Imagino que solo en Chile se da la curiosa circunstancia de contar con tres recitales increíbles en el mismo día, Sabina con nuevo disco, los notables metaleros de Metallica y el delicioso grupo The Cranberries.
Ante tan arrolladora oferta, me decidí por lo único y especial, The Cranberries en formación original (más un versátil complemento) por primera vez en Chile y la verdad es que estuvo fantástico.
Un escenario sencillo y con una iluminación que permitía recrear una atmósfera de intimidad deliciosa. La menuda Dolores O’Riordan con su gracia infinita y una linda minifalda, dominó toda la escena, su voz inconfundible, sus bailes y el gancho tremendo que consigue con la audiencia. Mal que mal solo pasaron 17 años para que la banda viniera a Chile.
Las exquisitas canciones se suceden inteligentemente manteniendo esa tensión emocional que hace disfrutable y contínuo un gran concierto. Todos los grandes éxitos del grupo se hicieron presentes con ese estilo inconfundible que apreciamos los fanáticos de la banda. Desde las baladas más íntimas hasta las bailables canciones que todos coreraron y disfrutaron.
Lindo show con algunos desajustes de sonido y hasta un pequeño apagón eléctrico que casi, casi pasó desapercibido.