Sábado de nostalgias

Tuve que visitar el centro de Santiasco este fin de semana, la peluquería que visito hace 20 años, era una cita obligada ya que mi cabellera simplemente me estaba asfixiando. Con el calor que a diario nos azota esta ciudad, me cocinaba a fuego lento día a día.

Bueno, ya que estaba en el centro, decidí disfrutar algunos filetillos. Como era hora de almuerzo, puse mis ojos sobre un antiquísmo local, El Café Colonia, de calle Mac Iver. Hace muchos años que no entraba, a pesar que me trae recuerdos de infancia, pues era un lugar destacado para tomar una buena copa de helados o comprar una rica torta. Sin embargo, hoy, es un lugar un poco venido a menos (más por el sector que por otra cosa) y ofrece almuerzos. Entré dispuesto a probar suerte. El sitio sigue siendo clásico y austero, con su foco puesto en la pastelería, pero tiene comedores muy decentes y vino una especial sorpresa. Se acerca a mi mesa una abuelita, vestida de moza y con gran elegancia y arte me ofrece un buen almuerzo. Algo casero, pues un puré de patatas (de verdad), con rodajas de tomate (un toque artesanal y antiguo) y una pechuga de pollo a la plancha. Para beber, una cerveza Torobayo de Kuntzmann y un postre de plátanos con miel. Fantástico, un verdadero almuerzo de 30 o más años atrás.

Ya satisfecho, me fui al cine (como hacía muchos años atrás) a ver la última película de Tim Burton (ídolo). Se trata de Sweeney Todd, una historia sangrienta pero llena de tristezas y de humanas actitudes. La venganza como eje de todo, en un musical formidable (eso es muy freak), con una atmósfera bastante oscura y de repente asquerosa, pero es venganza originada en el amor (que contradicción), donde los poderosos son todos deplorables y al final ningún personaje es verdaderamente sano. No se porqué, pero me pareció tan normal.

Tras unas visitas a librerías en donde encontré varios títulos interesantes (en fin, tres libros nuevos a mi lista de pendientes por leer), me fui a casa por mi cleta. Me fui al cerro San Cristóbal a botar toda la mala onda santiasqueña y a disfrutar de un buen par de horas de meditación y sanidad.

Los recuerdos revisitados, de alguna nos acercan a nosotros mismos. Bien por eso!!

Eclipse total de luna : un regalo para disfrutar

En marzo del 2007 se produjo el anterior eclipse total de luna, un evento magnífico que pude observar sin dificultad, sin necesidad de equipamiento ni precauciones, un regalo de la naturaleza simple y hermoso.

Hoy se verá el último eclipse lunar total de esta década, ya que el próximo será a fines del 2010. Quien sabe si podremos verlo.

Pasadas las 22:40 horas se comenzó a notar la sombra que la Tierra proyectó en la hermosa luna llena de esta noche. Para ese momento ya me había preparado un buen lugar de observación, la ventana al oriente de mi departamento, con jazz suave, cigarrillos y un buen ron. Tengo el privilegio que aún no construyen nada que me impida ver limpiamente en esa dirección y tampoco hacia el sur (quizás por ello me resisto a abandonar este refugio, la vista es verdaderamente notable).

Ya son las 22:53 y la pequeña mancha que por abajo y a la derecha comienza a crecer en la luna, indica que el proceso es irreversible, habrá eclipse y en poco tiempo el plateado brillo de la luna pasará a ser un agujero negro en la noche. Pienso irremediablemente en que tras esta creciente oscuridad se encuentra el relampagueante sol, el cual detrás de nuestro planeta está provocando este fenómeno. La metáfora que me provoca es la de alguien demasiado luminoso que al posicionarse en nuestra vida termina por obscurecer lo que vemos y a pesar de ello, es hermoso y lo disfrutamos. ¿cuántas veces nos puede ocurrir que incluso la obscuridad, lo que no podemos ya ver o lo que se ha desaparecido, nos parece un acto hermoso solo porque existe ese sol? Una cópula de luz con un resultado oscuro y temporal pero al mismo tiempo tremendamente disfrutable.

23:20 horas y ya más de un cuarto de luna se sumerge en las sombras. Recuerdo el día en que conocí mi sol personal, enceguecido solo iba morir calcinado en su fuego, hasta que vino la luna a auxiliarme. De hecho en septiembre 2007, tomé verdadera consciencia de lo que me sucedía cuando se produjo el último eclipse solar parcial, allí la milagrosa luna tapó el sol y pude ver (con algo de ayuda) que existía y cuán potente era ese sol. Tierra, Sol y Luna intrincadamente unidos en mi vida.

