Punto 8 : más disfrutes en Lastarria

Hace poco tiempo que abrió sus puertas el nuevo hotel Cumbres en Lastarria y ya da que hablar. En el primer piso y muy visible desde la calle, posee un bar de tapas. Un lugar hermoso que se extiende hacia el fondo de la construcción en una terraza extraordinaria. Libre del ruido ambiente, con buena sombra y adornadas sus paredes con una exposición fotográfica (en estos días fotos de viajes de María Gracia Subercaseaux). Una interesante carta de tragos, cocktails, vinos y cervezas y para acompañar una seductora lista de tapas  mediterráneas. De hecho, en otra oportunidad probamos trío de croquetas, tortilla española, camarones crocantes y unas albóndigas sorprendentes, todo rico!!.

No obstante lo anterior, la prueba de fuego siempre es el restaurante, por lo cual nuestro destino relevante era el piso 8 en donde se encuentra Punto 8, la apuesta gastronómica del hotel. Con la cocina a la vista, las mesas se distribuyen alrededor aprovechando la gran cantidad de ventanas que permiten disfrutar la vista de este lindo barrio Lastarria. Una terraza que da cabida a una pequeña piscina y zona de asolear, completa el lugar.

Fuimos recibidos amablemente y ubicados en una mesa con buena vista y espacio. Una carta de platos y otra de tragos, además de una exquisita carta de vinos organizados por valles. En fin todo dispuesto para elegir y disfrutar.

Pedimos una Sangría mediterránea y un Amareto sour para iniciar la sesión. Acompañamos con una Terrina de pato y naranja hecha en casa, con una reducción de vino oporto y compota cebollas. Exquisita!!

Para los fondos, nos entusiasmamos con el risotto de mariscos con crema de langosta y camarón y el plato de raviolis rellenos con  queso de cabra, ciboulette y ajo sobre una salsa de tomates y mandarina. Exquisitos sabores que merecían una buena botella de Montes Alpha carmenere 2013.

No podíamos dejar de probar los postres, así que nos embarcamos con una baklava con nueces y almendras griegas con sorbete al romero. Sumamos un souffle helado con grand marnier, salsa de chocolate amargo y naranjas confitadas, deliciosos!!

Un sitio agradable en todos los sentidos, un pequeño oasis que relaja y hace placentera de principio a fin la incursión. Tras el siempre bienvenido café negro, nos despedimos con la promesa de volver a disfrutarlo tan pronto sea posible.

Noso : rico pero mal atendido

Es muy raro que en estas crónicas de disfrutes deba anotar algo negativo sobre un restaurante o lugar visitado. Sin embargo, por la inmensa fama que tiene Noso, fue una sorpresa el descuido en la atención. Para quienes no lo conocen, Noso está ubicado en el Hotel W y normalmente goza de muy buenos comentarios, especialmente de extranjeros que hospedan en él.

Desde la partida, notamos la lentitud de reacción del servicio. A pesar de tener mesas libres, nadie se molestó en guiarnos o sugerir algo, ya que parecía que el foco era atender la terraza que estaba al 100% de ocupación. Ya instalados, tuvimos que esperar nuevamente por las cartas y luego también demoraron en ir a tomar el pedido. De hecho, quien se acercó a mi llamado fue el ayudante del mozo, algo que no había visto antes. El muchacho muy atento, repetía constantemente que él no el mozo oficial sino que aquel «bajito» que se esmeraba en practicar su inglés con otros comensales descuidando claramente su función.

Partimos con una sugerencia, el Mojiterráneo (limón amarillo, verde y naranja macerados, con  gin barcelones, agua  tónica y albahaca, mientras mi partner se refrescaba con una coca light. De la carta, por cierto muy marcada por ingredientes chilenos, nos tentamos con una merluza a la pimienta de chiloé,  porotos y pimientos al piquillo, chorizo colorado y calamares salteados. El otro plato elegido fue un pescado de roca confitado, con leche de coco, vegetales perfumados al jenjibre, acompañado de arroz basmati cremoso al limón de pica. Pedimos una botella de pinot noir, la que mantuvieron helada en una enorme cubeta de agua y hielo colectiva. Deliciosos platos!!

