Este domingo tenía previsto estar en la montaña, pero el paseo se funó por falta de quorum. ¡chilenos flojos!.
Agarré mi cleta cerca de las 11 de la mañana decidido a ganarme, superar mi barrera de los 20 minutos ascendiendo el San Cristóbal.
Llegué como siempre, tras 7 minutos de viaje a la base en Pedro de Valdivia Norte. Unos ejercicios de elongación, algo de solución isotónica para mi maldita transpiración y allá vamos.
Partí con una relación de 1:7 pedaleando raudo hacia el jardín japonés. Llegué con relación 1:5 ya que me estaba cansando mucho. Los cigarrillos y el trasnoche se hacen notar en un cuerpo de 46 vividos años. En fin, es lo que hay.
Hasta aquí iba con más de un minuto de ventaja respecto de otras ascenciones. Me apliqué en llegar a Tupahue antes de los 10 minutos y lo logré con creces. Bien!!!!!, dos minutos valiosos ganados.
De ahí en adelante, era solo mantener el ritmo y lo lograría, de hecho, estoy seguro que nunca había hecho tan rápido la cuesta de los afligidos, pasé a 5 ciclistas que morían en ese trance. Casi exhausto, continué en relación 1:5 en lo que quedaba, 18 Km/hr se veía muy bueno, considerando que solo quedaban menos de 2 Km. para la cumbre. La verdad, muy cansado, pero pedaleando, pedaleando.
Llego a la cumbre y Oh! decepción, una vez más llegaba en 20 minutos. Joder!!!!, se supone que debí llegar en 18 a lo más 19 minutos, pero el fatídico 20 se marcaba claramente en el reloj.
Definitivamente, llegué a mi límite.