Miles : «mails» servicio

Ir por una sesión de Jazz y Bossa, fue una tentación irresistible para el día sábado. El destino, el club de jazz Miles de Bellavista.

Llegué sobre la hora anunciada de comienzo del show de Ana María Meza, un sitio bastante lleno con muchas parejas y pequeños grupos de amigos. Tras una espera superior a los 15 minutos, sin que se acercara ni se viera mozo alguno (aunque circulaba una gran cantidad de personas que parecían trabajar o pertenecer al lugar), me levanté y fui a pedir directo al bar mi trago jazzístico (un buen ron). No pude evitar reclamar por el mal servicio y la explicación fue doblemente triste, una chica se había accidentado y por lo tanto solo había un mozo para todo el local (además del barman), triste no, pero también triste que no tuviesen un plan B para atender el lugar.

Hace tiempo que no iba al Miles y la verdad que es un sitio bonito, bien ubicado, con buena amplificación e iluminación, pero en franco deterioro de su calidad de servicio. Que mal.

La voz dulce y bien formada de Ana María Meza y buenos músicos, salvaron la experiencia, ya que fue un delicado desfile estilístico de jazz tradicional y buen bossa nova.

Miles, tienen que mejorar.

Bajofondo : totales!!

Jueves 20 pasadas las 22:15 horas, se deja caer la música electroacústica del grupo bajofondo en el Teatro Caupolicán. Bastante lleno el lugar y solo fans, porque el delirio se desató con los primeros acordes de la fascinante e inclasificable música del grupo. Con gran potencia en los parlantes y una buena combinación de luces y proyecciones (una chica a cargo), el show fue un éxito desde el comienzo.

En menos de una hora, ya tenían a todos bailando, saltando y dando el mejor jugo electrónico. Un paseo por los temas más famosos de la banda, para llegar a una suerte de intermedio virtuoso. El gran Martin Ferres nos deleita con su maestría en el bandoneón. Luego van apareciendo otros instrumentos acústicos, hasta que se vuelve a conformar el grupo y el power nuevamente hace vibrar el teatro. Músicos virtuosos, la voz potente de Santaolalla incluso superpuesta sobre su propia voz en las bases electrónicas, rapeados y hasta intervenciones de mix y scratch del virtuoso Supervielle.

Dos horas de show y tres bis notables dieron por terminado el show y sin detenerse un segundo partió un carrete electrónico de miedo.

Extraordinario espectáculo, original, potente y bailable.

UVA en Ñuñork

Ir en busca de nuevos locales disfrutables sigue siendo un deporte que me gusta practicar.

Llegamos a Ñuñork pasadas las 20 horas y no pude ser más afortunado pues mis ojos solo vieron un local, un restoart llamado UVA (unión Vino & Arte), un concepto novedoso, una galería de arte que es asimismo un restobar con happy hour y todo.

Lindo lugar, de paredes blancas con hermosas pinturas de diversos autores en exposición. Un mobiliario moderno y cuidadosamente seleccionado en donde cada mesa tenía dos copas de cata bien puestas. Una invitación clara a disfrutar.

Buena música deep house y atento servicio. Revisamos la carta, para descubrir una amplia oferta de tragos, tablas para armar (interesante), vinos y comida.

La elección partió por definir un vino, queríamos un buen Pinot Noir que la carta ostentaba, pero no había Pinot Noir. Que mal……….. Recuperado del impasse, llegamos a un acuerdo con el dueño, tenía unas botellas (fuera de carta) de unos ensamblajes de Pinot Noir y Carmenere (que raro no?) de Cavas Submarinas (Itata Valley), que decidí experimentar tras una importante rebaja en el precio (debía pagar el costo de ofrecer algo por lo que no tenía)

Armamos una tabla con ostiones en salsa de jenjibre, salmón ahumado y unos camarones rebozados en coco. Todo en concordancia con un esperado maridaje con este vino misterioso, que en una cubeta con agua y hielo hice enfríar.

El vino interesante, cierta complejidad de aromas y un inesperado final de suave carmenere. Había que enfriar más hasta llegar a unos 15 grados y ahí se puso especialmente sabroso.

La conversación fluyó rauda, realidad o percepción, poesía o palabras que emocionan, en fin, muchos temas interesantes, una puesta al día de experiencias y demasiadas cavilaciones.

Sabroso lugar, recomendable a pesar de sus desaciertos de aprovisionamiento.