Me agotó el tener que estar llamando al mozo para que rellenara las copas, pedir pimienta para moler la que nunca llegó y hasta pedir la cuenta fue de una demora absolutamente desacostumbrada. Dado que el mozo oficial jamás hizo su trabajo, dejé en efectivo la propina al ayudante, al menos por su esfuerzo y cerré la cuenta sin postres ni café, ya que no me da la paciencia con este tipo de lugares.

No cabe duda que el arte del chef bien merece aplausos, pero una mala atención destruye la experiencia de los comensales. Espero que haya sido «mala suerte», pero no puedo callar que mi expectativa era muy superior a lo conseguido.

 

Kinsa : nueva experiencia

Hace un buen rato que no descubría un nuevo restaurante en Bellavista. La espera no fue en vano pues encontré a Kinsa (significa 3 en quechua, por los tres conceptos del lugar : bar, cocina y mercado).

Es un lugar pequeño pero de buen diseño, muy bien atendido y ambientado como me suele gustar. Una gran barra de bar con nutrido arsenal de tragos y vinos. En el muro al frente, las repisas con una variedad de productos chilenos de mercado y en el espacio entre ambas, las mesas del restaurante.

Ya instalados, revisamos la carta partiendo por una sorprendente gama de tragos, cervezas y cocktails. También la lista incluye entradas, tablas, platos de fondo, sándwiches, ensaladas y postres. También hay carta de vinos para acompañar una buena cena con productos chilenos.

Decidimos hacer una prueba de conceptos, por lo que la selección fue unas papas kinsa, papas fritas con cáscaras, sal de Cáhuil (costera), algo de mayonesa con ajo ahumado y ketchup casero (fantástico). La chica que nos atendía nos confirmó que era una de las especialidades del sitio. Pedimos además una Tabla del norte con ostiones a la parmesana, queso de cabra marinado, queso de cabra maduro, unas ricas aceitunas, una porción de cebiche,  pan de campo y pebre luche.

Lo anterior, permitía justificar el beber unos cocktails que nos llamaron la atención. Uno llamado Llastay, pisco diaguitas reservado transparente, jugo de naranjas, miel de palma, campari, clara de huevo y romero. El otro, un horchata sour,  con pisco, jugo de limón, jugo de naranjas y horchata (a mi partner le gusta lo dulce).

Una experiencia extraordinaria, superó nuestras expectativas y evidentemente volveremos con más tiempo por una cena como corresponde.

El cantar de los Trenes : poético disfrute

Ha pasado mucho tiempo desde que el 2004 recibí un pedido especial de mi amigo Gatillo Gerard para escribir algunas poesías sobre las mujeres de Neruda con motivo de la elaboración de una nueva obra, El Cantar de los Trenes en homenaje al gran poeta.

En pocos días, realicé una intensa investigación y me di maña para construir un poema para cada mujer en la vida de Neruda, pero desde la perspectiva de ellas. Desde la madre que muere poco después de nacer Neruda (Neftalí), pasando por su primera esposa, su hija y la larga secuencia de amantes y compañeras que hubo en su vida.

No solo había amor y pasión sino también abandonos, traiciones y despecho, todo lo cual lo reflejé en cada estrofa imbuido de la emoción de cada protagonista. El conjunto de poemas lo entregué al Teatro Le Grand Blue para que sirviera de material creativo para la obra que se presentó con motivo del centenario del nacimiento del poeta.
Recuerdo con alegría el estreno de la obra de teatro poético, sin embargo a la distancia de 11 años, no tenía la menor idea de como sería un re-estreno de la obra.

Mónica Mascaró, el gran Ricardo Duhart y sin dudas Gatillo, me habían tejido una «trampa», pues lo que fuimos a ver fue algo inesperado y maravilloso. Llegamos a la última función de pre-estreno en el Instituto Cultural de BancoEstado y tras esperar la lenta entrada del público, nos adentramos en el universo mágico de la danza, la poesía y la música en vivo que constituye esta hermosa obra.

Cabe destacar que el propósito de esta Compañía es llegar a los niños con la poesía de los grandes poetas de Chile, lo cual evidentemente supone un gran desafío, pues debe combinarse con creativa paciencia las claves que mantienen la atención de los niños, el adecuado contenido para que sea nutritivo para los adultos y una animación que de potencia visual, auditiva y emocional a toda la obra. Pienso que lo logran con creces.

