Hace unas semanas atrás inicié un nuevo tipo de disfrute que llamé biketrekking y que me permite disfrutar Santiasco en mi cleta. Una variante que me gustó es hacer un chequeo vivencial de las ciclorutas y de ahí que relato a continuación mi segunda auditoría.
Partimos el paseo por la linda ciclovía de Pocuro, probablemente la mejor lograda de todas las existentes en Santiasco. Conduce rápida y disfrutablemente hasta Tobalaba, cruzando miradas con muchos usuarios de la ruta y hasta un pequeño percance con una hermosa chica en patines que se cae estrepitosamente (sin daños) enfrente nuestro.
Cruzamos Tobalaba y allí nace otra ciclovía por Isabel La Católica (lo sería?), esta vez por la calle pero bien señalizada y con una protección de topes de goma. Allí vi el primer semáforo para ciclistas en este recorrido, que lindo!!. Un detalle que te hace sentir considerado.
La cicloruta termina en Américo Vespucio, pero allí en forma natural se dispone de una ciclovía por dentro del parque central. Gente corriendo, otros aprovechando las barras de ejercicios o simplemente caminando en un día soleado y hermoso. salvo por el cruce en avenida Colón, es un trayecto seguro y bien señalizado que nos lleva hasta el sector de la Pirámide. En este sector ya no existe ciclovía, pero con un poco de ingenio y cierto arte de evitación de obstáculos, nos lleva a la entrada del maravilloso Parque Metropolitano.
Nos adentramos en el Parque, ascendiendo por sus lindos caminos y deteniéndonos para tomar fotografías de las flores y árboles en primaveral esplendor. Un mote con huesillos, fresco intermedio y descendemos rápidamente (51.6 Km/hr marcó mi velocímetro) hacia el sector de Pedro de Valdivia Norte.
Ya en el plano, enfilamos hacia el sector de Bellavista, deambulando libremente entre sus calles hasta encontrar en Santa Filomena con Pío Nono, un nuevo segmento de ciclovía. Bastante práctico, nos dejó en el Parque Forestal y allí enrumbamos hacia el Bellas Artes. Cada día está más lindo este parque, uno de mis favoritos.
En el taquillero sector de Bellas Artes, un nuevo stop, ya que las cervezas belgas y alemanas son una delicia que no dejo pasar. Nos bebimos una cerveza alemana exquisita en el Psicosis, antes de seguir hacia calle Carmen. En la intersección con calle Curicó, nos separamos y decidí continuar mi auditoría por la ciclovía que ahí comienza.
Quedé francamente sorprendido de la falta de educación de los automovilistas que sin asco, se estacionan en la ciclovía. me divertí fotografiando a la mayoría de los autos que encontré. El caso más patético y broche de oro de la oligofrenia de algunos, fue un tarado y amigotes haciendo una parrillada en la ciclovía (imagino que para no ahumar su casa). No pude sacar la fotografía porque corría riesgo mi integridad física. En fín, hay algunos ejemplares interesantes no?.
La cicloruta, bastante buena salvo por la necesidad de esquivar árboles, letreros y autos me llevó hasta la avenida Las Industrias en la comuna de San Joaquín. Si bien había una continuación, el hambre pudo más y decidí regresar.
Retorné hasta encontrar la ciclovía que va por el parque central de avenida Matta, una ruta bastante bien lograda y que termina en Vicuña Mackenna, aunque me puso rápidamente en el Parque Bustamante, en donde pude comenzar la última fase de mi biketrekking.
Comencé a zigzaguear por las calles, disfrutando la diversidad arquitectónica de este sector entre Providencia y Ñuñoa, hasta que conseguí ensamblar en la ciclovía de Antonio Varas y llegar a casa.
Conclusiones de la auditoría : no existe conectividad entre las ciclovías (bueno, ya lo sabíamos), el principal problema es la falta de educación (de los motorizados y otros) y que a veces la ciclovía, es más un discurso políticamente correcto que una realidad funcional para el ciclista. Con todo, igual es disfrutable el paseo.