Casi tres cuartos de la luna están en las sombras y aquí sigo mirando y escribiendo, más que todo pensando, fumando y de vez en cuando bebiendo mi trago regalón. Extraño sus eclipses en mi corazón y al mismo tiempo, disfruto que todo sea natural. Son los ciclos de la naturaleza, los que con el exceso de conocimiento arrebatamos de sorpresa y misterio. Quien dijo que nos debe interesar saber cuando habrá otro eclipse??

Me muero de sana envidia pensando en los compañeros montañistas que en Piuquenes están fotografiando este eclipse y que hicieran tempranamente una invitación a acompañarles. Puchas, a veces me pesa el haber dejado de manejar un vehículo.

El tono rojizo que a las 23:40 horas toma la luna, es un buen momento para escuchar a Elliott Smith y su hermoso tema Angel in the Snow. No se cual es la conexión, pero su lírica es perfecta en este momento. La luna ya casi es solo sombra, pero sigue ahí, café y con un bonete plateado, un redondo brownie con crema.

23:54 horas, pocos vehículos pasan por mi calle. Sospecho que el festival de viña tiene muchos adeptos, como para perder una noche rica de verano frente a la tele. La crema en el brownie de la luna casi desaparece y la sombra cada vez es más rojiza. Se consuma poco a poco el ocultamiento.

Medianoche, disfruto un cigarrillo mientras compruebo que ya no existe la luna como tal, tampoco el sol, solo la sombra extraña y misteriosa de una bola rojiza en el cielo de Santiasco.

15 minutos del día 21 de febrero y mientras solo sombra es la luna me pregunto lo mismo que esa hermosa canción Soul meets body de Death Cab for Cutie y es silencio, eclipse total.

00:30 horas, entre la luna y youtube, sigo la introspección, la luna oculta y Alejandro Filio canta Caminábamos, que linda poesía y que luna.

A 50 minutos y algo más de este jueves 21, se termina el eclipse lunar. Acabo también de encontrar un buen cantautor para cerrar el disfrute, se trata de Nick Drake. De culto!!

Linda experiencia de media semana, tendré que esperar hasta el 2010 para repetirla.

Almorzando rico en el Zully

El Zully es delicioso desde que se llega enfrente de esta casona del barrio Concha y Toro. Una pequeña plaza con una fuente de agua fantástica, ya muestra que nos encontramos en un oasis de Santiasco.

Pétalos de rosas regados en la escalera de mármol, antecede la entrada a los distintos comedores y la reserva, como siempre, asegura una mesa adecuada. En esta ocasión, soy el invitado de mi buena amiga Lucy.

Para la entrada, Lucy se sirve una ensalada de hojas acompañada de carpaccio de carne y jenjibre con aderezo italiano. En mi caso, no resistí la tentación de comer un rostí de papas con queso y salsa de azafrán, en una delgada cama de hojas y alfalfa. Delicioso y novedoso.

Para el fondo, coincidimos en gusto, pues elegimos unas brochetas de albacora posadas sobre un puré de verduras mixtas y pesto de albahaca. Notable sabor. Como un plato así lo merece, pedí una copa de vino, William Cole Alto Vuelo a la temperatura ideal.

Para el postre, no había mejor opción que un sorbete de limón con salsa de frambuesa (y finos trozos de éstas). Muy rico y refrescante.

Un café y rapidamente, de vuelta al trabajo. Que rico es el Zully!!!!

asian bistro : placer inesperado

Es poco feliz para mí una incursión en Parque Arauco, el paraíso del consumismo, el reinado de la impostura, en fin, el mundo ficticio de muchos chilenos.

Bueno, tenía que comprar algunas cosas y en domingo no quedan muchas opciones. Tuve que ir a este lugar y prefiero hacerlo disfrutable.

Me dirigí raudo hacia el restorán Asian Bistro ubicado en el boulevard, pero para sorpresa mía, estaba llenísimo, siendo pasadas las 14 horas. Decidí partir con las compras y regresar luego. Sabia decisión, cuando regresé ya pude elegir una buena posición en una rica terraza.

Partí con mi acostumbrada agua mineral sin gas, mientras elegía un buen plato de fondo. Este lugar se especializa en comida japonesa, china y thai; además de algunas combinaciones curiosas con otras cocinas del mundo.

