Vuelvo al RAI por «obligación» : me lo merecía!

Cuando estuve la última vez en este lindo lugar, los habituales desaciertos de los POS basados en celulares de Transbank, hicieron que pagara dos veces la cuenta y además por dos valores distintos. Tratemos de explicarlo!

Para fortuna mía, la administración ofreció a darme crédito por el valor mayor pagado en exceso y solo bastaba que volviera a aparecer por allí. Hoy era el día preciso, intenso y hasta desgastador, era imprescindible algún placer.

Llegué tras una jornada extenuante, pero con las ganas que siempre tengo de disfrutar algo rico. Desde el comienzo, la complicidad fue total, el mozo, un muchacho notable que me rec onoció al instante y la administradora, a quien saludé en sensual beso (es una mujer estupenda) y el restorán a mi disposición. No había nadie más, por lo que elegir fue un placer.

Fui atendido con extrema delicadeza, demasiado rico el regaloneo. Partí  con una copa de kir royale, un aperitivo neutro y delicioso, mientras exploraba la nueva carta, claramente en marcha blanca.

Me pareció una buena opción probar como entrada un dúo de brochetas, un plato con un par pinchos cargados de camarones ecuatorianos y un pincho con tentáculos de pulpo formando un círculo y montado sobre un pote de pebre de mote casero. Todos los pinchos con una salsa BBQ de membrillo. Un plato increíble!!

Previo a la entrada, dejaron mi rico aperitivo y unos panecillos calientes y una salsa de untar exquisita, que no pude resistir la tentación de probar. Para los fondos, habían varias opciones extremadamente seductoras, pero me entusiasmé con un mero RAI, filetes del rico pescado de rocas acompañado de un risotto de mote y queso de cabra. Sobre el risotto unas almejas sabrosas que fueron un detalle formidable para hacer una mezcla de sabores irresistible. Por cierto, para un plato así no cabía otra opción que un pinot noir de Tabalí 2009, del increíble valle de Limarí.

Una cena merecida de todas formas y animada por todas las casualidades afortunadas del placer. Pero no podía irme sin cerrar con un disfrute más, pedí un strudel de frutos secos fantástico y un buen café negro. Ni me di cuenta de como fueron ocupándose las mesas alrededor, ya que extasiado con mi cena y escuchando una selección de música al estilo Budha Bar y jazz singers, no me dejó preocuparme de nada más.

No pudo ser mejor esta noche, nuevamente RAI me sorprende con grandes disfrutes!!!

un día intenso : vuelve el krrtrekking

He tenido jornadas laborales tan intensas que he debido concentrar actividades en días viernes y fines de semanas para poder hacer lo que más me gusta. Es un periodo de exceso de trabajo, por lo que la compensación debe ser igualmente intensa. He aquí mi fórmula del equilibrio.

Partí por asistir a una deliciosa sesión de choripanes, un formato sabroso de reunión con mi equipo de trabajo y una suerte de replica del cumpleaños de uno de los miembros del equipo quien posee una bien lograda afición por cocinar y disfrutar la comida. Nada mejor para mis gustos.

Instalados en la terraza del departamento, una parrilla eléctrica para las carnes y  los bebestibles y complementos (incluyendo un enorme filete de vacuno) corrieron por cuenta de los invitados, con lo cual aseguramos tener más que suficiente para disfrutar un excelente tiempo juntos. Estuvo divertido y sabroso, pero debí abandonar pues tenía entradas para el teatro. Hoy era la última función de la selección de teatro argentino que el Teatro Noescafé ´preparó para este año.

Debo confesar que habiendo sido excepcionales las tres obras anteriores (El Filoso Fo, 39 escalones y Un dios salvaje), mis expectativas eran descomunales. La obra que se presentaba, El Descenso del Monte Morgan, contaba con un guión delicioso de Arthur Miller y buenos actores argentinos, pero me quedé con la sensación de estar un tanto sobreactuados. Es una obra sobre un tipo que había encontrado la fórmula de la felicidad siendo bígamo y un desgraciado accidente de carretera (descendiendo el monte Morgan, por supuesto) provoca la debacle, al juntar a sus dos cónyuges en el hospital. Muy divertida y bien lograda en lo general, pero de todas formas me quedo con las tres obras anteriores.

