Choquequirao : lo mejor del 2018

2018 fue un año de pausa, simplemente dejé pasar el tiempo.  Me pareció interesante dejar que se reconfigurara el paisaje gastronómico, artístico y lo gozable de la ciudad, de manera que volviera a vivir la emoción de descubrir experiencias disfrutables.
Ciertamente conocí unos pocos nuevos restaurantes,  me repetí harto otros -de esos que disfrutas hasta el cansancio, pero siento que volvió el momento de recorrer. Mi primera experiencia en este nuevo periodo, ha sido Choquequirao.

Voy a anotar con respeto, The Raj, Cuatro bocas y el Very Kitsch, tres muestras talentosas de aspectos notables de una buena experiencia. La calidad de la comida, la originalidad y la ambientación en estricta correspondencia con los lugares mencionados. Los recomiendo sin problemas, pero vale comentar que una completa experiencia debiera combinar todos los atributos que destaco.

Pero, mi deseo es narrar la deliciosa experiencia que viví hacia fines de ese año 2018. Todo se inicia en un whatsapp con una invitación a un trekking de montaña en una zona arqueológica de la selva peruana. Un total de 10 días desconectado de todo, solo caminar y disfrutar tanta belleza. Organizamos todo por internet y un día de noviembre estoy embarcando un avión rumbo al Cuzco, el lugar de encuentro.

Ese primer día sirvió para acostumbrar el cuerpo a la altura y recorrer la ciudad. Hace hartos años que no iba a Cuzco y ciertamente se ha convertido en una tremenda industria turística, en donde no falta ninguna marca relevante. Quizás solo falta aquello que constituía el alma de una ciudad inca devenida en metrópoli turística.

Alas 4 AM del siguiente día, ya estábamos listos con nuestras mochilas y el bolso personal que cargarían las mulas (ya no estoy -otros tampoco- para cargar una mochila completa por una semana caminando montañas). Abordamos un minibus y viajamos por unas tres horas hasta llegar a Punta Carretera, el punto de entrada al parque arqueológico. Aquí comienza todo y de bajada, pues íbamos hacia el cañón del río Apurimac. Pienso que Daniel, nuestro guía, estaba dosificando el esfuerzo y midiendo nuestras capacidades en el comienzo de la aventura. Con el tiempo, estoy seguro que lo pensó todo, detalle a detalle, como un maestro.

Tras la primera noche durmiendo en carpa, desayunamos en nuestro comedor y enfrentamos lo obvio, ahora había que subir y bastante para llegar a Marampata. Un sendero fascinante por la gran vegetación que lo inunda todo. Húmedo y de gratos aromas silvestres, caminamos por un sendero perfectamente visible y por la tarde ya conocimos Choquequirao. Pero sería al día siguiente que lo recorreríamos como corresponde, admirando personalmente  aún más al pueblo inca, su ingeniería, su arquitectura y sus magnificas construcciones. Si bien no se ha recuperado ni el 30% de los restos arqueológicos, se puede y tal como lo hicimos en los siguientes días, reconocer en medio de la vegetación desatada, muchas otras construcciones que hablan de esa capacidad sorprendente de este pueblo ancestral increíble.

Una parte especialmente disfrutable del paseo era escuchar los relatos de Daniel, un verdadero guía profesional. Así conocí que Choquequirao fue el complejo hacia el cual los incas fueron en su auto-exilio, tras la rendición de Manco Inca ante los españoles. Al momento señalado, salieron todos hacia este destino, incluyendo a MachiPichu (para hacer referencia clara). De hecho, días después, podríamos ver a la distancia desde Llactapata, los caminos de montaña cortados por los propios incas para que no los pudieran seguir mientras abandonaban MachuPichu. Ciertamente, una epopeya solo encontrable en libros de historia fantástica.

Seguiríamos hacia Maizal, luego a Yanama. Un valle maravilloso de día y tormentoso por la noche. Hubo una noche en que además de truenos, lluvia torrencial y relámpagos, cayeron algunos rayos. Estos erizan los vellos y retumban profundamente en el cerro. Lo fantástico (aunque solo justificable a mi edad) es estar sentado en una silla -bastante cómoda- y protegidos en una carpa comedor  con ventanas para verlo todo en vivo y en directo.

Se me confunden los recuerdos, pero estamos en una terraza en Cuzco observando la noche estrellada y de pronto, me aparecen esas varias noches en que desde un momento con las más hermosas estrellas, se venía una carga de nubes llena de truenos, relámpagos y algún rayo y que nos recordaba de forma contundente, la increíble respuesta de la naturaleza ante la presencia de los Apus mágicos que los incas eligieron para su exilio. Noches de tormenta, noches ruidosas y mojadas, recordando la magnificencia del territorio inca.

