Tour de museos

Este domingo necesitaba un refresco visual, después de mi habitual visita en cleta al San Cristóbal y mis indeclinables y casi frustrantes 20 minutos de ascenso. (esta vez amenicé el descanso con una buena lectura sobre el eneagrama y jugo de huesillos, of curs)

Partí a almorzar al Liguria de Manuel Montt (por suerte en este día hay poca taquilla y menos ruido). Uno de mis platos preferidos (lasaña de espinacas y ricota) con un estupendo vino merlot Santa Ema Reserva, me dieron suficiente energía para emprender viaje a través de la canícula dominical (vaya día caluroso, no?).

Me fui a Quinta Normal con la esperanza de visitar al menos tres lugares filetitos. Llegué al MAC y justo le apunté a un cambio de exposición, estaban trabajando por lo que seguí mi camino. Apareció Matucana 100, siempre notable. Dos exposiciones interesantes, la primera, el resultado del Manifiesto de Santiago, muy loco y lo que más me entusiasmó fue un engendro tecnológico que escribía poemas. SI, de verdad los escribía y hasta me robé (supongo estaba previsto) un par de hojas con versos. Les transcribo uno de los 26 que tomé para la posteridad

epitelio no solo no vaginal
mas inoculada superación tumefacta
lo que la proliferación al sedante aún le niega
quiere crepuscular que a sus fosales guarde

jejeje, es notable (sorry).

Hice una corta travesía a la Biblioteca de Santiago, estaban casi cerrando (¡a las 17 horas!!!!), nada impactante y rapidamente me devolví a Plaza Italia. Sabía de la retrospectiva dedicada a Marta Colvin en Telefonica. Notable, una mujer entregada al arte al descubrimiento de las formas y de los materiales, me sentí motivado por sus búsquedas en las culturas primitivas de nuestra latinoamérica, siento que lo logró. No se la pierdan, vale el paseo

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