A la salida, un poco de hambre nos llevó hacia El Ancla, para disfrutar un ceviche imperial (exquisita combinación de pescado, camarones y pulpo con los ricos ingredientes típicos de un buen ceviche peruano) acompañado de un buen pisco sour y luego seguir con un rico plato de locos con potes de salsas y papas mayo. Un festín sano y reponedor para enfrentar el siguiente evento.

Pasada la medianoche, un espectáculo de música electrónica único, DJ Caso, DJ Bitman y DJ Caso, todos juntos en una tocata a todo volumen llamada United Breaks. Una larga fila debimos hacer para ingresar a las catacumbas del Subterráneo (hace años que no lo visitaba), llenísimo de gente prendida con los buenos cortes y temas de cada DJ. Fue un espectáculo intenso y non stop con seis consolas en las manos virtuosas de los mejores DJ’s nacionales.

Ya bastante tarde, partimos junto a mi hermano a rematar la noche a uno de los pocos lugares activos, el LunaPub, en donde pedimos unos ricos tragos y una tabla mediterránea, quesos variados, aceitunas y jamón serrano. Un cierre de madrugada para un día de disfrutes muy intenso.

Casa de Cena : grandes recuerdos

Han pasado al menos tres años desde que fui por última vez a este antiguo y clásico lugar de atención 24×7 (o casi). Por más de 25 años lo he visitado y aunque la calidad de su cocina puede ser discutible y en ocasiones reprobable, es indesmentible que los platos son abundantes y sabrosos.

Este lugar mantiene la misma presentación de siempre, la renovación no va con este sitio y quizás lo único que había cambiado en todo este tiempo, eran los mozos. Sospecho que ya jubilaron varios, ya que por muchos años me atendieron las mismas personas y por supuesto conocían mis gustos (y mañas)  al dedillo.

No me amilané y mucho menos cuando la idea de este almuerzo – reunión en este restoran era de un gran amigo. No lo disuadió nada, ni siquiera la oferta que le hice de visitar el rico y también antiguo restorán Japón ubicado en las cercanías.

Nos instalamos en el salón principal, en la misma mesa que he ocupado decenas de veces, para pedir un pisco sour y para mí una sabrosa vaina. Aprovechamos de pedir unas machas a la parmesana, un plato típico del lugar. Mientras llegaba nuestra entrada, sirvieron la habitual canastita con sopaipillas, empanaditas de pino y pan amasado calientito, con el pebre picante y una porción de mantequilla. De verdad, que nada ha cambiado, solo yo.

La animada conversación fluye mientras degustamos las delicias (un tanto cargadas a los ácidos grasos) y matriculamos los platos de fondo. Mi amigo se inclina gustoso por un filete mignon con puré picante y para mí un tournedo de filete con champignones y fondos de alcachofa salteados. Ambos platos fragantes y de aspecto seductor. Elegimos un cabernet sauvignon de Carmen Margaux, un vino bastante popular y adecuado para nuestros platos.

Ya definitivamente orondos con tanta comida, fuimos lo suficientemente golosos para pedir unos panqueques celestinos, por el puro gusto de tener algo para acompañar nuestro cierre de conversación. ¿Cuántas veces he hecho lo mismo en este restoran?, ya perdí la cuenta y la gracia que atienda en todo horario, me agrada pues cada vez que he sentido un hambre descomunal en horarios inadecuados en estos últimos 10 años, he terminado visitando este lugar solo o acompañado, para concluir siempre muy satisfecho.

Aunque no sea el mejor lugar, celebro tantos buenos recuerdos!!!

Una salida Malaya muy especial: venciendo al clima

Durante la semana me llegó la invitación para ascender un cerro que no he visitado aún, me refiero al Purgatorio. Un cerro cuyo nombre es un reflejo del esfuerzo que puede significar y que se ve especialmente aliviado cuando ya existe nieve, algo ausente de la mayoría de los cerros en esta época de sequía y de clima tan extraño.

Un día antes del paseo y ante un pronóstico reiterado de lluvia, decidí que mojarme en cerro conocido era mucho mejor que en un cerro por conocer y comuniqué a mis amigos que iría con los Malayos al Cerro Carpa.

Domingo 6 AM. Comienza la jornada preparando con rapidez mi mochila para estar a tiempo a las 7 AM en el punto de reunión, en donde me pasaría a buscar René, un gran amigo malayo. Una vez que recogimos al gran David, nos fuimos hacia el punto definido al final de Av. La Dehesa en donde esperábamos encontrar al resto de Malayos. Fue un tanto sorprendente notar que el pronóstico del clima hizo estragos en nuestro Club, ya que solo llegaron 15 Malayos al desafío. Debo indicar que en los últimos paseos nunca bajamos de 40 asistentes, por lo que quedamos muy sorprendidos.