Esta travesía que nos ocuparía varios días de deliciosas experiencias, nos hizo cómplices de algo extraordinario, la belleza de la naturaleza, sus embates furiosos llenos de la potencia de Zeus, para informarnos nuestra pequeñez y sin embargo, en cada amanecer, regalarnos un día hermoso, soleado y pletórico de paisajes imposibles de olvidar.

Hacia el final, nada podría haber sido mejor, fuimos a acampar en el terreno de las termas de Colcamayo en Santa Teresa, un final delirante, nada pudo ser mejor. Aunque tomé muchas fotografías de este hermoso viaje, les garantizo que son un pálido reflejo de lo vivido y disfrutado.


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Cambiando el foco para este 2018

Ya han pasado hartos años de disfrutes, colores, sabores, lugares y un gran espectro de opciones que he querido compartir, no tanto para otros sino para poder recordarlos y sentir de alguna manera el placer de lo vivido.

He estado los meses que ya van del 2018 pensando en donde focalizar la energía y las ganas de escribir. De paso comentar que junto a mi partner pudimos ver una buena selección de obras de teatro y danza en el Santiago a Mil, que como siempre repleta enero de opciones artísticas disfrutables. Así, desfilaron ante nuestros ojos, Die Odyssee, King Size, Natale in casa Cupiello, Locutorio, Tragedia y Comedia Latinoamericana, Próximo, El Hotel, El futuro de los hipopótamos, Frame of mind/Lux Tenebris, Democracia y La desobediencia de Marte. Desconozco si mis sensaciones devienen de mí mismo o de algo que es distinto en lo que ofreció este gran festival pues quedé con la idea que pudo ser una eventual búsqueda de sofisticación de parte de los organizadores o bien que no estaba en mi momento más lúcido, ya que varias obras me resultaron ininteligibles (sin desagrado), pero fue muy raro.

Solo me queda mencionar que La Desobediencia de Marte me pareció suprema, que las dos larguísimas obras de Felipe Hirsch (Democracia y Tragedia y Comedia Latinoamericana) pudieron ser más breves sin perder su contundencia y originalidad, que las danzas de Frame of mind/Lux Tenebris fueron extraordinarias, que me resultó grotesca como la verdad El Hotel, la sorpresa situacional de Próximo y la potencia del guión de Locutorio y así yendo hacia atrás en mis recuerdos, llegar a Die Odyssee, absolutamente genial.

Este año definitivamente ha sido sin jazz en vivo, pero completamente necesario para moderar mi bohemia (siempre disfrutable, a veces algo tóxica), pero he recuperado mi obsesión por la lectura y esas horas las he disfrutado con una larga lista de temas diversos, desde compilaciones deliciosas de graffiteros, exquisitas revistas de diseño, pasando por los libros de Yuval Noah Harari definitivamente sorprendentes, El Gen de Siddhartha Mukherjee que me puso sorpresivamente al día en lo que se sabe y hace en genética hoy en día, la claridad cruel de Slavoj Zizek en La Permanencia en lo Negativo, lograr terminar por fin el tremendo 1Q84 de Haruki Murakami (solo fue un año) y un sinnúmero de artículos que rescato de feedly.com con todo lo que me interesa. También ha sido un año silencioso en cuanto a crónicas de restaurantes nuevos, pues cada vez encuentro menos y termino acudiendo a muchos de mis preferidos que sostienen su buena calidad y me aportan una variedad destacada de sabores y placeres. No obstante, debo destacar un par de lugares que merecen una recomendación. Me refiero al restaurante de comida asiática Bambudda en pleno centro de Santiago y al rico P.F.Chang’s en Isidora Goyenechea. El primero debe ser uno de los mejores lugares que he visitado para disfrutar comida de distintos países del Asia, recomendable de todas formas no solo por el sabor y calidad sino por su buen y amable servicio. El segundo lo destaco por las buenas combinaciones, de hecho, me veo obligado a sugerir esta combinación partiendo por unos buenos y secos  Kir Royale acompañando una entrada Dynamite shrimp, seguida de los platos Beef with brócoli carne al ajo, jengibre, cebollín  junto al Pepper steak, un buen trozo de res al wok con pimentones rojos y verdes, cebolla, ajo y algo de  pimienta negra, Servido y bien acompañado de un carmenere reserva Casas del Bosque. Una delicia repetible. En todo caso doy por descontado que todos conocen el Juan y Medio en Plaza Brasil y Las Vacas Gordas muy cerca de ahí.

También quiero poner en el lugar merecido un par de recitales electrónicos imperdibles, del gran Bonobo y el «por fin realizado» recital de Jean Michel Jarre. Sigo creyendo que la creatividad mezclada con electrónica tienen universos de exploración sensorial inacabables y deliciosos.