Las hermosas voces de las chicas, la danza, la original música y ciertamente las escenas evocadoras de la vida de este desconocido Neruda evaluado y a veces cuestionado por sus mujeres, se traduce en una experiencia totalmente disfrutable.

Espero que pronto vuelvan al escenario, estaremos esperándolos.

Cabildo : cocina criolla con estilo

Ubicado detrás del hotel boutique Castillo Rojo, otrora la icónica Casa Roja de la plaza Camilo Mori en barrio Bellavista, existe un pequeño pero sorprendente restaurante, el cual visitamos una primaveral noche.

Se trata de Cabildo, el cual está pulcramente diseñado para hacernos creer que estamos en la casa de algún antepasado. Cada detalle cuenta, pues las mesas están preparadas con esos juegos de loza que ya son objetos de colección, copas esmeriladas, posa cubiertos, servilletas estampadas y bordadas incluidos los preciosos individuales.

Un servicio atento, con una carta que incluye denominaciones ya desacostumbradas pero muy chilenas de la vieja guardia. Entremeses, Hervidos, Platos de Resistencia, Ensaladas, Compañía, Encurtidos, Salsas, Postres, con variedades de platos criollos que ya había olvidado su existencia.

Una vez que ordenamos los aperitivos, pisco sour y Pichuncho, el mozo trajo a cada uno una vianda, la inolvidable Choca obrera, conteniendo una empanadita de pino, queso cabeza, una papa rellena y pebre de invierno. Maravilloso comienzo.

Decidimos como entremeses, palta reina y palta cardenal que nos servirían de suculenta entrada. Para los fondos, un caldillo de congrio y una plateada con puré picante, ambos definitivamente exquisitos y acompañados de una botella de Malbec reserva Koyle Royale delicioso.

Para los postres no pudimos evitar la tentación de un turrón de vino y de la torta colegial con manjar, un viaje dulce a la niñez. Al cierre, agua de hierbas y café negro.

Maravilloso lugar, una visita obligada a la casa de la tatarabuela.

Closer : una obra notable

Esta es la obra de teatro de Patrick Marber que posteriormente dio origen a la famosa película del mismo nombre del 2004 la cual me resultó fascinante por la crudeza arquetípica de los personajes. Pues bien, esta versión dirigida por Cristián Campos quien además actúa junto a Adriana Stuven, Amaya Forch y Francisco Gormaz, resulta ser una delicia.

Es una sucesión de infidelidades, encuentro sexuales y traiciones mutuas llevadas al extremos entre estos personajes que solo creen amar lo que desean, lo que no poseen. Cuando lo logran, nuevamente la pareja abandonada y ya enganchada en otra relación, se convierte en un renovado objeto de deseo. La frase que dice una de las chicas es muy reveladora del fenómeno, «tu solo amas lo que sientes cuando estás conmigo», es casi una definición de este tipo de «relaciones modernas» llenas de ego y precariedad.

Muy bien actuada, en un escenario mínimo y poco iluminado, las escenas se suceden implacablemente en los encuentros y desencuentros que tienen estos cuatro personajes. El ritmo de esta comedia triste solo deja ver la fragilidad de estos seres, tratando de estar cerca para luego alejarse en la música de sus deseos.

Imperdible!!!

Comiendo rico en Lima : imposible mejor

Aunque hoy puede considerarse casi una moda, la gastronomía peruana forma parte de mis disfrutes por muchos años. Hace un par de años fue la última vez que había ido a Lima solo a disfrutar el comer y pasear. Ya era un buen momento para regresar y buscar nuevas delicias o revisitar las ya conocidas.

Partimos en un vuelo nocturno que nos dejó en Lima alrededor de las 3 AM. Rendidos pero felices de iniciar unas pequeñas vacaciones en la capital gastronómica del mundo. Dejábamos atrás muchos sinsabores laborales, exigencias y deberes superfluos que merecían nuestra ausencia.

Había arrendado un departamento en el corazón del barrio Miraflores con lo cual nos aseguramos acceso a la mejor oferta gastronómica de la ciudad. Dormimos hasta convencernos que teníamos las energías repuestas para iniciar este exquisito periplo.

Salimos a caminar hacia la playa en ese típico clima de Lima, nublado y bastante caluroso (al menos para mí). Bastante hambrientos, nos detuvimos en Larcomar para asistir al local gourmet llamado Popular. Excelente ceviche, tragos y fondos. Un sitio muy cool y muy bien atendido.