Puerto Fuy : otra deliciosa opción

Entre los restoranes que aparecen en Nueva Costanera, comuna de Vitacura, se encuentra Puerto Fuy. Barrio cuico y turístico, pero interesante.

Armado en una amplia casa del sector, este lugar se distingue claramente por su cocina, pues la decoración es profundamente minimalista.

La primera sorpresa es que cada pausa gastronómica se acompaña con un bouquet de degustación. En buen chileno, un bocado de algo sorprendente que no sabes que es hasta que lo comes. Lo dejo a la imaginación ya que es una nota de distinción del local.

Partimos con un pulpo glaceado en salsa de anguila sobre una papa rosti con panceta y coulis de tomate emulsionado en aceite de oliva, divino. Rica textura, adecuada temperatura y un sabor agridulce extraordinario. Pausa.

Aunque el maridaje de vinos no es el fuerte del lugar, el ensamblaje de cabernet sauvignon-syrah, no estaba nada mal, seguimos con un Mero con alcachofas barigoule y coulis de tomates (un cuadrante de pasta de aceitunas que encierra un batido de tomates) en un plato que parece una pintura de Joan Miró. El desplante visual se agradece, ya que el goce es multisensorial.

El postre, magnífico, en un plato gigante se conjugan sabores de helados, mouses, chocolates y mermeladas. Gran trabajo del chef

Luego, solo queda tomar un buen café y saborear un cigarrillo (zona de fumadores pueh!)

Gran lugar, merece ser conocido.

Xampanyet : celebrándonos

Este martes 18/12 a las 19 horas teníamos evento laboral de celebración de un año de trabajo, aunque verdaderamente fue una celebración de un año juntos de un gran equipo de trabajo.

En las cercanías de la estación del metro Salvador se encuentra este viejo local de happy hour, con una carta de tablas, sandwiches y sushis para acompañar una extraordinaria lista de tragos. Debe ser una de las cartas de tragos más completas de Santiasco, diversa, impresionante y sobretodo seductora.

El lugar no es muy grande pero tiene personalidad. De hecho, hay que tocar el timbre y esperar que te abran. Para un día tan caluroso, era obvio que adentro habría calor, aunque con una buena motivación, eso es un dato.

Considerando la diversidad de tragos disponibles y el acompañamiento de sushis y empanadas japonesas de camarones y cerdo, la verdad que el cuerpo vaciló firme en el placer. Cada cual eligió su alcohol preferido y el resto fue hacer variantes creativas alrededor. La música ochentera y el humo de los cigarrillos completaron la atmósfera de una celebración sinigual.

Antes de las 21 horas el local estaba lleno, lo cual habla de su potencia convocadora. El resto, es la buena onda de todos quienes, tras la agotadora jornada laboral, llegan a sentir y disfrutar la vida como corresponde.

Cerro La Leonera : dicen que es fácil

Con un cordón montañoso único en el mundo, Santiago ofrece increibles opciones a la hora de hacer algo de montañismo. Este fin de semana, fui invitado a ascender un cerro de la categoría 5.000 metros.

Me levanté a las 6 de la madrugada del sábado ya que a las 7 me pasarían a buscar. Como era una novedad en mis carretes, asumí casi todos los consejos de mis amigos más experimentados, aunque con las limitaciones de mi escaso equipamiento y algunos prejuicios personales (como por ejemplo, nunca tanto frío). Cargué alimentación adecuada para el esfuerzo, ropa, utensilios y buena onda (era un viaje a lo desconocido).

Con cuatro participantes en la camioneta, nos dirigimos hacia los centros invernales de Santiago (Farellones, La Parva, etc.) y subimos en la 4×4 hasta el último andarivel, en donde estacionamos. Un día que prometía bastante calor. Tras unos minutos de espera, se juntó un grupo de 15 montañistas, la mayoría de los cuales pertenecientes al Club de Los Malayos (ya les conté sobre ellos).

Tras los saludos de rigor, cargamos en los hombros nuestras mochilas. La mía pesaba más de 20 kilos, mucho más que cualquiera de mis otros paseos. Pero bueno, siempre hay una primera vez, sobretodo si llevaba una carpa y suficiente agua para cubrir mis necesidades de hidratación que son bastante más que las del resto (la hiperhidrosis me pasa la cuenta).

La caminata hacia Cancha Carrera fue fulminante para mi cuerpo, aunque hicimos un tiempo impecable a pesar del ardiente sol que nos acompaño. En el punto en que confluyen las rutas hacia el Cerro El Pintor y al Cerro La Leonera, nos detuvimos a almorzar pasadas las 14 horas. Estuvo exquisito, incluso con un temblor bastante fuerte que se hizo sentir mientras estábamos en el lugar.