Sin embargo lo que más rescato de este largo periodo  ha sido mi afán de hacer crecer mi colección de graffitis, los cuales mes a mes dejo registro en www.krrtrekking.cl. La explicación es curiosa o quizás mágica.

Por esas cosas extrañas  del destino, mi lugar de trabajo se trasladó al poniente de santiago, lo cual me puso en contacto directo con la enorme producción de graffitis de los viejos y lindos barrios Yungay, Brasil, Matucana y Quinta Normal. Este acto involuntario me puso en el núcleo creativo del graffiti y cada vez que mi tiempo lo permite, doy vueltas por esas calles rescatando el hermoso y generoso arte callejero.

 

 

 

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Filetes del último trimestre : adiós 2017

Me siento obligado a confesar que he dedicado poco tiempo a escribir y no quiero pasar a otro año sin registrar algunos filetes disfrutados antes que queden sepultados en mi olvido. La memoria cada vez me es más esquiva y estos buenos recuerdos los necesitaré más adelante. Entonces, ahí vamos con un recuento breve de lo disfrutado.

Fue por el año 1997, 20 años atrás, que estuve en este concierto homónimo y casi no sentí el paso del tiempo. «El gusto es nuestro» es como una fiesta con viejos amigos que se turnan para cantar y conversar del tiempo pasado, de buenos recuerdos y sobretodo para celebrar la vida que aún nos queda. Disfrutamos cada canción, cada comentario y el prodigioso despliegue de imágenes que adornó el fondo del escenario y sumó más poder al espectáculo.

Poco tiempo después, por motivos laborales afortunados, me trasladé a la hermosa ciudad de  La Serena a una reunión de esas llamadas importante y que hice coincidir con días no hábiles para disfrutar unos días en el norte chico. Me alojé en un balneario del banco, mismo lugar en donde habría de ejecutarse la reunión. La gracia es que está a pocos metros de la costanera playera y en una zona de restaurantes que por supuesto no dejaría pasar sin disfrutar. En el tiempo libre que conseguí, realicé una intensa cacería de graffitis que me llenó el corazón.

Un espectáculo que no podía perderme fue la tocata del extraordinario grupo Santiago del Nuevo Extremo para celebrar 40 años. Ya casi todos mis grandes recuerdos tienen décadas de antigüedad y sin embargo, me siguen gustando tanto. Aquí les dejo unas fotos de esa exquisita revisita a otros tiempos de mi vida.

Si de emociones del pasado se trata, una fortuita congregación de teléfonos en el whatsapp generó que, en pocos días, me reencontré con mis compañeros de colegio, con quienes broma tras broma (además de esa inevitable adicción a las fotos hot) acordamos realizar una improvisa Junta de Ignacianos en la cava de la Confitería Torres (un delicioso subterráneo para encuentros notables en el clásico lugar de Alameda con Dieciocho). Si bien estamos próximos a cumplir 40 años desde que salimos del colegio, me sorprendí que el paso de décadas no nos cambiaron tanto (salvo las canas, la falta de cabello, las barrigas  y las historias personales). Por cierto, en los acalorados días de elecciones presidenciales, terminé por saturarme de opiniones no compartidas, entiendo la legitimidad de ellas y la evidencia clara que en Chile convivimos con visiones bien opuestas. Todo lo cual no me impide sentir un enorme cariño por mis viejos compañeros, ya nos veremos nuevamente.

Un espectáculo que esperaba ansioso fue el recital con nuevo disco del sorprendente maestro Sabina y como todo tiene plazo, llegó el ansiado día. No pude dejar de solidarizar con el título «Lo niego todo», pues cuando la vida es larga y productiva, es necesario tener la opción de negar, aunque sea en broma. Un recital formidable con un Sabina renaciente no solo en talento sino en presencia. Además del nuevo disco, Sabina con maña bien pensada, nos hizo disfrutar sus temas de antología, lo cual agradece todo mi ser.

Si bien, tuvimos la oportunidad de ver hartas obras de teatro en este periodo, no puedo dejar pasar una obra magnífica de Egon Wolff, revisitada por el gran Marcelo Leonart. Se trató de Flores de Papel, tan contemporánea como muchas, pero que ponen de forma mayúscula lo potente que puede ser el malentendido, la casualidad de los encuentros y las distancias que existen en la comunicación. No, no bastan las flores de papel para construir los puentes entre las personas, hay demasiado daño acumulado y  sin embargo, una vez más es necesario intentarlo. Emocionante!!

