Recorrer las calles de Santiasco en cleta, usando las ciclovías como referencia, es una gran oportunidad para conocer nuevos lugares, registrar algunas bellezas y porque no decirlo, ser espectador del comportamiento humano.
La odisea comenzó en la plaza Italia, lugar en que tomamos la ciclovía que va por el Parque Bustamante y que llega hasta Jofré. Salvo por esos habituales peatones que usan la ciclovía, fue un tramo tranquilo. Una cuadra mas allá, en calle Marín pudimos retomar en otro segmento de ciclovía, para ir saltando de un trozo a otro sin ninguna señalización. En calle Salvador desaparece y hay que intuir que en alguna parte continúa. De hecho reaparece en Pedro León Gallo y se puede llegar a José Miguel Infante, en donde de nuevo hay que ejercitar el instinto.
Por fin llegamos a la ciclovía de Antonio Varas, en donde pudimos avanzar por una muy buena pista hasta Diagonal Oriente, en donde cambia drásticamente de calidad (baja a la calle separada de los autos solo por topes de goma) y continuamos hasta la esquina de Simón Bolívar, en donde tomaremos hacia el oriente. Esta ciclovía es una verdadera carrera de obstáculos, al punto que tiene más curvas e irregularidades que ninguna otra pista cletera que conozca.
Durante el trayecto, pude notar que claramente se armó la ciclovía haciéndole el quite a árboles, estacionamientos, postes y cuanta cosa existía antes. Es evidente que lo que se quería era mostrar que se había hecho una ciclovía, pero nadie pensó en los ciclistas y tampoco en la gente que para ingresar a sus casas debe invadir la ciclovía (al menos mientras abre la puerta). Tuve una interesante charla con una señora que se molestó mucho porque fotografié la camioneta de un familiar que estaba estacionada sobre la ciclovía mientrás cargaba unos objetos que sacaba de la casa. Concordamos que el problema no son los ciclistas como ella alegaba sino la mala calidad del diseño de la ciclovía.
En la esquina Elecier Parada, hay que tener la sangre fría para pasar y no ser atropellado. De verdad que es demasiado peligroso el cruce y hasta es mejor bajarse de la cleta.
En Montenegro, pudimos enlazar con otra ciclovía que nos llevó por un apacible barrio residencial hasta el cruce con Emilia Tellez en donde encontramos la cicloruta más freak de esta auditoría. No alcanzamos a avanzar dos cuadras por ella, cuando nos encontramos que la ciclovía era el estacionamiento interminable de camiones y autos. Aparentemente los camiones corresponden a los locatarios de una feria y los autos a los residentes del sector, porque según averigué siempre se habían estacionado ahí. Deplorable el truco del municipio de Ñuñoa de anotarse ciclovías sin ningún diseño ni control.
Tomamos la ciclovía en sentido inverso y pudimos llegar a Tobalaba, en donde conectamos con la ciclovía «natural» en los senderos del parque. Por esa vía, pudimos llegar a la excelente ciclovía de Pocuro (la mejor para mi gusto) y volver por ella hacia Antonio Varas.
El registro fotográfico de la auditoría lo pueden ver aquí.
Hasta la próxima auditoría!!!
Una respuesta a “Auditoría de Ciclovías 4.0 : curioso recorrido”