Seguimos hacia el lugar en donde haríamos campamento a 4.200 metros de altitud. Allí empezó a flaquear la fortaleza física pues el dolor de cabeza mío y de varios compañeros se hizo notar. La puna comenzó su trabajo.

Armamos campamento y nos dispusimos a preparar una temprana y potente cena. Contra todas mis definiciones personales, cenamos antes de las 19 horas y con un sol a todo dar. Como sea, cerca de las 20 horas, casi me averguenzo de comentarlo, me metí a mi carpa y me dispuse a dormir.

Falso, no dormí nada. Cometí un gran error y dejé los sacos de dormir con la cabeza más abajo que los piés (terreno de cerro no?) y luché toda la noche con el frío (tenía puestos 3 camisetas, un polar, un gorro de lana y dobles calcetas en los piés, además de los pantalones y mi saco para -12 °c) y el ahogo (la sangre se iba a mi cabeza y como hay poco oxígeno, lo tomaba todo y mis pulmones reclamaban con la sensación de ahogo). A alguna hora de la madrugada, me di cuenta de ello y con el implícito permiso de mi cordada (mi compañero de ascensión), di vuelta mi saco y creo que dormí diez minutos, ya que a las 4 de la madrugada sonó mi despertador. Bueno, la inexperiencia se paga, así que me puse un cortavientos, mis botas de montaña y salí de la carpa al espectáculo de una noche estrellada maravillosa (¡ en Santiasco!). Fue divertido ver mi mochila congelada en las afueras de la carpa. Armamos un desayuno potente con nuestras linternas de cabeza (sin ellas no se ve nada) y pasadas las 5 de la madrugada salimos rumbo a La Leonera. En el proceso quedaron algunos apunados en el campamento y el resto, le dimos con todo hacia las alturas.

Tras más de 3 horas de incesante ritmo, llegamos a la cumbre de La Leonera, increíble. Subí con mis dedos de manos y piés congelados, que desagradable sensación, pero no podía hacer nada excepto usar mi mente para obligarlos a moverse. La verdad es que casi no me di cuenta que había llegado a la cima, hasta que comencé a recibir abrazos de felicitaciones. Que lindo, cada logro en la montaña se celebra como si fuera único, me emocioné con la simpleza del gesto y la profundidad de los significados. Cada cual llega por su propio esfuerzo, no hay otra forma. Me tomaron algunas fotos que espero recuperar para recordar la emoción de ese momento. Es increíble el espectáculo de las grandes montañas observadas desde la altura. Hasta se veía el Aconcagüa.

Tras unos 20 minutos en la cumbre, el sol estaba muy fuerte y además comenzó a llegar una delegación de montañistas de la UC, no cabían todos así es que comenzamos el descenso.

Retornados al campamento, me volvió el dolor de cabeza (raro, pero solo me ocurrió en ese lugar), así que con un remedio personal basado exceso de hidratación y alimentación finalmente solucioné el problema. De paso, recuperé la sensación de tener dedos en manos y piés.

Decidí preparar el regreso, desarmando carpa y ordenando mochila y apenas terminaba, cuando una nueva sorpresa apareció, se puso a nevar!!!!.

Bajamos en medio de una increíble nevazón, hasta encontrarnos con una delegación de Los Malayos que habían subido El Pintor y nos esperaban con una dieta Malaya, agua mineral, café de grano y turrón uruguayo. ¿quién desea más?. Me encantan Los Malayos.

Continuamos el descenso y aproveché un largo tramo para hacer surfing en rocas, es decir, deslizarme por una ladera de acarreo como si surfeara, es increíble, aunque anoto dos caídas divertidas y una con resultado de una herida en mi rodilla derecha. Además de mi cara quemada a pesar del bloqueador solar.

Gran fin de semana, mi primer 5.000 (aunque realmente es un poco menos) y una experiencia deliciosa de compañerismo, naturaleza y buena onda. Salvo por el hecho que me duele todo, no fue tan difícil……. ufff

Dominó : rápido y sabroso

Hay días en que me asoma un deseo irrefrenable a la hora del almuerzo. Algo pecaminoso, rápido y delicioso.
Cerca de las 14 horas, con un hambre galopante, invité a un partner para ir al Dominó. Al local original, en Agustinas casi al llegar a Ahumada.