Finalmente, seleccioné un viaje a Iquique que realicé para estar con mi buena compañera y disfrutar ese norte playero que Chile prodiga con facilidad. Considerando que ella viajaba por trabajo, acordamos una combinación ingeniosa para poder disfrutar en común algunos días y romper esas rutinas que el sistema tanto empuja y que en nuestras vidas debemos cambiar.

Adiós 2017, ya viene un enero sobrecargado de buen teatro para disfrutar!!

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Casa Galos y Casa Luisa : maravillas de Valparaíso

Originalmente habíamos planificado para el fin de semana largo de este agosto irnos a disfrutar Valparaíso, pero debimos postergar por fuerza mayor, así que canjeamos la reserva para el fin de semana siguiente con la ventaja de tomar la mejor habitación del Casa Galos en cerro Alegre.
Conocemos muchos hoteles boutique en Valparaíso, pero Casa Galos nos sorprendió. No solo es hermoso sino que tiene comodidades inesperadas además del excelente servicio. Cuenta incluso con ascensor a pesar de tener solo tres niveles incluida una terraza impresionante, una de las mejores vistas de la bahía y ciudad. En lo personal preferí siempre usar las lindas escaleras de madera y así tener la oportunidad de disfrutar el buen diseño y la decoración cuidadosa y elegante. En cada nivel hay patios y salas de estar, un verdadero oasis.

La primera noche fuimos a cenar a uno de nuestros restaurantes favoritos, el Concepción. Como siempre,  delicias que se agradecen. Al siguiente día fuimos a conocer Casa Luisa, un restaurante que avistamos el día anterior y que nos habían recomendado. Un sitio pequeño y acogedor, pocas mesas y atención muy gentil. La carta resultó ser una maravillosa historia del origen del lugar, una familia antigua y en donde cocinan sus propias recetas dos generaciones.

La primera sorpresa fue un appetizer formidable con una sopa y un acompañamiento con base de rúcula, queso de cabra, zuchini decorado con repollo caramelizado, aceite de oliva y especias. Increíble!!. Esto aterrizó en nuestra mesa justo después de llegar los aperitivos, un sour y un negroni impresionantemente rico.

Para los fondos, fuimos por las pastas caseras. Mi compañera se encantó con unos agnolottis rellenos de carne mechada con una salsa crema al carmenere adornado con un toque de queso azul y para mí unos ravioles negros rellenos de pulpo, queso crema, ciboulette, sazonados al ajo y aceite de oliva, adornados con grandes camarones y trozos de pulpo. Acompañamos estas delicias con una botella de Tinta Tinto cabernet sauvignon.

Los postres fueron otra sorpresa, para mí un brownie rodeado con berries y una bola de helado encima y para ella un culan relleno de lúcuma y toffee con helado de vainilla, manjar y pequeños merengues. Después de tanto placer gastronómico, fue bienvenido beber un buen café negro. Trip Advisor ubica en el puesto 2 de 393 restaurantes en Valparaíso, lo cual respaldo absolutamente. Es magnífico.

Al atardecer, la cita fue en la terraza del hotel en donde una pareja de jóvenes músicos nos deleitó con un concierto de jazz vocal acompañado solo de una guitarra eléctrica. Un gran momento, a pesar de las ráfagas de viento que sentimos.

Al siguiente día nos fuimos a almorzar al Pasta e Vino ubicado en el hotel Gervasoni. Allí partimos con unas bruschettas de locos y papas hilo y un pimentón relleno con queso de cabra, camarones y cilantro envueltos en masa philo. Seguidamente, nos fuimos por la especialidad, Pastas!!. Ella prefirió un ravioli de locos con salsa cremosa de parmesano y sauvignon blanc y en mi caso un plato de ravioli de habas salteado con camarones y reducción de naranja,  todo bien acompañado de una botella de Tabali Pedregoso Syrah.

No fuimos capaces de comer postre así que pasamos al café y completamos los placeres de este viaje que llegaba a su término.

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Route66 : sorprendente disfrute al almuerzo