Bueno, nunca ha sido un problema la asistencia, recuerdo paseos con tres malayos y otros con 70 integrantes, así que nos preparamos para iniciar nuestro paseo. El cielo amenazador y un frío que cada vez se intensificaba más. Sin embargo, el esfuerzo del ascenso pronto nos puso en estado calórico y debimos detenernos a sacarnos algo de ropa para continuar.

Cuando ya llevábamos algo más de una hora de ascenso, el cielo bastante ennegrecido nos arrojó una ventolera de miedo, varias veces perdí el equilibrio y comenzó una fina lluvia, preludio de todo lo que vendría. En ese punto 5 malayos que no contaban con la ropa adecuada para seguir o bien no quisieron arriesgar un resfrío, decidieron retornar. El resto, añadimos una tercera capa a nuestra vestimenta y nos decidimos hacer frente al clima y seguir la marcha.

En la medida que el frío seguía lastimándonos y las ráfagas de viento arreciaban, nos establecimos metas intermedias para que nos sirviera de aliento y sentir que todo este esfuerzo seguía siendo divertido y que valiese la pena.

Decidimos que llegar al Portezuelo era alcanzable y a medida que seguíamos ascendiendo, nos pareció que nada nos detendría hasta que llegáramos por lo menos al Cerro Conchalí. Y así fue, aunque intenté que algunos se sumaran a continuar un poquito más, la verdad es que era suficiente y el Conchalí era una meta adecuada para las condiciones climáticas. la verdad es que estaba muy frío y cuando ya todos habían llegado a la cima, se largó a nevar, con lo cual debimos acelerar nuestro menú malayo para poder bajar. Un menú extraordinario como siempre, con chocolates, turrón, maní al ciboulette y otras delicias comestibles, además de rico té con diversas preparaciones.

El viento y la nieve nos obligaron a bajar con tiempo apenas suficiente para las fotos de rigor y anotarnos en el cuaderno de cumbre que otro Club dejó para la posteridad en una caja metálica. Dejamos nuestros nombres y el de nuestro Club Malayo como corresponde y comenzamos el descenso.

Contra todo pronóstico, a medida que bajábamos, el tiempo comenzó a ser más benigno y ya a la mitad del recorrido nos habíamos despojado de nuestra tercera capa y algunos, de hecho, íbamos solo con lo indispensable ya que el calor corporal comenzaba a notarse.

Alrededor de las 15 horas ya estábamos de regreso y tras los abrazos y despedidas, volvimos a nuestros hogares, orgullosos y contentos por haber vencido una vez más la comodidad y las penurias de un mal clima, para cumplir nuestro dichoso rito de ir a la montaña a limpiar el alma y los pulmones una vez por semana.

Gran paseo malayo!!!

Paijan : otro regalo peruano para el paladar

Caminando al azar, como es mi fórmula para descubrir nuevos sitios, encontré cerca de Luis Thayer Ojeda y Bilbao  este restoran peruano que atendía tarde, tarde como muchas veces me encuentro  definido para almorzar en fines de semana.

Tiene un comedor precioso aunque algo oscuro, pero la terraza es prometedora y por supuesto me instalé en ella al toque. La atención amable aunque heterogénea, ya que hay mozos «oficiales» y una suerte de ayudantes que a pesar del esfuerzo no ayudan mucho, ya que se pierde continuidad en la atención. Una música con valses peruanos deliciosos que sirve de fondo mientras se desarrolla la escenificación gastronómica, no cabe duda que se conoce el oficio aunque sea un sitio que tiene algo más de un semestre en acción.

Mientras disfrutaba el cierre de un gran libro, llegó mi pisco sour y poco después el ceviche de locos que encargué para iniciar el disfrute. Fantástica combinación, aunque eché de menos atrevimientos como un trocito de fruta o algún ofrecimiento fuera de carta para sorprender. La entrada cumplió virtuosamente lo que se espera, pero nada más.

