Asado en chicureo

Este sábado fue especial, abandoné la ciudad para ir a la periferia. No a esa periferia que lamentamos que exista, porque la pobreza duele, sino a esa periferia opulenta, esa que tiene sobra y que aparenta tener más. Nunca se sabe hasta donde puede llegar el ser humano en su afán de creer que tener más es estar mejor.

Fue una fiesta de cumpleaños buena, con hartos amigos y mucha historia adeudada, no puedo pensar que estuviesen mal en este lugar, excepto yo.

Fueron 46 años de cumpleaños, además de la inauguración de una casa preciosa y enorme, aunque con la infelicidad de una vida dedicada a satisfacer al sistema. Tan poca armonía solo puede deberse a una falta de claridad acerca de lo verdaderamente importante.

Felicidades Pelao, espero que puedas ser feliz

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