Como el hambre arreciaba, pedí unas exquisitas empanadas de camarones, un tremendo plato muy bien presentado con un pote de salsa de tamarindo excelente. Las empanaditas de un tamaño apreciable, se dejaron comer turnando la salsa de tamarindo con salsa de soya cocida.

Para el plato de fondo, decidí experimentar con un plato especial Asian French. Se trata de una pierna de pato confitada con una salsa de cinco sabores, con un magret de pato a la plancha y una base de piña. Francamente, delicioso. El vino, infaltable, un syrah 2006 de Santa Ema que empato delicadamente con la comida.

Contento por el acierto, añadí un postre increíble, Pinneapple Carpaccio, helado de jenjibre sobre delicadas láminas de piña recubiertas con un almíbar de cilantro. Notable!!!

Así valió la pena el esfuerzo de ir al mall.

Mauricio Rodriguez Trío: grandes sensaciones

Una noche singular, llena de sensaciones sonoras especiales.

Cada tema de una longitud extrema, pletórica de posibilidades de improvisación y de placer extendido. Mauricio Rodriguez sabe del misterio, conoce de esa posibilidad que da la potencia del talento. ¿Lautaro Quevedo. Daniel Rodriguez y Mauricio Rodriguez dan como para componer una realidad disfrutable? Claro que sí!!!

Lo importante es que a pesar de las vacaciones de muchos, si es posible tener buen jazz un viernes por la noche. Un viernes exquisito, con sonidos originales que disfrutamos los pocos asistentes.

Lautaro, un virtuoso de los detalles en el piano y teclados. Se dió paciencia para tocar las cuerdas del piano provocar matices sonoros especiales.

Daniel Rodriguez juega con la posibilidad de un toque virtuoso, un toque percusionado único, él sabe que la guitarra talentosa de su hermano se suma al proceso creativo, no hay redención solo expiación.

Gran noche de jazz, poco transmuta al futuro, pero todo conduce hacia allá, los sonidos son suficientes para lograr el efecto. Exquisita selección.

Pad Thai : puede ser mucho mejor

He pasado demasiadas veces por la puerta de este restorán y no me animaba a ingresar. De hecho si se le juzgara solo por la entrada, estaría siempre vacío. Sin embargo, esconde un verdadero diamante y todavía puede ser pulido más.

A la hora de la cena tras un día agotador, decidí visitarlo.
Un lugar enorme, al que se accede por un largo pasillo, muy bien ambientado, sobrio y acogedor. Dirigí mis pasos hacia la terraza al fondo, algo me decía que era mejor que estar en los comedores o la zona del bar. No me equivoqué.

Un patio grande y precioso, con pasto y una piscina habilitada y posible de usar (habría que llevar traje de baño, por cierto), iluminación tenue, música suave (bossa) y una paz deliciosa que se respira entre estatuas, vegetación e imagenes de la cultura budista. El sonido del agua en un surtidor de la piscina es maravilloso fondo para gozar una buena cena. Además hay sillones por todos lados, como para descansar relajadamente, mucho espacio y una vista disfrutable.

Tardaron en atenderme, pero pronto tuve mi agua mineral para refrescarme un poco y de paso, ordené mi cena. La primera sorpresa es que no hay vino, de hecho, nada de alcohol. Estupefacto, ya que no esperaba algo así, interrogué un poco y recibí una buena noticia, todo problema es una oportunidad y se puede llevar el vino y atentas copas las pone el restorán. Es decir, eliges el vino que quieres degustar y simplemente lo llevas para tu cena. Bien por eso!!

Pedí un plato llamado Pad Grapraw con camarones, que resultó ser una maravilla. Un salteado de champiñones, albahaca, ají fresco y camarones acompañado de una porción de arroz blanco envuelta como un regalo en hojas de bambú. Para comer el arroz debí retirar el broche, un mondadientes. Un plato contundente y al mismo tiempo de sabores delicados.

A falta de un buen vino (para la próxima llevo uno de los míos) pedí un jugo de frutas muy especial, un batido acuoso de piña, limón y menta, fresco y sabroso.

Las chicas muy simpáticas pero con escasa preparación en servicio, descoordinadas y bastante ausentes. Por suerte, no tenía horario fijo para esta aventura, por lo que igual lo pasé muy bien.