Para el momento de los fondos, noté la ansiedad de los mozos por la hora, de verdad algo tarde pero no debiera ser tema, ya que partí por preguntar si la cocina estaba abierta cuando llegué. En fin, mi primera opción, un lenguado Paijan, lo que esperaba una delicia especial del lugar se transformó en mi primera decepción, ya que lejos de advertirme que no había lenguado, ya me había adelantado a pedir vino, algo combinable casi solo con pescados, quedó en una condición de borde para buscar una opción. Tratando de salvar la armonía gastronómica, busqué opciones en pescados y apareció una corvina que pedí a la plancha y que rebosaba de una salsa de mariscos incluyendo pulpo y camarones acompañada con unas papas salteadas exquisitas De no ser por la poca proacividad, quizás habría ensayado un lomo salteado que era una opción deseable en la interesante carta.

Un almuerzo, delicioso y abundante, con gran servicio pero con esa falta de ritmo que añoré y ese entusiasmo que se vive cuando los sitios ya tienen recorrido y sobretodo han conseguido entender que lo que buscamos es una experiencia completa, no solo el cumplimiento del checklist del restorán «bueno».

Me gustó, no lo niego, pero le falta la chispa y oportunidad, es básico advertir lo que no existe en la carta para evitar entusiasmarse en vano.

Paijan, buen sitio pero le falta todavía !!

un nuevo krrtrekking para hacer vibrar el alma

Un día especial, tanto que me pedí vacaciones para poder enfrentarlo libre de preocupaciones y de esa adrenalina laboral que a veces hace despertar algunas alarmas en mi panel de control.

Un día que sería dominado desde muy temprano por la revisión técnica del año, la mía por supuesto y que me atraparía casi todo el día en una clínica para chequear los estragos (quizás los beneficios) de mi intenso viaje  por la vida.

Tras los exámenes matinales y cuando quedé liberado del forzado ayuno, me fui a la cafetería a probar un rico desayuno, un jugo de chirimoya natural con un contundente sandwich de jamón y huevo (ideal para un elevado colesterol ganado con stress). Luego continué con otros dos exámenes hasta que llegó el momento en que era posible almorzar. La oferta all inclusive de la clínica, era demasiado pobre (casi literalmente un snack), por lo que calculé los tiempos y me fui a recorrer el territorio aledaño. Para mi fortuna, encontré una terraza divina en el Tip y Tap de Av. Las Condes y allí comencé con un Kir Royale para espantar los malos espíritus de la sacrosanta sanidad de la clínica. La terraza muy linda, parece inmersa en un territorio rural y eso se aprecia especialmente en la vorágine de tráfico que existe en el sector.

Almorcé una rica corvina a la plancha con mantequilla negra acompañada de papas duquesa y una  copa de vino tinto, un placer sencillo pero adecuado para un día tan sanitario.

Terminado el ciclo de exámenes debí correr mucho, pues debía estar a la hora precisa para disfrutar una ópera que esperaba hace mucho tiempo, en el Teatro Municipal. Me refiero a Tosca, la historia de la amante eterna y deliciosa de la genial obra de Giacomo Puccini.

Llegué con 2 minutos de adelanto, una verdadera proeza para todo lo que tuve que recorrer, pero gratificado porque no tenía dudas que mi reconciliación con este lugar sería muy especial. Tras un año de luto, el Municipal tenía nombre y debía cerrar mis emociones para poder volver a ir. Hoy era ese día.

Tosca, una obra en tres actos verdaderamente exquisita. hace muchos años que no se presentaba en Chile y para mí era indispensable disfrutarla. Los personajes de la obra curiosamente son reales y se ubica en un contexto histórico muy particular en el tiempo de Napoleón. El  pintor Cavaradossi amante de Floria Tosca, cantante y diva de la época, ayuda a un fugitivo de la tiranía (Angelotti) por lo cual sería apresado y torturado. Tosca para salvarlo accede a prestar su cuerpo al tirano, pero antes de consumarse lo apuñala. Finalmente el pintor a quien se le iba a fusilar simuladamente, en realidad es asesinado en dicho acto y Tosca, que esperaba huir con él, ante la evidencia de su muerte, se suicida. Una historia trágica, magníficamente desarrollada en unos escenarios maravillosos y con el desempeño brillante de la soprano Marcela de Loa y del tenor Andrés Veramendi. La orquesta a cargo del siempre contundente José Luis Dominguez, hizo las delicias para un teatro completamente lleno (literalmente hasta el techo).

El contrapunto a la clásica emoción de una ópera como Tosca, no podía ser mejor que yendo al lanzamiento del disco del grandioso DJ Raff, Collage Binario, una suerte de síntesis virtuosa de todos los sonidos que domina DJ Raff y que con ayuda de audiovisuales, luces y un buen lugar (el M100) solo podía ser bueno, buenísimo.