Conocedores de los códigos, apenas conseguimos un pequeño espacio en uno de los mesones, la solicitud no se hizo esperar, dos Italia Tomate Abajo y jugos naturales. Devoramos los deliciosos y pecadores manjares, cruzamos miradas y obviamente, pedimos repetición.

El Dominó es un lugar magnífico de comida rápida, cocina a la vista, muy higiénico, rápido, muy buen servicio y sobretodo, estándares de calidad que permanecen.

Bravo, existe comida rápida rica y casi sana en Santiasco.

Blue Jar : deliciosa opción

Hoy fui invitado a almorzar en el microcentro de Santiago. El lugar lo conocí bajo el nombre Frederik’s y guardo muy buenos recuerdos de mis visitas. Desde el punto de vista de infraestructura es básicamente el mismo restorán que conocí antaño. Sin embargo, me sorprendí con un menú de campeonato.

Partimos con una colorida sopa fría libanesa de langostinos, yogurth, tomate y pepinos. Muy equilibrada y sabrosa. Buena preparación para el paladar. Enseguida, una atención muy rapida (que se agradece), llegó una bruschetta grillada con habas (peladas y partidas por supuesto), hojas de menta, una buena ricotta y prosciutto crocante, magnífico el juego de sabores. Finalmente, el plato mayor, un pescado ricamente marinado a la plancha sobre una salsa de pomposo nombre que llevaba verduras y especias exquisitas. Con tanta efervescencia de sabores, solamente quedaba probar que vendría de postre y resultó ser una copa con trozos de mango, piña y naranjas, finamente combinados y alguna semillas que matizaban el amarillo fulgor de tan rico postre.

Como es obvio, una copa de vino acompañó el deleite y un cierre de buen café, para este almuerzo céntrico.

Completamente repetible, volveré!!!!

Palmas de Ocoa : gran paseo dominguero

Levantarse a las 6 de la mañana un domingo no suena a buen carrete, pero si valió con creces el esfuerzo. A las 8 de la mañana en la Copec después del primer peaje rumbo a la quinta región, comenzaron a llegar Los Malayos. Gran convocatoria, llegamos 25 entusiastas excursionistas.

A menos de 100 Km de Santiago, en la Cordillera de la Costa, se encuentra este Parque verdaderamente precioso. Palmas centenarias, peumos y muchos arbustos, dan marco vegetal a senderos de muy fácil tránsito y el hermoso Cerro La Campana proporcionó un fondo ideal.

En menos de dos horas ya estabamos, con nuestras linternas, recorriendo una vieja mina de cuarzo. Extraordinaria sensación, afuera un calor tremendo y adentro, húmedo y frío y en la más completa oscuridad. Al respirar salía vapor y en poco rato ya teníamos los bolsillos llenos de piedras. Claramente ibamos a descender con más peso que cuando subimos. Que simpático.

Una vez que llegó todo el grupo, iniciamos un descenso para enrutarnos hacia otro sector en donde hay una cascada sensacional. Ese sería el paisaje que tendríamos enfrente del mirador en donde almorzaríamos.

Comenzó el desfile gourmet, aceitunas rellenas de pimiento, pasta de salmón, queso azul, paté de emú, en fin, exquisito. Solo faltó el vino que torpemente olvidé llevar. No volverá a ocurrir, se necesitaba un rico vino para tantos manjares. Después de los postres, ciruelas, turrón uruguayo y frutas, tomamos un buen café de grano y descansamos.

Tras las fotos de rigor, comenzamos a regresar. Pasadas las 16:30 horas, ya estabamos en el estacionamiento, para despedirnos y volver a Santiasco.

Gran paseo!!!!

Jindabyne : una película inquietante

Qué harías tú si saliendo de pesca con tus amigos, te encuentras en el río un cadáver???
Esta película explora las culpas, las implicancias emocionales y las respuestas sociales a un fenómeno como ese.

En este caso, los comensales deciden que el cadáver está lo suficientemente muerto como para hacer algo. Así anuncian el tema despúes de tiempo y deben enfrentarse a la indignación del pueblo y sobretodo de sus familiares directos.

Es una película compleja en códigos, pero al final digerible, ya que exacerba los conflictos naturales de toda pareja y comunidad de amigos y especialmente de aquellas que acumulan temas no conversados.

Parece inconclusa, pero esta película se resuelve en nuestro interior, jugando con nuestro ethos y nuestra capacidad de amar.