A pesar de mi afán en descubrir nuevos sitios de disfrutes no siempre hay tiempo suficiente para ello. No obstante ello, sigo siendo asiduo visitante de los restaurantes que mantienen la calidad original y que por cercanía u horarios me permite repetir la experiencia de buena gastronomía y servicio, aunque ya no comente esas repeticiones.
Por suerte, de vez en cuando aparece algo nuevo para probar y este día en que me juntaba a almorzar con mi gran amiga Carla, nos topamos con el Route66 en el barrio El Golf.
El sitio ubicado en una esquina de Isidora se anunciaba elegante por su fachada y no dude en decidir ingresar. Espacioso, con mucha madera y telas en los muros y una gran barra al centro, me hizo brillar los ojos y avivar el hambre que llevábamos, al ritmo de buena música lounge.
Ya ubicados, rápidamente nos ofrecieron la carta y partimos pidiendo esos kir royales que acostumbramos como aperitivo. Insistí en que usaran poca crema de cassis, pero no fuimos totalmente escuchados. En fin, es de esos detalles que muy pocos barman toman en cuenta.
De la carta, muy americana pero combinada con otros sabores más internacionales, elegimos para compartir unas quesadillas con trozos de pollo, queso, salsa pico de gallo, crema y guacamole.
Para los fondos, a sabiendas de los gustos de mi amiga, le sugerí que seleccionara el lomo liso a las pimientas con champignones grillados que acompañó con unas papas al horno. Aceptado de inmediato!!.
Para mi plato, tuve dudas, pero no resistí la tentación de probar las hamburguesas caseras y me inscribí con una doble deluxe que venía acompañada de papas fritas. (de vez en cuando rompo las reglas). También revisé la carta de vinos y pedí una botella de ese rico malbec mendocino Finca La Linda.

Solo mirando la fisiología facial de Carla supe que su plato estaba muy bueno. En mi caso, además de sabroso era definitivamente gigante y no fui capaz de comerlo todo. En fin, un almuerzo exquisito, conversado y muy bien atendido.

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Varanasi : un acierto invernal

El día después de la gran nevazón que cayó por Santiasco, salí a recorrer la ciudad blanca, calles y tejados con nieve es un espectáculo tan poco habitual que valía la experiencia de caminar esa helada mañana. Ver el Parque Metropolitano nevado debe ser una de las bellezas que me faltaba mirar. Caminé hasta el Parque Bicentenario siguiendo la ruta del río Mapocho y ya cuando llegué al barrio Alonso de Córdova, decidí que era un buen momento para visitar las salas de arte que abundan en la zona. Me entretuve con la variedad de pinturas originales de artistas famosos y otros menos conocidos, pero al fin y al cabo, arte en muchos formatos.

Más tarde y ya con cierta sensación de hambre, llamé a mi compañera y la invité a almorzar en algún restaurante por allí. Usé las palabras mágicas, vamos a ir a un lugar que no conocemos!!

Efectivamente, una vez que nos encontramos elegimos ir hacia el pasaje Mañío para encontrar el Varanasi, restaurante que se anuncia como un Soul food bar y considerando la original presentación y diseño del local, nos instalamos.

Partimos disfrutando una Sangría que acompañamos con unas Samosas deliciosas. La carta marcadamente vegetariana, incluso vegana no fue obstáculo para que cada cual eligiese algo especial y apropiado. Ella pidió un Curry con merluza y camarones, mientras que yo me entusiasmé con una Plateada de cocción lenta con verduras asadas, un plato bastante liviano pero sabroso. De la carta de vinos seleccionamos un ensamblaje Chamán de carmenere y cabernet sauvignon, perfecto para la ocasión.

Nos declaramos sorprendidos, la cocina exquisita y la atención impecable. Totalmente recomendable!!

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Dos viajes con disfrutes impensados

En realidad han pasado más de dos meses desde que escribí el relato anterior adoleciendo de paciente flojera, pero me iluminé cuando ví que podía hacer un continuo con lo mejor de este periodo silencioso.

Fue necesario acabar con una de mis creencias, mas bien una cierta convicción rebelde, acerca de no visitar Europa hasta haber conocido por completo Latinoamérica. Pues bien, a inicios de mayo nos largamos a visitar España y Portugal. España porque era lo que más quería mi compañera y Portugal impulsado por las descripciones que me imaginaba de Lisboa en los libros de Pessoa.

Viajamos a Madrid para tomar un avión hacia Barcelona en donde nos esperaba un lindo hotel boutique, nuestro primer refugio en esta hermosa ciudad. Ya instalados salimos a pasear y hacer un reconocimiento de orientación.
Por la noche nos fuimos a disfrutar el barrio gótico, un laberinto errático lleno de construcciones antiguas y de gente variopinta. Durante el regreso, ya muy tarde, vivimos con mucha adrenalina, un intento de asalto que azarosamente fue bloqueado por la aparición de una patrulla policial que persiguió a los 3 desafortunados asaltante por las angostas calles del barrio.

Al otro día comenzamos el descubrimiento de Gaudí, partiendo por la Pedrera mejor conocida como Casa Milá. Una belleza arquitectónica sorprendente, la que a pesar de los años, se puede poner en la vanguardia de la modernidad. También visitamos durante la estadía en Barcelona, el Park Güell y evidentemente la imperdible Sagrada Familia.
Desayunos, almuerzos y cenas nos permitieron disfrutar la buena gastronomía y degustar unos cuantos vinos formidables.

