Ya que salí un poco tarde de mi trabajo, decidí darme un regalo y cenar afuera de casa. Hace bastante tiempo que no iba al Café Candil, un sitio sencillo, muy bien atendido y ofrece algo que me encanta. Se trata del Kebab Candil, un pan pita tostado, abierto y del tamaño de un gran plato. En su interior, pollo marinado con ricas especias, lechuga, cebolla, tomate, palta y mayonesa. Una delicia de sabores!!!
No fui capaz de comerlo todo, después de todo es una pequeña bomba. Pero se agradece la abundancia y los sabores.
Tras la cena, en que aproveché de leer algunos artículos pendientes, tuve que armarme de valor. Salí en medio de un temporal de lluvia y viento (Santiasco, al menos se podrá respirar buen aire por un rato), rumbo a casa. Caminar bajo la lluvia sigue siendo para mí, un delicioso placer.
Pequeños detalles pueden ser tan disfrutables.