco los espectadores entenderemos que se trata del abuso sexual de un niño

Lo no dicho, el texto que se diluye en el eufemismo, en la metáfora pero que nunca dice realmente lo que sucedió. Una obra de textos rápidos y cortos, un diálogo a medias pero que está urgido de cerrar la conversación sobre aquello que los ha tenido juntos por 30 años. Es la última noche y se enfrentan prisionero y carcelero por última vez.

Además de contar con recursos audiovisuales potentes, sobretodo al final de la obra, me resultó especialmente atractivo el uso de textos cortos que se completan en tu mente, la fuerza de los silencios y de los subtextos.

Notable obra, quedé con ganas de saber más del trabajo de Emilia Noguera.

 

Magno Club : una cena sorprendente

Esta noche tenía un propósito claro, saber que tal era la cocina de este lugar que visité unos meses atrás. Esa primera incursión fue más bien superficial y era necesario algo más profundo para formarse una opinión.

Ingresé al enorme comedor para elegir una mesa enfrente de un ventanal con vista a la calle y que al mismo tiempo me permitía mirar los lindos reflejos de las llamas de una gran chimenea.

Partí como suele ocurrir pidiendo una botella de agua mineral sin gas mientras hojeaba la interesante carta. Platos diversos, desde unos muy chilenos, pasando por platos típicos de la cocina peruana y otros de la tradición thai. Mis ojos quedaron pegados en lo que sería mi entrada, un timbal de locos.

Me entretuve un rato con los panecillos y la salsa de untar hasta que apareció mi entrada. Un plato enorme y sobretodo delicioso. Me adelanté a ordenar mi plato de fondo, una albacora a la pimienta rosada junto a una botella de Syrah Nimbus Estate 2007 que me pedía a gritos ser elegida en la carta de vinos.

Comí lentamente disfrutando cada bocado, extasiado en los sabores, la delicada música lounge y los reflejos parpadeantes de las llamas de la chimenea. Una cena sorprendente no solo por la buena cocina sino por lo disfrutable del ambiente.

Cerré esta incursión con un buen café negro mientras recorría con la mirada este lindo lugar.

Mulato : el recambio del R.

Había detectado el casi imperceptible cambio de nombre, ya que el local es esencialmente idéntico al viejo R. Una casa hermosa ubicada en la Plaza Mulato Gil en donde por muchos años (mejor no recordar cuántos) había estado el R., luego que se trasladó de su original ubicación (hoy un sitio baldío que nadie sabe porque sigue así).

Tras un disfrute de teatro delicioso, junto a mi partner, caminamos en búsqueda de un sitio de cena  y por supuesto que llegamos al Mulato.

Las partida, siempre simple y cautelosa, fue con una botella de agua mineral  y un pisco sour especiado, aunque no ofrecían el rico pisco sour con albahaca que se cuenta entre mis preferidos, las opciones eran múltiples.

Revisamos con la tenue iluminación, la interesante carta para construir la experiencia. Los platos de fondo ameritaron ser una merluza austral y una corvina del indico, delicias que combinamos con un Tabalí pinot noir a la temperatura correcta que resultó maravilloso.

Estaba tan rica la cena que el mozo al notar nuestro placentero disfrute, en un acto espontáneo nos trajo al chef, con quien comentamos la rica experiencia vivida y nos desafió con los postres, en donde nos dimos el gusto de modificarlos un poco. El mismo chef los preparó y nos trajo a la mesa una albakita y un panqueque de membrillo con porción de helados que maximizó nuestro placer gastronómico.

Tanta amabilidad es congruente con un sitio que se abre paso en régimen de salvaje competencia en el barrio Lastarria. Bien por eso!!

Cerramos esta exquisita cena con un negro café.

Este restaurante Mulato promete ser un sitio notable en Lastarria, no solo por su privilegiada ubicación sino porque tiene personalidad, exquisita música y buena cocina.

 

Ciudad de México : una cena contundente

Otra noche de hambre desatada aunque acompañado por una partner con poco apetito, en fin, debía conjugar ambos aspectos para que fuera disfrutable. Una idea cruzó por mi mente y me dirigí con mi compañía hacia este sitio de comida mexicana tradicional que ya había visitado en otras ocasiones con buenos resultados.

Una hermosa chica nos ubicó en un buen lugar y partimos por pedir unas Quesadillas mixtas, un plato para compartir que por lo menos para mi, solo era el comienzo de la cena, solo un appetizer. Los bebestibles marcadamente distintos entre ambos, un Tequila Ciudad de México y una gaseosa.

Concluido los prolegómenos de esta cena,, carta en mano las decisiones apuntaron a una ensalada muy conmtundente y sabrosa para mi partner (en franca dieta) y una degustación de los mejores tacos para mí, un plato apropiado para el tamaño de mi hambre. Cada ocasión en que me siento así, pienso que nada puede calmar mi hambre, pero confieso que este plato fue suficiente.

Para acompañar los sabores desatados, seleccioné de la carta un rico ensamblaje de cabernet sauvignon carmenere y merlot, deliciosa combinación que disfrutamos en una distendida conversación y sobretodo sabrosa cena.

Ciudad de México es un buen lugar para saciar apetitos incontrolables como el mío. Sigue en mi lista corta de emergencias gastronómicas.

 

 

 

La Pescadería : nueva visita disfrutable

Habiendo pasado ya un tiempo desde que visité este lugar, esta noche parecía una buena oportunidad para disfrutar en compañía.

Agua mineral y una coca light fue el comienzo mientras revisábamos la carta. Sin previo aviso, nos llegó de regalo un aperitivo de la casa, una pequeña taza de caldillo, exquisita!!

Para los fondos, la tentación claramente fueron platos basados en albacora. De hecho, mi partner se inclinó por una albacora con salsa de mariscos y ensalada de lechuga y palmitos, mientras que en mi caso, decidí por una albacora con salsa roquefort y papas salteadas.

El vino de acompañamiento preciso fue una botella de Queulat pinot noir gran reserva 2009, una maravilla.

Cuando solicitamos el café de cierre, llegaron de regalo unos deliciosos chocolates. Realmente nos regalonearon muy bien.

Estupendo servicio y fantástica gastronomía.