Uno de los sitios sorprendentes que pudimos visitar fue Tarragona, sede de lo que fue una ciudad romana y que se conserva buena parte de manera espectacular (reconstrucción mediante). Increíble fue caminar por el acceso de las cuadrigas, carros tirados por caballos que fueron la delicia de los romanos del siglo I DC. En uno de los cuartos de piedra fue posible observar un vídeo que muestra como fue la ciudad original, con su anfiteatro, las instalaciones de la nobleza y el circo en toda su magnificencia.

Otro lugar digno de visitar fue el Acuario, en donde pudimos caminar bajo el agua mientras tiburones desfilaban lujuriosos por sobre nuestras cabezas. Toda una experiencia!!.

Viajamos hacia Madrid para pasar algunos días y aprovechar la ventaja de haber comprado, por internet por supuesto, las entradas a los extraordinarios museos Del Prado y Reina Sofía. Verdaderamente impresionante ver piezas originales de centenas de años, como el tríptico El Jardín de las Delicias de El Bosco, todas en perfecta conservación. También rescato el original de Guernica y la historia de dicha obra que llena una de las salas del Reina Sofía. La verdad que se requieren varias horas para admirar tantas obras artísticas que solo conocía en fotografías. De hecho, siempre pensé que ambas obras eran de pequeño formato (una idea infundada) y me dejó boquiabierto verlas en su real tamaño.

El museo que nos asombró y que no teníamos considerado fue el Arqueológico. De un nivel técnico y de producción superior a todo lo que habíamos visto antes. Cada vitrina contaba con un pequeño vídeo documental que daba contexto y explicaba en diversas lenguas lo que se exhibía. De otro nivel!!

Días después partimos hacia Lisboa, cuna de Pessoa y mi deseo cumplido. Lisboa es una ciudad antigua, noble y hermosa. Las calles pavimentadas con trozos de rocas negras y blancas que forman diseños que imagino crearon manos obreras hace muchos años. Edificios con azulejos llenos de historia, muchos construidos después del único terremoto de esa zona de Europa hacia 1755 y que obligó a renacer a esta ciudad a orillas del río Tajo.

Una ciudad tranquila y que además pasa un buen momento económico, lo cual se refleja en la intensa actividad de la construcción. Zonas antiguas dan paso a hermosos barrios modernos con edificios sofisticados pero con gran armonía. Lisboa debe ser la ciudad que más caminamos, a la cual añadimos Sintra, Porto y el barrio de Belem. En Sintra visitamos el castillo del rey, en estricto rigor la casa de veraneo, además del punto más occidental de Europa de cara al Atlántico. Porto no cabe duda que es conocido por ser la fuente de la producción del licor Oporto y por la gran cantidad de puentes sobre el río Duero. En Belém la maravilla del Monasterio de los Jerónimos, patrimonio de la humanidad construido a partir del 1500.

Un imperdible de Lisboa es el Oceanario, la colección viva de flora y fauna marina de cada uno de los principales océanos del mundo. De hecho viven más 15 mil especies y es el segundo acuario más grande de Europa.

Un largo viaje de regreso nos dejó nuevamente en Chile con muchas historias y disfrutes impregnados en el cuerpo. Que rico es viajar!!

Unos días después de mi regreso,  tuve la oportunidad de viajar a ciudad de México (DF) para atender un seminario de transformación digital. Me recibió esa gigante ciudad con días de gran congestión vehicular y noches de tempestad, pero con el agrado de compartir con profesionales de América Latina empeñados en los cambios que deben realizar los bancos para ponerse a la altura de la digitalización que vive la humanidad. La actividad profesional no fue excusa ni estorbo para poder visitar algunos buenos restaurantes (Malasartes, Sonora Grill y Anatole), comprar libros (El Sótano) y reconocer varios lugares que visité años atrás. En Malasartes probé unos chiles en nogada magníficos bien acompañado con una botella de curioso nombre Yo Soy y también un helado mamey. En cambio en Sonora Grill me fui por una gigante milanesa de Arrachera con un tremendo vino como su nombre Gran Ricardo y al postre un budín de higo excelente. En la salida con otros asistentes al seminario, probamos el Anatole en donde compartimos un desfile de tacos Filete Tuétano, Cochinillo, Atún Pastor y Villamelón, además de varias cervezas Bohemia.

Un lugar que destaco en la ciudad y que merece ser visitado es el Museo de la Memoria y la Tolerancia, un recorrido tremendamente emotivo por la crueldad del ser humano y la necesidad de reflexionar sobre nuestra capacidad de ser tolerantes.

Hasta la próxima!

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Accidentado y divertido regreso del Magma

Un domingo que no lograría subir a la montaña por no poder conseguir transporte, se ha hecho lamentablemente habitual. Sin embargo, eso no significa que renuncie a realizar actividad física y acercarme a la naturaleza furtiva que se encuentra en los alrededores de la región metropolitana.