Algo más de una hora con los sonidos electrónicos y algunas intervenciones hiphoperas deliciosas de algunos artistas locales, no pudieron ser más oportunas para llenarme de energía y ponerme al día del desarrollo de la música de vanguardia chilena. Compré una de las 500 copias disponibles del disco que se lanzaba esta noche y estoy seguro que mi  hermano lo disfrutará más que yo.

A esa hora, tarde por supuesto, el hambre comenzaba a definir mi agenda y desarrollé varios planes mientras me dirigía hacia mi centro de operaciones en Providencia. Mis planes de la A a la E fallaron debido al horario, pero finalmente pudimos cenar rico en un eterno filete que es El Huerto, comida sana y sabrosa.

Un plato de gratín de berenjenas para mi compañía y para mí un contundente plato mexicano que acompañamos con un buen ensamblaje Quatro de Montt Grass. Una armonía deliciosa para una cena tardía pero indispensable.

Que gran día y mejor krrtrekking!!

Viola Guita : notable sorpresa musical

Me llamó la atención de manera intempestiva, viola da gamba (viola de pierna para distinguirla de la viola de braccio) y guitarra flamenca en un lugar de jazz (Bellavista Jazz Club). Nada más atractivo para un día común.

Recordé de inmediato el entusiasmo de mi amigo David (Malayos) quien me había regalado meses atrás unas grabaciones inéditas de textos musicales antiguos para este instrumento y que tanto placer me habían dado. Mhhhh, instrumentos antiguos y música moderna, una mezcla que debía vivenciar.

Alberto Faraggi, guitarrista del flamenco de gran especialización y de nacimiento autodidacta según sus propias palabras, hace un dúo maravilloso con su compañero, Luciano Taulis, con quién se conoce desde quinto básico y como bien dice Alberto, tocan, disfrutan y hasta de equivocan juntos. Una amalgama de talento y pasión por la música seria con sones modernos y que en esta noche dieron una demostración contundente del material que poseen y que pronto debiera ser un estupendo disco.

Un poco desordenado en los preparativos hasta que,  un poco retrasados, se inicia la sesión con un virtuoso solo de guitarra que es seguido por otro no menos notable de viola y de pronto se enlazan en el dueto para darnos una muestra maravillosa de lo que hacen estos muchachos. Hielos eternos, Infinitango (incluido un potente poema declamado por Alberto) y esa hermosa canción de cuna (o Canción para un niño feliz que por más de 12 minutos nos llenó el alma de vibraciones celestiales).

La viola está íntimamente emparentada con la guitarra, con un origen muy antiguo (siglo 15). De hecho, Luciano me explica que son tan parecidas que salvo porque se afinan un poco distinto todo lo tienen en común (cuerdas y puentes). No cabe duda que Luciano y Alberto vibran con su pasión musical.

Un espectáculo precioso y aunque no se llenó el local, estaba repleto de entusiastas seguidores y admiradores del arte de estos chicos virtuosos. Mientras bebía un delicioso absolut kurrant y disfrutaba una selección de empanaditas gourmet, me dejé llevar por la delicia musical que con tanta fortuna presencié.

Esperando el disco con ansias!!

Amaranto al paso : rico disfrute

No siempre cuento con el tiempo necesario para disfrutar un encuentro gastronómico a mis anchas, pero eso no me amilana y enfrento hidalgamente el desafío de comer algo rico aunque sea en pocos minutos.

Hoy debía resolver diversas cuestiones que me implicaban moverme por el centro de Santiasco en un horario en que mis jugos gástricos están en franca ebullición. Ya casi a las 15 horas, pude concluir los trámites y mi mejor opción fue el rico restoran del hotel Caesar Business que tengo entre mis preferidos, me refiero claramente al Amaranto.

Salvo por el personal de servicio, una mesa con dos tipos haciendo negocios, lo mejor a no dudar eran dos modelos preciosas que vestidas de rojo ajustado conversaban el café. Como no me preocupa demasiado quedar solo en un lugar, me instalé en mi mesa habitual y la atenta chica se acercó de inmediato para ofrecerme la carta. Le expliqué que tenía poco tiempo, por lo que mientras ella iba por mi agua mineral sin gas, yo revisaba la exquisita carta para elegir un único plato que saciara mis anhelos de disfrutes.