Al día siguiente fuimos a recorrer caminando otra parte de Lima para que cuando el hambre nos lastimaba, encontrar el Mezze, un restaurante de fusión árabe-turco-peruana. La oferta era irresistible, así es que nos acomodamos al interior del pequeño lugar y comenzamos a pedir. Para partir, gaseosa y cerveza negra acompañando un Mezze del Kalifa. Me parece que debo aclarar que un mezze no es más que un acompañamiento de un aperitivo. Sin embargo, éste era mu abundante en rellenitos árabes, hummus y otros entremeses. Para los fondos pedimos un pescado de costa con salsa y ensalada y para mí un lomo grillado con buen acompañamiento. Un buen café hervido turco cerró esta incursión.

Esa noche creo que tuvimos el mayor acierto del viaje, pues sin pedir reserva nos fuimos al restaurante Maido, el más reputado de Lima según TripAdvisor. Un lugar sin ningún aspaviento externo, es como ingresar al segundo piso de un edificio cualquiera. Sin embargo, basto ingresar para que al unísono una decena de cocineros de la barra gritaran al unísono Maido!!. (me dieron varias traducciones, desde «bienvenido» hasta «otra  vez»).

Partimos con los aperitivos Ay Caramba y Pecado NIkkei, sorprendentes!!. Esos los sacamos de la carta de aperitivos. Cuando vimos la carta de appetizers, nos tentamos con  un maki Guratan, que casi nos deja sin ganas de comer más. Con hidalguía decidimos consultar la carta de fondos para elegir un asado de tira Nitsu (50 horas de cocción) y un arroz con pato. Sorprendentes y al menos en mi caso, merecían las copas de Malbec Bramare que solicité.

El diseño del lugar es muy top, desde la iluminación, la música hasta los detalles que adornan el bar. La atención es privilegiada, bastaba un movimiento de la cabeza y ya tenías a alguien atento a resolver lo que pidieras. En el techo unas gruesas cuerdas que iluminadas con intención, formaban un marco luminoso perfecto. Alucinados con el lugar, no desperdiciamos tiempo y nos fuimos a los postres. Un ceviche (postre ácido) y un Amador 70%, increíbles. En mi caso, enfrentado a un helado de chocolate bitter, vainilla y cacao, no pude resistir la tentación de añadir una copa de ron Zacapa 23 años. Este debe ser el postre más grandioso que he probado en 10 años. Solo esos gratificantes cafés negros nos trajeron de vuelta y pudimos regresar al departamento.

Otro día, decidimos bajar de verdad a la playa, pues el barrio en que estábamos está cerca pero a 50 metros de altura que tiene el acantilado. Pues bien, encontramos por donde bajar y comenzamos un fresco y grato paseo por la orilla del mar. Como andábamos en formato krrtrekking, decidimos visitar el complejo Rosa Náutica. Es una versión extendida y mejorada de nuestro Cap Ducal de Viña del Mar y de verdad que nos llamaba la atención. Fue un buen lugar para tomar un aperitivo mirando el mar, los pájaros y a los surfistas que luchaban con las incesantes olas de dicha costa. Continuamos el camino hasta cansarnos y regresar para un un lugar en donde almorzar. Encontramos el Dánica, un restaurante italo-peruano. Resultó ser una sorpresa, pues no solo estaba muy bien armado sino que la oferta era exquisita. Partimos con cerveza y gaseosa, acompañando unos langostinos al ajo. Luego los fondos, un Linguini Thai y una milanesa Palermo. Deliciosos platos que acompañamos con un merlot muy bueno. Para los postres, un crocante de manzana y una torta 4 leches magnífica.

Después de almorzar en las Brujas de Cachiche, nada puede ser superado. Este lugar está igual que hace 15 años y sigue siendo referencia culinaria. Tomamos la versión buffet pues permite probar una cantidad sorprendente de sabores sin tener que pedir tantos platos que sería imposible comer. Comimos con pequeña desmesura, pues era imposible no disfrutar la variedad de sabores ofrecidos. Acompañamos con un vino español potente y unos mejores postres, para salir del restaurante en condición terminal. Solo un buen descanso podría traer el broche de perfección al placer disfrutado.