Al teléfono nos pusimos de acuerdo con mi amigo Luna para ir a almorzar al Cajón del Maipo en cleta. Además de ser sorprendido con la oferta, Luna no dejó de pensar un instante en que habría rica comida. Estoy seguro!!

Lo pasé a buscar con mi amada cleta a su departamento y para sorpresa mía, ya estaba en la entrada de su edificio esperando. Mochila, casco, guantes y su cleta, todo en orden. Solo tuvo que ir por unas mangas para asegurar no pasar frío, ya que este día pintaba algo fresco.

Partimos por ciclovía Lyon, conectamos con ciclovía Simón Bolivar, seguimos por Chile España y finalmente el largo recorrido por Macul y avenida La Florida. Ingresando a la avenida El Volcán, nos detuvimos por primera vez a gozar de un rico mote con huesillos, una parada clásica en mis rutas al Cajón del Maipo.

Ya repuestos y bien hidratados, retomamos el camino para detenernos muy pronto pues su cleta mostraba bastante desinflada la rueda trasera. Bombín mediante la repusimos, aunque notamos con cierta preocupación que la cámara se presentaba bastante deteriorada y delgada.

Tras una nueva detención por el mismo motivo, decidimos que adelantaríamos el momento del almuerzo, después de todo ya era tarde y el hambre arreciaba.

Continué pedaleando hasta encontrar algo interesante y que esta vez fue un letrero secundario en donde se encuentra el acceso al balneario El Añil, el cual hablaba de un restaurante de nombre Magma perteneciente a www.casamaipo.cl, un sitio que no conocía y que me pareció seductor.

Ingresamos por un camino de piedrecillas hasta unas construcciones de bella madera en donde estaba el restaurante.
Nos atiende una linda muchacha tras una espera algo prolongada, a quien pedimos unas cervezas. Nos cambiamos las sudadas poleras por un recambio seco y nos preparamos para disfrutar un buen almuerzo.

Heladas cervezas, unos calientes panecillos y pebre dieron el paso a nuestros platos de fondo, unos fetuccinis sepia con salsa de mariscos para Luna y de excelente pesto para mí. Sumamos una botella de buen carmenere del valle de Cachapoal para completar el disfrute.

Una larga conversación acerca de museos y buenos lugares para visitar en España (próximo destino filetario), hasta disponernos para el regreso.

Cuando tomamos las cletas, con estupor evidenciamos que ambas ruedas de la cleta de Luna estaba desinfladas. Allí comenzó la debacle, pues al sacar la cámara de la rueda delantera notamos que tenía dos perforaciones provocadas por unos trozos de alambre que estaban incrustados en ella. Como Luna es previsor, traía una cámara de repuesto la que por cierto usamos de inmediato como reemplazo. Pero al sacar la cámara de la rueda trasera, vimos que presentaba al menos (por ese momento) dos orificios. Así que usamos los conocidos parches de emergencia y creímos haber salido del trance. Sin embargo, al inflar la rueda trasera, seguía perdiendo aire. Ohhh, mala fortuna, encontramos otro orificio, el cual también parchamos y por precaución, decidí usar mi envase de «vómito verde» (látex para reparación), pero ahora se sumó que no inflaba. Años de estudios de ingeniería, nos condujeron a volver al basurero para recuperar la cámara que habíamos botado para conseguir el reemplazo de válvula dañada y así pudimos inflar por fin la rueda.

Orgullosos de la proeza, nos bebimos otras cervezas y un buen café negro y salimos pedaleando nuevamente por avenida El Volcán y en pocos kilómetros otra vez Luna vocifera ininteligibles palabras para indicar que nuevamente la rueda trasera estaba desinflada. Volvemos a desarmar para ver que los parches se habían perforado nuevamente. Aquí ya nos pusimos nerviosos, se habían acabado los planes de contingencia y no era posible seguir pedaleando.

Con mi buen estado de ánimo, propuse caminar un poco hacia el pueblo cercano para conseguir una solución (la que fuera!!). Nos acercamos a unos paisanos quienes en semiserio nos dijeron que la única opción sería caminar hasta un supermercado más adelante, donde quizás habían cámaras de repuesto.

Ok, nada es mejor que tener desafíos.

Caminamos varios kilómetros y llegamos al bendito lugar. Luna camina presuroso para comprar la solución. Fumé un par de cigarrillos mientras esperaba y llegó con un neumático nuevo, un tarro de neoprén y con la evidencia que no habían cámaras en venta. Uffff!!!

