Cenar algo rico y en un sitio nuevo es una tentación que pocas veces resisto y esa noche quería cocina mexicana, por lo que mis pasos fueron directo al barrio Condell en donde hace pocos meses vi nacer este bar restorán.
Si bien se presenta como bar, en realidad es un buen lugar para comer. Una casa de dos pisos que antes ocupó la interesante cocina de autor del restorán Suquet (duró muy poco, no?), fue delicadamente ambientada para dar vida a este nuevo lugar.
En la entrada un bonito juego de aguas, en las paredes murales, dibujos en papel de envolver y muchos soles de greda y madera. Rápida atención y ya tenía mi aperitivo, un Sunrise (tequila, naranja y granadina) acompañando un pote de guacamole y nachos. Sobre la mesa, papel de envolver y un conjunto de lápices de cera, para rayar a gusto.
La carta con muchas variedades de tequila, cocktails, sangrías y cervezas. Entradas desde guacamole, pasando por ceviche, ensaladas, tacos, platos fuertes, enchiladas, fajitas y un gran etcétera. Nada de Tex-mex, comida mexicana de verdad.
La cocina al fondo tras una vidriada vitrina, la música llena de baladas y artistas mexicanos y otros no tanto (Beto Cuevas). Pedí unos tacos del pastor (carne marinada con mucho picante y piña) y unos tacos bistequeso (carne asada con queso y pimiento). Potentes platos que merecían un rico vino y la carta de vinos traía una sorpresa, un syrah Tuniche 2007 del valle de Cachapoal, exquisito!!!.
Cené al calor del ají y la música hasta la hora del postre, un pastel de elote (maiz) con coulis de fresa, delicioso. Fue necesario un buen café negro para cerrar esta potente cena.
Qué rica es la comida mexicana!!!