Me parece que en la última noche en Lima, decidimos ir al restaurante más cercano al departamento. Fue un gran acierto, se trataba del restaurante Alfresco, un lugar de fusión italiano peruana que fue una rica sorpresa. Un filete en salsa de tomillo, un atún con salsa de coco, todo acompañado con una botella de Syrah IntiPalka (peruano y bastante bueno). Para los postres solo alcanzamos un tres leches compartido. (puede que hayamos comido muchos estos días)

El último recuerdo gastronómico de Lima fue nuestra visita a La Bodega de la Trattoria, un sitio muy elegante y tranquilo que habíamos visto días atrás. Partimos con unos appetizers, pastel de choclo (no es lo que parece) y hojas de parra, para acompañar nuestros aperitivos Sour de Maracuyá y Kir Royale. Seguimos con un lomo a las 4 pimientas y una lasaña de ají gallina. Acompañamos con un malbec Alamos (mendocino) que llamaba desde la carta para ser elegido. Unos cafés rápidos y volvimos al departamento por el equipaje, pues nos quedaba muy poco tiempo para llegar al aeropuerto y volver  a Chile.

Lima, un destino gastronómico imperdible!!!!!

 

 

 

Volcanes en el norte : un lindo disfrute

Aprovechar el feriado de septiembre es algo que se planifica con mucha anticipación. Cuatro meses antes ya teníamos los pasajes comprados y un itinerario de montaña desafiante. Como no existe plazo que no se cumpla, en la madrugada de un sábado estaba con mis mochilas en el aeropuerto tras haber dormido un par de horas una vez que logré poner todo lo necesario en mis heroicas mochilas (a punto de reventar).

En el aeropuerto nos encontramos con Ricky y Sammy y así comenzó la aventura. Unas horas después estábamos revisando la camioneta que habíamos arrendado y que nos esperaba a metros de la puerta de salida. Mi primera impresión es que los neumáticos estaban bastante gastados y que las puertas no cerraban bien, además de la cuerda que sostenía la compuerta trasera que no se veía bien. No obstante ello, quien arrendaba era alguien que ya otros años había suministrado transporte confiable.

Algunas vueltas por Calama para llegar al supermercado y ya estábamos listos para movernos al primer destino, San Pedro. Allá nos esperaba una sorprendente casa que Ricky había arrendado y nos esperaba una rica tarde de descanso. Preparamos almuerzo y luego intentamos una siesta.

La mañana siguiente salimos al encuentro del resto del grupo malayo, Ximena, Alejandra y Rodo. Tras los abrazos y bienvenidas, nos fuimos hacia el cerro El Toco, un cerro apropiado para hacer altura y probar si nuestros cuerpos estaban en condiciones apropiadas. Este volcán inactivo tiene algo más de 5.600 metros y llegamos a su cumbre en un buen tiempo para alegría de todos. Esa noche fuimos a cenar al Adobe, un rico restaurante de San Pedro que ya habíamos visitado anteriormente.

La siguiente jornada nos llevaría a internarnos en el desierto y sus salares para hacer el acercamiento a la base del volcán Pili, un cerro imponente de poco más de 6.000 metros y que Sammy con Ricky habían intentado el año anterior. En el trayecto descubrimos que nuestra camioneta humeaba en exceso y que la compuerta trasera estaba en muy mal estado, al punto que las botas de Ricky estuvieron a punto de quedar botadas en un salar. La camioneta no mejoraba su pronostico.

Una vez que logramos llegar, a lo que los antecedentes disponibles indicaban era el mejor lugar para acampar, armamos el campamento base y realizamos un reconocimiento del lugar aprovechando de tomar fotografías de la escasa flora que se encuentra a 4.600 metros de altitud. Más tarde, decidimos ir con la camioneta a dar un vistazo a la base del volcán. Gran decepción, la camioneta no fue capaz de avanzar por la huella empinada (nunca tanto) y la debimos abandonar para continuar a pie con Sammy y Ricky caminando por algo más de una hora hasta que llegamos adonde comenzaríamos realmente la ascensión del cerro. De regreso al campamento, conversamos que sería relevante poder ganar ese tiempo en vehículo considerando que el ascenso nos tomaría muchas horas y no queríamos desaprovechar la luz solar. Por eso, intentamos nuevamente el acercamiento con la segunda camioneta. Nada que decir, subió sin problemas en segunda marcha con lo cual sepultó todo argumento acerca de lo confiable de nuestro proveedor de la camioneta. Allí decidimos que volviendo a Calama cambiaríamos la camioneta.