Rápidamente me incliné por una pierna de cordero asada, con una guarnición de champiñones y un rico puré rústico de papas y berros. Para la espera, nada mejor que un bocadillo de pan caliente con toques de amapola y mantequilla salada, tan rica como la de campo.

El plato llegó en un tiempo razonable y también mi copa de vino, un buen cabernet sauvignon ya que no había otra opción tinta disponible. A pesar que hubiese preferido un buen carignan la armonía estuvo estupenda y mi almuerzo un enorme agrado.

No hubo opción de postres ni siquiera café, porque debía atender una reunión (la quinta del día), pero salí contento a seguir con mi jornada.

Amaranto, un sitio siempre delicioso y bien atendido.

Teatro en otoño : acierto de FITAM

Durante años he reclamado a quien quiera escuchar que es un terrible desacierto que el filete del teatro solo se presente concentrado a tope solo en el Festival Santiago  a mil en enero de cada año. Pero he sido sorprendido y muy gratamente, pues desde el 25 de marzo hasta el 25 de junio se viene desarrollando el ciclo Teatro Hoy  con grandes e  imperdibles obras y con un sistema de abonos muy conveniente.

De las 7 obras en cartelera, hay dos que he visto varias veces, me refiero a Sin Sangre y El hombre que daba a beber a las mariposas, ambas de los ex La Troppa, el Teatro Cinema. Una compañía sorprendente y que ha desarrollado una forma de teatro maravillosa combinando las técnicas del cine,  tecnología audiovisual y muchísimo ingenio.

Otras dos obras son de tipo más político y no por ello extraordinarias en su género, La Amante Fascista con la extraordinaria Paulina Urrutia y Villa+Discurso.

Pero necesitaba ver la obra El amor es un francotirador y esta noche era la oportunidad que requería. Dirigida por Néstor Cantillana, seis desesperanzados del amor se enfrentan a una ruleta rusa para terminar sus días. Con música en vivo y con la participación de una pequeñita de 11 años que hace de anfitriona de este espectáculo. Ella es el vínculo con la realidad mientras los desenamorados, siguen atados a sus historias, fantasías y deseos sin cumplir. Todos los personajes ayudan a cumplir el último deseo de sus compañeros, una forma de la solidaridad trágica del amor. También es el momento en que cada uno puede demostrar sus destrezas en el amor, un buen beso en la boca, cantar una canción de amor, desnudarse y hasta golpear con las manos.

Irremediablemente, la obra avanza hasta el momento en que el azar decide quien al disparar el revólver recibirá la calma final en la forma de una bala en la sien.

Estupenda obra y mejor iniciativa la de teatro en otoño!!!

Almorzando en Ópera : un disfrute clásico

Enfrenté este día con la convicción que si no tenía un buen almuerzo, no habría valido el esfuerzo de levantarse temprano y acometer la intensa jornada que me esperaba. Aceleré a tope para generar una ventana de tiempo apropiada para mi propósito y a la hora adecuada, estaba sentándome en una mesa del rico Ópera en el barrio Bellas Artes.

Confieso que era mi plan B, porque iba a llegar sin reserva a Les Assassins, un lugar esquivo ya que casi siempre está lleno por los asiduos y fieles clientes que posee. Por supuesto, que no había cupo en el pequeño restoran francés y seguí sin problemas a mi segunda mejor opción de este día.

Ubicado en una mesa con vista a ese portentoso edificio en forma de barco que hay enfrente, pedí mi botella de agua mineral sin gas y me dispuse a recorrer la carta. Mi primera tentación fue una omelette de locos, en realidad trozos de locos y trufa, con un cestito de jamón de pierna lleno de hojas de rúcula, que sinceramente combinaban de manera exquisita. De la carta de vinos, elegí un malbec gran reserva Chamán de Viña Santa Cruz cosecha 2006, una delicia que acompañaría mi plato de fondo. Un Lapin farce au pate de lievre, o sea, unos rollitos de finas láminas de conejo, rellenos con un paté de liebre, una guarnición sabrosa de papas dauphinoise, berenjena asada y salsa de ajo chilote. Una maravilla que disfruté lentamente mientras mi mirada se perdía en el ir y venir de tantos transeúntes que deambulan por el barrio en una curiosa danza de colores y gestos furtivos al ritmo de esas baladas francesas antiguas que se escuchaban en el restoran.

Para el postre, no resistí encantarme con un biscuit de arándanos acompañado con helado de durazno, una maravillosa combinación de sabores y preciso cierre, en conjunto con mi infaltable café.

Qué rico es el Ópera!!!