A pesar que el anuncio me había llegado hace ya bastante rato, no había tenido tiempo ni suficiente curiosidad para asistir a visitar la muestra de juguetes que el Centro Cultural Palacio La Moneda (CCPLM) tenía en cartelera.
Hoy robé tiempo al tiempo y bajé al subterráneo del Palacio, compré mi entrada y comencé mi acostumbrado paseo. Primera parada, la galería de diseño (destaco que siempre es gratuita), una muestra de joyería moderna llamada Quiltro, diseño de joyas de creativos diseñadores chilenos. Me gustó Joya Brava y la jugarreta de 11 artistas visuales que desafían al espectador desacostumbrado por medio de la figura tan común del quiltro, nuestro perro callejero y de los materiales más insólitos. Desde este segundo subterráneo, pasé al tercero, en donde visité las dos alas en que está la muestra de juguetes.
No tenía ninguna idea preconcebida, por lo que a medida que fui recorriendo las vitrinas, me comencé a impresionar y emocionar como pocas veces. Encontré una cantidad insólita de juguetes que tuve alguna vez, ni siquiera los recordaba, pero poco a poco aparecieron, el sporting club, un juego de damas más allá, ese tambor de hojalata que tanto golpeé tratando que fuera música, al igual que ese pequeño xilófono de metal que me encantaba de niño. Más adelante me sorprendí con el Metalin, un mecano de piezas rojas y azules con las que jugué tanto tiempo, así como esos rompecabezas de madera, mi lindo camión de madera, mi osito plástico, mi amada revista Mampato o mi pistola espacial que lanzaba llamaradas (por fricción) e incluso mi tenida de cowboy con cinto, balas de plástico y un gran revolver.
No podía creerlo, visité mi infancia y no sabía cuantos juguetes había tenido hasta que los ví. Una exposición llena de emociones para quienes no conocimos computadoras, videojuegos y nos divertíamos solo con mucha imaginación.
Maravillosa exposición!!!