Bueno, despegamos los parches, embadurnamos con neoprén y volví a pegar mientras Luna iba por cinta de embalaje para cubrir los parches como medida accesoria. Genial!!!, por fin ambas ruedas de la cleta de Luna inflaron bien y pudimos reiniciar el regreso a casa. Hay que destacar que pasaron 2 horas al menos desde que salimos del restaurante.

Dado que la luz solar se extinguía, pedaleé al tope en un descenso vertiginoso hacia la ciudad, chequeando de vez en cuando si Luna venía atrás. Sin problemas!!

La artificiosa solución había funcionado y cuando llegamos a la intersección de la ciclovía Pocuro con Pedro de Valdivia, respiré tranquilo. Misión cumplida!!.

Volví a casa, cansado y de noche pero con una gran sonrisa de satisfacción tras una aventurado día.

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Cena y buen jazz para disfrutar

Por medio de mensajes nos pusimos de acuerdo con mi hermano para ir esa noche al jazz tras un largo tiempo sin vernos. Pelao (mi hermano) está en modo privado, es decir, sin vida en redes sociales y cuidando su privacidad.

Partimos por ir a cenar a El Caramaño en barrio Bellavista, un sitio que recuerdo desde mis tiempos universitarios y que curiosamente mi hermano no conocía. Partimos con el trago de la casa Caramañazo mientras disfrutábamos un oreganato (provoleta derretida al orégano). Luego sumamos la Reineta a la diabla acompañada de puré y otra con papas doradas, una botella de sauvignon blanc de valle Casablanca y un buen cierre con café negro.

Salimos satisfechos con la mirada puesta en el show de jazz que venía en nuestro querido Thelonious. Allí nos recibió afectuosamente como siempre el magnífico Erwin, quien nos consiguió de inmediato una mesa, a pesar que estaba lleno el lugar.

La función de hoy estaba a cargo de Nelson Oliva Quinteto para su bien logrado homenaje a Art Blakey and The Jazz Messengers. Una delicada y bien seleccionada porción de temas para deleite de los amantes del jazz. Aquí un registro fotográfico del filete https://www.facebook.com/mavaria/media_set?set=a.10155206696043707.1073741864.642853706&type=3

Una noche exquisita que terminó con una intensa sesión de conversaciones en mi departamento hasta avanzadas horas de la madrugada.

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Un nutrido y disfrutable día de marzo

Tan rápido que pasa el tiempo!!!. Almorzar con mi gran amiga Carla es un disfrute especial que he tenido por más de 20 años. Esta vez la pasé a buscar para ir al Due Torri (Isidora) que curiosamente no habíamos visitado.

Nuestra complicidad de años se pone a prueba fácil, pues al pedir un aperitivo al unísono pedimos Kir Royale. Para acompañar este primer momento, pedimos un appetizer jamón crudo y queso padano, exquisito!!.

Para los fondos, ella eligió un filete salsa pimienta con panache de verduras mientras yo preferí el filete Paillar y papas chaucha, todo lo cual se benefició con una botella de cabernet sauvignon Tabali. Un almuerzo sabroso y lento en que nos pusimos al día tras meses sin vernos.

Cerramos con un buen café negro, como suele ser el rito de la amistad.

Por la noche, al teatro con mi compañera a ver la obra argentina Los Monstruos, con los sorprendentes Natalia Cociuffo y Mariano Chiesa. La relación de padres e hijos retratada de forma genial, no solo por el tremendo guión, una actuación impecable sino también por las exquisitas canciones. Que bien canta Natalia, es sorprendente!!.

Claudio, «padre soltero» de un chico muy extraño. quién frecuentemente lo pone al límite. En cambio Sandra, madre con marido «inútil» y delirios de grandeza lucha con el inusual comportamiento de su hija. Ambos hijos asisten al mismo colegio, tras un periplo por otros establecimientos en donde no tuvieron buenos resultados. La compleja trama nos va adentrando poco a poco, en la poco feliz realidad de los pequeños, ambos tironeados por sus progenitores para satisfacer los parámetros de la normalidad en este mundo anormal.

Como solemos hacer, del teatro a la cena en el Pinpilinpausha (Isidora), restaurante que conocí cuando niño cuando mi viejo me llevó a almorzar al local que hoy ocupa el bar nacional 3 (Matías Cousiño). Buena atención en una noche exquisita y con un tremendo tema de conversación. Como sobrevivir a los hijos sin morir en el intento.

Cenamos, un congrio con costra de ajo sobre cortes de papas que elegí mientras ella eligió unas croquetas de congrio. La mejor combinación con vino fue un pinot noir matetic que resultó fantástico. Tras la pausa larga de esas buenas conversaciones sobre teatro, disfrutamos un cheesecake y mi delicioso mousse tres chocolates.

Ok, tras los placeres gastronómicos es siempre bienvenido un buen café negro, para cerrar un día fantástico.

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