Pasadas las 20 horas, nos metimos a las carpas a intentar ese esquivo sueño de altura, lo que se vio severamente alterado porque la temperatura comenzó a bajar bruscamente, al punto que sentíamos frío a pesar de todo el equipamiento de abrigo disponible. A las 4 AM nos dispusimos a vestirnos para el desafío y ocurrió lo inaudito. Todo estaba congelado incluida la camioneta, intentamos una y otra vez hacer partir el motor, eran muchos grados bajo cero y era casi imposible permanecer a la intemperie. Decidimos abrigarnos más y esperar que la temperatura mejorara, pero todo fue en vano. Poco a poco, fuimos desapareciendo en las carpas de regreso al calor del saco de dormir. Este volcán registra un récord mundial de buceo y de navegación en altura, pues en el cráter hay una laguna que esperábamos encontrar.

Alrededor de las 10 AM, con mucho frío aún, desayunamos y replanificamos el paseo. Nada nos desanimaría, solo debíamos ir al tercer objetivo que teníamos definido, el volcán Aucanquilcha. Desarmamos campamento y tras recuperar las camionetas (después de todo partieron) nos enfilamos de regreso a Calama para alojar en un Apart Hotel que conocíamos. Antes de irnos a alojar, pasamos a arrendar una camioneta decente, además de avisar con molestia al anterior proveedor que le devolveríamos el vehículo. Salimos esa noche a cenar al Bavaria, comida abundante y sabrosa que acompañamos con aperitivos y buen vino para recuperar toda nuestra alegría. Aunque nos apena no poder conseguir una meta cumbrera, lo cierto es que sabemos que podemos volver en cualquier otro momento y que lo importante es seguir disfrutando.

Al día siguiente, cargamos nuevamente las camionetas (ya teníamos una impecable en reemplazo) y nos dirigimos hacia Ollagüe, localidad fronteriza con Bolivia y que sería nuestro campamento base para el AucanQuilcha. Sorprendente lugar, ubicado entre dos volcanes activos, el Ollagüe y el AucanQuilcha, sede del yacimiento minero de azufre más alto del mundo y que cerrase operaciones hacia 1993. A todos nos asombró lo cuidado del pueblo, se ha invertido mucho dinero en prepararlo para ser sede turística para quienes amamos la montaña y esos paisajes maravillosos del norte en altura.

Durante la tarde, salimos a realizar reconocimiento y validar que podríamos llegar a la zona donde partían los andariveles con los que bajaban el azufre años atrás. El camino muy complicado, lleno de derrumbes y muy angosto. De hecho no alcanzamos a llegar, pero rellenamos con rocas los baches para asegurar que la mañana siguiente lográramos nuestro objetivo.

Esa noche cenamos ricos carbohidratos que las dueñas de la hostería nos prepararon y temprano nos fuimos a dormir. La hostería era notable, los cuartos con baño privado y agua caliente. Incluso vendían petróleo, con lo cual aseguramos el regreso ya que no habían estaciones de servicio desde que salimos de Calama.

En la madrugada, tras un potente y rico desayuno, salimos rumbo a nuestra meta. Con esfuerzo y algunas maniobras temerarias, logramos llegar a la base de operaciones de la mina de azufre y nos preparamos para el ascenso. Nos esperaba una cumbre de casi 6.200 metros, un delicioso desafío para todos. Si bien la temperatura era baja, no tenía parangón con lo vivido en el volcán Pili, por lo cual pudimos avanzar bastante bien salvo por el esfuerzo que significa el poco oxígeno disponible.

Caminamos muchas horas y ya cuando superábamos la cota de los 6.000 metros y algo más nos vimos obligados a realizar una evaluación del riesgo. Estábamos enfrentados a rocas inestables y mucho hielo, tendríamos que haber llevado cuerdas, pues si bien parecía factible seguir ascendiendo, nos ganábamos un tremendo y peligroso regreso. Una vez más, ganó la cordura y la sabiduría malaya. A metros de la cumbre, decidimos que no valía la pena correr tanto riesgo y con el corazón anudado, comenzamos a descender.

Mientras bajábamos en crudo silencio, me repetía en la mente que había sido lo mejor, nuestro grupo malayo tiene la madurez para evitar riesgos innecesarios y sabemos que podremos volver a intentarlo. Las experiencias deben ser disfrutables para que podamos contarlas.

