Solo por casualidad pasaba por ahí y de no ser por la guapa anfitriona no habría mirado hacia el interior del restaurante. Fue una sorpresa visual, me encantó el estilo decorativo -muy industrial- y de una oferta muy moderna.
Atienden rápido, con menú en tablet, un recetario fresco y nada de alcohol, pero muchas limonadas y brebajes frutosos. Me entusiasmé con las milanesas, aunque habían pastas y ensaladas además de bastantes frituras que no me agradan.
Solicité una limonada de mango, exquisita y seguí con una milanesa rockefort con puré y nueces, que a pesar de su sencillez no estuvo nada mal y quedé bastante satisfecho.
Mientras bebía mi café, noté que en solo media hora había logrado almorzar bastante rico en un agradable lugar que el azar había puesto en mi camino.