Para el postre, unas brochetas de piña salteadas en leche de coco y espolvoreadas con un molido de maní. Un postre tibio delicioso.

Finalmente, debí ir a la caja a pagar ya que tras una espera bastante más que razonable no apareció nadie y ya era hora de marchar.

Pad Thai, comida extraordinaria, hermoso lugar y con una deuda en el servicio a las mesas que espero mejoren pronto.

Marcelo Moncada Quartet : filete inesperado

Thelonious es un lugar que frecuento mucho, no solo por su excelente selección de tocatas en vivo sino porque se atreve a hacer tocatas en días que todos prefieren cerrar los locales. Pues bien, un lunes de grabación de una tocata en vivo, para mí es imperdible.

Marcelo Moncada (saxos), acompañado de César Ibacache ( un piano sutil y con personalidad), Rui Salgado de Portugal ( un contrabajo virtuoso) y Frederik Meulyzer, belga y batero excelente, constituían la invitación. Desde un comienzo, pasadas las 23 horas noté los detalles. Un platillo acostado en ángulo sobre las patas de un soporte de la batería, otro plato en una butaca, eran preludio de efectos estudiados y especiales. Muchos micrófonos y algo de nerviosismo,

Exquisito trabajo, el saxo se presentó impetuoso, lleno de vida y de sentido, con movimientos extraordinarios y originales. Tikitan, Conejitos fueron los temas iniciales, los cuales dieron el tono de una tocata excepcional, a pesar de la lamentable ausencia de público. (hasta cierto punto me encanta ser testigo casi solitario de algo excepcional, puchas, el ego es mussshho).

El contrabajo me encantó, excelente como todos los instrumentos en su momento, cada tema con un gran sentido de la oportunidad, me aumentaban cada segundo la compulsión de comprarles el CD del grupo para asegurar repetición del gozo. Tras un breve descanso que ocupé en recorrer el barrio para comprar puchos, lo que no conseguí, volví a tiempo para disfrutar de la segunda parte.

Notas sutiles de piano, dieron continuidad a la efervescencia de un saxo alto, jovial y profundo, acompañado de un contrabajo y batería que generaban un fondo perfecto para completar un disfrute especial.

Gran jazz, y tengo un CD de prueba.

Casa de Piedra : prueba de humildad

Un nuevo domingo en que despierto de madrugada para ser parte de un disfrute malayo. Debía estar a las 7:45 horas en Tobalaba con Bilbao, antes de lo cual debía desayunar y preparar la mochila. Había que cargar algunas delicias para incluirlas en el menú gourmet de montaña, una dieta malaya acorde a la ocasión.

Tras encontrarnos con rigurosa puntualidad, a las 8 de la mañana ya estábamos en el acceso del Parque Mahuida. En total 11 invitados al paseo.

La subida fue guiada por Marcos ya que conocía la ruta y las marcas que había hecho en ascenso anterior. La verdad, es que el sendero era fácil de perder y al paso de las horas, quedamos convencidos que para el regreso deberíamos viajar bastante juntos para no perdernos.

Tres horas y 15 minutos fue el lapso de tiempo que tardamos hasta la Casa de Piedra, un lugar fantástico pues es una construcción natural de rocas que bien puede servir de refugio (natural a pesar de los desagradables rayados que algunos dejaron en sus rocas). Un poco más allá la caída de agua desde alguna vertiente y la sombra de lindos árboles autóctonos, nos dieron cobijo agradable para nuestro banquete.

Comenzamos con unas aceitunas al ajo, acompañadas de un exquisito queso con hierbas. Preparé unos choritos con limón y sal que gozamos entre todos, luego frutas secas, higos y ciruelas que por ahí aparecieron, para continuar con uvas, frutillas y duraznos. Finalmente, el placer del turrón con almendras y el café en grano. Delicioso!!!!.

Con el potente sol de este domingo, llegó la urgencia de comenzar el descenso y así lo hicimos. Conversando animadamente, un grupo nos adelantamos un tanto y en algún punto debimos dividir el grupo, pues algunos queriamos regresar más rápido a nuestros hogares. Ahí, fue que el grupo se dividió en dos y Horacio, David, Hernán y yo comenzamos un periplo destructor de egos. Me refiero al hecho, que este paseo que, en principio, parecía no tener ninguna dificultad, se nos transformó en una buena lección de humildad. La montaña siempre tiene algo que enseñarnos.