De regreso a la hostería, pasamos una noche más en el lugar y luego volvimos a Calama al mismo apart hotel que ya conocíamos. Nos solazamos con una nueva cena en el Bavaria, mientras recordábamos todas las aventuras vividas. Al día siguiente, salimos a recorrer algunos salares a disfrutar un día de picnic, después de todo, eran las fiestas patrias.

No quiero extenderme más, la aventura fue exquisita, llena de nuevos aprendizajes y la imperdible compañía de mis amig@s malay@s. Volcanes nortinos, volveremos!!

Xuárez : otra obra de Manuela Infante

El universo creativo de Manuela Infante no tiene límites, tal vez eso me provoca declarar imperdibles sus obras, comentarlas y difundirlas.
Junto a Luis Barrales en los textos, Manuela dirige esta obra que busca reinterpretar parte de la historia de la conquista en la cual españoles y mapuches se enfrentan como lo harían durante cientos de años. El centro de la historia es Inés de Suárez, la amante de Pedro de Valdivia, en los momentos decisivos que la llevarán a decapitar con su propia espada a los caciques mapuches prisioneros en Santiago mientras la ciudad era despedazada por el cacique Michimalonco.

Si bien la actuación es irregular, el diseño de las escenas, la música y los textos son magníficos. La obra transcurre con la superposición de posibilidades que brinda este personaje femenino y guerrero. Así, tenemos a Inés reclamando su posición y bienes con su amante Valdivia, instruyendo a un joven Lautaro acerca de la guerra y la libertad o transformándose en el personaje oculto en el cuadro La Fundación de Santiago de Pedro Lira.

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La obra nos lleva a creer la posibilidad de un nuevo personaje mítico, una mujer como la verdadera responsable del hecho histórico de la conquista. En la escena que nos muestra proyectado el cuadro de Lira y que enfrente de nuestros ojos hace nacer el mito de Xuárez, abre un sinnúmero de preguntas y posibles cursos de la historia chilena.

El contraste entre la fragilidad física de Patricia Rivadeneira haciendo el personaje de Xuárez y la versátil Claudia Celedón quién se da maña para representar a varios personajes, seducen al público presente. A ellas se suman los 5 caciques (en vez de los 7 de la historia real), todos los cuales serán asesinados por Xuárez para salvar a la ciudad de la destrucción.

¿Qué habría sido de Chile si la Inés de Suárez hubiese sido en verdad Xuárez?. Definitivamente una imperdible obra en el GAM.

en Kamino (Ko) un sitio interesante

Sospecho que había pasado enfrente de este restaurante en varias ocasiones y francamente no había notado su existencia en el barrio Bellavista, a pesar de estar al frente del Peumayen y casi al lado del Azul Profundo. En este día, deambulando por calle Constitución, miré su interior y no pude evitar la tentación de probar. Un sitio espacioso con una distribución de las mesas que permiten esa pequeña privacidad que solo el espacio provoca.

Una vez ubicado en una mesa en la zona sur del local, una amable chica me ofreció el menú. Tras escuchar el relato de los platos que componían el menú, hice como casi siempre y pedí la carta para examinar un poco más la oferta. Una carta sencilla pero con una buena variedad de tablas, pizzas, ceviches, quesadillas, sandwiches y algo muy especial, una gran oferta de cervezas artesanales.

Recorrí con curiosidad la lista de cervezas que incluía la valdiviana  Calle Calle Naguilan negra (fue mi elegida para comenzar el disfrute), unas Monte Verde con sabores a frutas, Valtare, Mister Ebers, Nomade, Schofferhofer, Copper y Clausthaler. Interesante oferta que aporta diferenciación al lugar.

Para comer, me sorprendí con una Pizza Chilena con una masa al orégano, carne, cebolla, ají y tomate. Deliciosa!!. Mientras disfrutaba mi plato, pude confirmar el buen gusto en la decoración. En la entrada inmediatamente a la izquierda, un delicioso living para quienes prefieren un formato lounge, al centro del local un lindo bar, en un gran muro un precioso mural y al otro extremo, el muro es una pantalla gigante sobre la cual se hacen proyecciones. Durante toda mi incursión se escuchaba buena música con un volumen perfectamente acondicionado para agradar.
Un lugar interesante y prometedor!