Mi equipo de trabajo es excepcional, prende con agua y cuando hay que celebrar algo especial, como es el caso de un cumpleaños, a nadie importó que el lugar elegido fuera esta picada tan especial. Al contrario, todos prepararon sus cuerpos para un disfrute cargado al colesterol y a la abundancia sabrosa que solo el Django puede surtir.
Considerando que somos un grupo numeroso para las características del lugar, decidimos partir temprano a nuestra calórica cita. Instalados en la misma ubicación que usaramos un año atrás, pedimos unas jarras de chirimoya y vino ademas de varias de esas abundantes tablas con pichanga.
Mientras llegaban todos los comensales, se repitieron los pedidos de pichangas y jarras. Finalmente, los platos de fondo, chuletas, perniles, arrollados acompañados de papas cocidas y/o tomates o bien ensalada chilena. Un verdadero festín de comida chilena espectacular.
Extasiados y sobre todo satisfechos, tras esta sesión gastronómica, comenzamos el retorno al trabajo, recordando que al menos una vez al año bien merecemos disfrutar sin restricciones dietéticas.
Qué rico es el Django!!!!