Habíamos bajado bastante convencidos que ibamos por el camino correcto, hasta que caímos en la cuenta que estábamos perdidos. Si, perdidos de verdad. Un poco antes, hubo una caída increíble (por un momento vi los pies por sobre la cabeza del afectado, como dijo alguien, hizo una chilenita volando por los aires). Buscamos una y otra vez referencias reconocibles, pero éstas se escabullían, hasta que logramos divisar una importante, pero estaba a una quebrada de distancia y no había forma fácil de cruzar. Con maña y paciencia, hicimos un recorrido por el cerro hasta encontrar un punto en que pudieramos cruzar, fue duro, sobretodo para los egos.

Finalmente, logramos regresar al punto de partida del paseo, reflexionando mucho sobre nuestra soberbia y la maravilla que significa poder disfrutar, como si fuera una meditación, la montaña. Cansados y algo agobiados, regresamos.

Buen paseo, disfrutable y aleccionador.

Almorzando rico en Puerto Fuy

A pesar que el barrio de Nueva Costanera no es de mi especial predilección, debo reconocer que hay restoranes excepcionales. Uno de ellos es Puerto Fuy.

Llamé temprano para asegurar una buena mesa y cerca de las 14 horas nos encontrábamos ingresando. Una atenta anfitriona se encargó de nuestros bultos y nos hizo pasar al comedor. Fresco, bien ambientado, sencillo y disfrutable. Buena música, al volumen adecuado. Todo presagiaba un gran almuerzo.

Partimos, dado el calor desde donde veníamos, con un aperitivo adecuado Kirk Royal, fresco y bastante neutro para no complicar el sabor del disfrute posterior. Pedimos una entrada para compartir, locos en distintas presentaciones, un ceviche, un loco apanado sobre salsa verde, un loco trozado cubierto con un apanado de mantequilla (exquisito e insólito) y un pote de leche de tigre. Notable!!!.

Para cambiar de sabores, una bolita de granizado de limón de pica y albahaca, increíble. Los platos de fondo, Turbot con tomates perla, una sopa deliciosa e incógnita, puré de zapallo y otros aderezos que no recuerdo y un Mero sobre una alcachofa barigoule y coulis de tomates emulsionados en mantequilla, encerrados en un cuadrado de puré de aceitunas, más verduras diversas. Todo esto acompañado por un delicioso exponente del Pinot Noir de Leyda. Sencillamente magnífico.

Concluido el placer de los platos de fondo, avanzamos a los postres, previa degustación de otro granizado que sirvió de intermedio virtuoso hacia lo dulce. Una parte del placer es la presentación y claramente en Puerto Fuy lo saben, pues los platos son visualmente increíbles. Finalmente el café, posible de endulzar de 10 maneras distintas, incluida la miel en polvo y cristales de azúcar. Todo increíble, bien servido, una presentación de lujo y un placer extraordinario.

Que gran sentido de la experiencia y del placer. Puerto Fuy es un restorán plenamente disfrutable.

Cristián Gallardo Cuarteto

Ufff, una semana de muchísimo trabajo y poco disfrute. La verdad que temporada de vacaciones de algunos casi siempre significa que hay mucha pega por hacer de otros.

No podía cerrar la semana sin celebrar la música en vivo y en este caso, en manos de un músico excepcional y sus invitados. Me refiero a Cristián Gallardo, saxofonista y flautista (Contracuarteto, Quintessence), quien junto a un pianista de campeonato Tomás Krumm, un contrabajista serio y preciso, Cristián Orellana y al imponderable Arturo Salinas, gran baterista nacional, todos dieron vida a una tocata deliciosa en Thelonious.

Poca gente, se nota que febrero es un mes que la mayoría prefiere para ir a hacinarse a otro lugar distinto de Santiasco. Sin embargo, no faltó entusiasmo ni buena onda. Temas de Thelonious Monk y del propio Gallardo animaron una noche muy disfrutable. Imagino que lo que se escuchaba en la calle fue una invitación irresistible para hacerse parte del disfrute musical que estaba en curso, asi que poco a poco se fue agregando público a esta tocata que estuvo de miedo.

Me gusta Gallardo, es un profesional de la música extraordinario y sabe manejar los ritmos y la destreza propia y de sus acompañantes. Fue una tocata de alto nivel, buen jazz.

Por cierto, el gran compañero Erwin (dueño del Thelonious) y su generosidad a toda prueba, me prestó un CD de Chet Baker exquisito.