Hace mucho tiempo que no regresaba a este sitio que formó parte relevante de mis incursiones muy nocturnas en el pasado. Claramente no es un lugar de cenas sino de contención de ataques de hambre (que sufro a menudo) y esta noche se desató esa imperiosa necesidad que puedo apaciguar aquí.
Si bien han cambiado casi todos los mozos, la oferta del lugar sigue siendo la misma y es lo que esperaba. Elegí lo de siempre, un kebab Candil, mi favorito, un gran pan pita relleno con esos cortes de pollo asado en la espada, repollo, tomate, cebolla, palta y mayonesa. Qué delicia!!
Por supuesto que acompañado de un buen trago, un Havana Añejo mientras observaba una sorprendente selección de videos musicales de los 80. Tantos años que dejé de ver TV, pero una gran cantidad de video clips los reconocí al toque, lo que me sorprendió gratamente.
Candil, sigue siendo una gran solución al hambre urgente